El ex presidente Hipólito Mejía descartó la posibilidad de acudir como candidato a senador por Santiago, con la afirmación de que no tiene temperamento para ser legislador.
Mejía reafirmó, no obstante, su decisión de contribuir al triunfo electoral en esa plaza del Cibao, así como por la candidatura presidencial de Abinader.
Señala que no tiene temperamento para ser legislador, a pesar de que en el año 1982 aceptó la candidatura en esa plaza por petición de José Francisco Peña Gómez y del presidente Antonio Guzmán.
“Pero realmente, yo nunca he tenido un convencimiento ni inclinación hacia la parte legislativa, no lo tengo”, afirmó Mejía en un comunicado distribuido por su equipo de prensa.
Precisa que su práctica no es para sentarse en un hemiciclo a escuchar teorías, ya que nació en un ambiente práctico, de hacer las cosas en el justo momento.
“Yo nací para decidir y hacer cosas, no para discutir conceptualmente, y esas son limitantes para el Congreso”, dijo Mejía. Acudió a una expresión que hizo pública el ex presidente del gobierno español Felipe González, de que un ex presidente es como un jarrón chino en un apartamento pequeño: “no hay donde meterlo”, con lo que él está de acuerdo.
Por eso, ratifica, nunca lo verán en una posición en la que no debe, como ha ocurrido en manifestaciones de masas o caminatas del candidato presidencial del PRM, porque no es él sino Luis Abinader el protagonista.
Sostiene que su pasión es por la agricultura, área con la que quiere contribuir al saneamiento y crecimiento, al afirmar que ese renglón es la vía más expedita para salir de la miseria que produce el éxodo rural y con ello la marginalidad social que crece en los barrios.
Dijo estar convencido de que su aporte en la política deberá concentrarse en el campo agrícola, del medio ambiente, los frutales, vegetales, sobre todo, en la búsqueda de soluciones para prevenir insectos “que se propagan por la mala política en el sector”.
Explica que ese sería su papel en un futuro gobierno del PRM, organización “que parió, pujó y sigue manoseando”.
Al referirse al caso Fello Suberví, el ex mandatario mostró su disposición de intervenir para solucionar el impasse surgido en el PRM por la candidatura a la alcaldía del Distrito Nacional, al valorar el diálogo como la vía más idónea para solucionar las diferencias.
Mejía aunque respeta su decisión, consideró un error de Rafael Suberví Bonilla (Fello), acudir por ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) a dirimir un asunto que está claro en los estatutos de la organización.
Recuerda que durante años mantuvo serias diferencias con Hatuey Decamps, el propio Fello Suberví y Milagros Ortiz Bosch. Sin embargo, desde hace 20 años son sus hermanos, con los cuales mantiene muy buenas relaciones.
Expone no estar de acuerdo con el método utilizado por el ex alcalde del Distrito Nacional para alcanzar de nuevo esa posición, por entender que las posiciones hay que ganárselas.
Explica que todos en el PRM saben que el diputado y precandidato a alcalde del Distrito Nacional, David Collado, está con él y, sin embargo, no apeló a esos afectos para imponerlo por no afectar “siquiera con el pétalo de una rosa a mi hermano Fello Suberví”.
Resalta que en el PRM existen reglas claras en sus estatutos, que hay que respetar, lo que también dijo a David Collado, al tiempo que se autoproclamó un guardián de las reglas de juego.
Subraya que no renunciará a sus afectos y cariño hacia ambos dirigentes políticos, pero tampoco apoyará métodos que se consideran superados en la política dominicana por parte del PRM.
Manifiesta que ha dicho que Fello se merecía la candidatura a Alcalde y cualquier otra posición, pero que debía ganarla, lo mismo que ha dicho a su hija Carolina y a su nieto Juan, quien llegó de los Estados Unidos graduado en Ciencias Políticas.
“Fue un error, porque ese es un tribunal que está formado por pelafustanes, que nos han castigado con 40 expedientes. Yo no le tengo confianza a ninguno de los que están ahí”, expresa.
Mejía estima que el PRM debe sustentar una campaña para desalojar a los miembros del TSE, ya que ninguna decisión puede ponerse en manos de esa corte.