Almería, España).- Un juez español decretó este jueves el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de la dominicana Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, por los presuntos delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral.
Previamente, el ministerio fiscal había solicitado prisión para la detenida por los delitos de asesinato con alevosía y detención ilegal, informaron fuentes jurídicas.
Quezada volvió a declarar en los juzgados de Almería (sureste español) cerca de una hora, después de que este miércoles el juez que instruye su causa prorrogara su detención.
Al finalizar la declaración, la Fiscalía solicitó su ingreso en prisión, medida que el magistrado ordenó al considerarla necesaria por la gravedad del delito, la posibilidad de eliminación de pruebas y el riesgo de fuga.
La causa en la que se investiga la muerte del menor continúa bajo secreto de sumario. La Guardia Civil española considera que Quezada es desde el”punto de vista policial” una persona de una “frialdad máxima” que mantiene una “falta de empatía hacia otras personas” y ”egocéntrica”.
Así la definieron los agentes que informaron en rueda de prensa sobre la investigación de este caso, que ha conmocionado a la sociedad española.
La mujer, de 44 años, confesó este miércoles que mató al niño, de 8 años e hijo de su pareja, después de que fuera detenida el pasado día 11 con el cadáver del menor en el coche que conducía, doce días después de la desaparición.
En su primera declaración ante el juez explicó que lo mató después de que el niño la agrediera durante una discusión por un hacha el mismo día de la desaparición, en el pueblo Las Hortichuelas de Níjar, en el sur de España.
Los investigadores, según explicaron, pensaron y barajaron como hipótesis hasta el último momento que el niño estuviera vivo, incluso hasta los instantes previos a la detención de Quezada, al considerar que había “una serie de indicios” en esa dirección.
Entre ellos, los agentes destacan la “actitud extraña” de la mujer cuando la familia planteó elevar la recompensa que ofrecían por Gabriel, lo que les hizo pensar en un posible móvil económico y los comentarios “casi públicos” que realizaba la detenida sobre su convencimiento de que el niño iba a aparecer.
Los padres del menor nunca supieron que la autora confesa de la muerte de su hijo era la principal sospechosa para los investigadores hasta que fue detenida, según aseguraron los mandos de la Guardia Civil.