Quito (AFP)- El gobierno de Juan Manuel Santos y los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) pactaron este lunes en Quito un alto al fuego temporal que empezará a regir el 1 de octubre en Colombia, adonde llegará el papa Francisco el miércoles.
En un mensaje televisado a los colombianos, Santos consideró que el acuerdo con la última guerrilla activa en el país supone una "gran noticia" de bienvenida para el pontífice argentino, que apoyó la firma de la paz con la ya exguerrilla de las FARC.
El cese al fuego bilateral "entrará a regir el próximo 1 de octubre. Tendrá una vigencia inicial de 102 días, es decir irá hasta el 12 de enero del próximo año", explicó Santos.
El acuerdo supone el mayor avance alcanzado por las partes desde que iniciaron negociaciones en Quito en febrero, con miras a terminar con un enfrentamiento de más de medio siglo.
Durante este período de tregua, también "cesarán los secuestros, los ataques a los oleoductos y demás hostilidades contra la población civil", afirmó Santos.
El mandatario dejó abierta la opción de renovar el acuerdo "en la medida en que se cumpla y se avance en las negociaciones sobre los demás puntos".
El pacto será formalizado este lunes en Quito por las delegaciones de paz del gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y se espera que den a conocer detalles sobre el tema.
La organización rebelde, que según las autoridades cuenta con unos 1.500 combatientes, destacó en Twitter el anuncio y confió en que la visita del Papa propicie nuevos compromisos en favor de una "paz completa".
"Pasados los días de celebración que acompañen la presencia de Francisco en Colombia, seguiremos empeñados (en) avanzar hacia el desescalamiento del conflicto, hasta que la Paz Completa sea una realidad", manifestó la guerrilla.
El conflicto en Colombia, que además de las fuerzas del Estado y las guerrillas involucran a grupos narcotraficantes y de ultraderecha, deja unos 7,5 millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
El papa cumplirá una visita de cinco días a Colombia en la que promoverá la reconciliación, tras respaldar el acuerdo que permitió el desarme de 7.000 combatientes y la transformación en partido político de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Surgido al igual que las FARC en 1964, el ELN creció bajo el influjo de la Revolución cubana y la Teología de la Liberación, una corriente de la Iglesia católica que defendía la lucha a favor de los más pobres.
El acuerdo alcanzado este lunes cierra el tercer ciclo de conversaciones entre el gobierno y la agrupación alzada en armas, que en los noventa estuvo comandada por el cura español Manuel Pérez.
Durante los últimos días, las delegaciones venían avanzando en el tema del alto al fuego, pero dos ataques atribuidos al ELN –uno contra un oleoducto y otro contra una patrulla fluvial que dejó tres militares heridos y uno muerto– pusieron los diálogos en vilo.
Incluso se esperaba que la suspensión bilateral de las acciones militares empezara a regir con la llegada de Francisco.
Ahora "las partes tienen que acordar los mecanismos de supervisión y de acompañamiento, así como las medidas puntuales de eso que se conocería como la disminución de la intensidad del conflicto", expresó a la AFP el politólogo Víctor De Currea-Lugo.
Esto "requiere un trabajo más detallado y por eso se ha aplazado el comienzo de cese de hostilidades", agregó el profesor de la Universidad Nacional de Colombia y experto en la guerrilla guevarista.
Sin embargo, otros observadores creen que el alto al fuego con el ELN podría ser más frágil del que en su momento rigió con las FARC.
"La falta de cohesión en el ELN es una diferencia grande con las FARC (…) El problema es garantizar el cumplimiento del cese al fuego en una organización que no se va a concentrar, sin verificación y sin cohesión interna", señaló a la AFP Camilo Echandía, analista del conflicto y profesor de la Universidad Externado de Colombia.