Donald Trump afirmó este viernes que evalúa "una posible opción militar" de Estados Unidos en Venezuela, cuyo presidente, Nicolás Maduro, aseguró la víspera que responderá "con las armas en la mano" a una agresión del "imperio norteamericano".
"Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario", dijo Trump desde su club de golf en Nueva Jersey (este), donde se encuentra de vacaciones.
Trump recordó que Venezuela es "vecino" de Estados Unidos y dijo que "ciertamente" Washington podría optar por una operación militar para resolver la situación en el país sudamericano, donde cuatro meses de protestas contra Maduro han derivado en violentos disturbios que dejan al menos 125 muertos.
"Tenemos tropas en todo el mundo en lugares muy lejanos, Venezuela no está muy lejos y la gente está sufriendo y se está muriendo", dijo a periodistas, sin dar más detalles de una eventual incursión armada en el país sudamericano.
El Pentágono negó haber recibido por el momento instrucciones en ese sentido, dijo un portavoz, Eric Pahon, que remitió cualquier consulta sobre el tema a la Casa Blanca. "Hasta ahora, el Pentágono no ha recibido órdenes", dijo.
Washington y Caracas, que retiraron a sus respectivos embajadores en 2010, mantienen sin embargo vínculos económicos y comerciales, principalmente en la industria petrolera.
Trump analizó la crisis en Venezuela el viernes, al reunirse con su secretario de Estado, Rex Tillerson, y la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, en el Trump National Golf Course en Bedminster.
"Venezuela es un desastre, es un desastre muy peligroso y una situación muy triste", dijo Trump.
Washington desconoce la Asamblea Nacional Constituyente impulsada por el presidente Maduro, que la oposición rechaza por considerarla un "fraude" que busca perpetuar al mandatario en el poder.
Las declaraciones de Trump tienen lugar un día después de que Maduro ordenara a su canciller, Jorge Arreaza, iniciar gestiones para buscar una "conversación personal" con Trump, telefónicamente o incluso en el marco de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, en septiembre.
"Si está tan interesado en Venezuela, aquí estoy yo (…). Mister Donald Trump, aquí está mi mano", dijo Maduro.
El Tesoro estadounidense aplicó sanciones económicas contra Maduro, acusándolo de "dictador" e ingresándolo a una reducida lista de líderes sancionados en la que también están Bashar al Asad (Siria), Robert Mugabe (Zimbabue) y Kim Jong-Un (Corea del Norte).
Al tiempo que dijo querer relaciones "normales" con Estados Unidos, le advirtió al gobernante estadounidense que su país responderá "con las armas en la mano" a una agresión. "Venezuela jamás se va rendir (…). Debe saberlo el imperio norteamericano", amenazó.
Maduro, como su antecesor, el fallecido Hugo Chávez, acusa la crisis económica de Venezuela -escasez de alimentos y medicamentos y una brutal inflación- a un complot de sus opositores en alianza con Washington.
El Tesoro estadounidense tomó las medidas contra Maduro luego de la elección de la Constituyente, que estuvo marcada por 10 muertos en actos violentos, y denuncias de fraude.
Las sanciones van en cumplimiento de un decreto de Barack Obama que autoriza tomar medidas económicas contra funcionarios y ex funcionarios del gobierno de Venezuela y de otros que socaven la democracia en ese país.
Washington también impuso sanciones similares a una veintena de funcionarios y ex colaboradores del gobierno desde finales de julio, en rechazo a la asamblea, que reescribirá la Constitución y que Trump desconoce junto con la Unión Europea y una decena de países latinoamericanos.
"El desprecio de este régimen por la voluntad del pueblo venezolano es inaceptable", indicó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, subrayando el respaldo de Estados Unidos a la "oposición a la tiranía".
Las medidas contemplan el congelamiento de bienes que los funcionarios puedan tener en Estados Unidos y la prohibición a ciudadanos de ese país a hacer negocios con ellos.
La Constituyente instalada el pasado fin de semana regirá al país con poderes absolutos al menos por dos años, más allá del fin del mandato de Maduro en enero de 2019.