
Santo Domingo, RD.- El Covid -19 ha obligado a la población a adoptar un estilo de vida diferente al que está acostumbrado. Este domingo, durante un recorrido por el municipio Villa Altagracia, perteneciente a la provincia San Cristóbal, que cuenta con 169 mil habitantes, pudimos observar la mayoría de los negocios cerrados ya que las disposiciones adoptadas por el gobierno para frenar el coronavirus impiden a comerciantes que no son de servicios primarios abrir sus puertas.
Sin embargo, hay quienes dicen que sus necesidades los obligan a desacatar las disposiciones sobre la cuarentena, aunque quieran.
“Uno está tratando de sobrevivir, si no abro mi negocio, no avanzo, tengo que salir a trabajar porque no tengo ayuda del gobierno, aseguró Cristian Martínez, propietario de una gomera.
En Villa Altagracia, que surge como conglomerado entre 1908 y 1920 el territorio y era conocido como Sabana de los muertos, hay quienes necesitan algún servicio y salen en su busca, dejando de lado la disposición de que ciertos comercios no están autorizados para operar.
“Es un lío, uno sin gomera, así no se puede arreglar un motor, y ahí es que yo busco la comida de i familia”, manifestó Antonio Pérez, quien acudió a una gomera a reparar su motor.
El movimiento de vehículos, así como de personas, deja entrever que los ciudadanos de alguna manera comienzan a relajar los mandamientos del Estado. La mañana de este domingo la calle Duarte de Villa Altagracia, era transitada por motores, carros, guaguas entre otros vehículos, desafiando al coronavirus que permanece en asecho de aquellos que lo desafían.
Al visitar el palacio municipal, no fue posible hacer contacto con el recién electo alcalde del Partido de la Liberación Dominicana, para conversar sobre las medidas tomadas para contrarrestar el covi-19 en esa zona. Pero si pudimos observar un lavamanos acompañado de jabón de donde los que se dirigen a la estructura municipal deben lavar sus manos.
Otros que sobreviven son los tradicionales limpiabotas, quienes dijeron que salen a las calles a recolectar de veinte y cinco en veinte y cinco pesos para comer y mantener a los suyos.
“La situación está difícil, limpiando zapatos es que me mantengo”, dijo un limpiabotas ubicado en el parque municipal de Villa Altagracia
En el mercado municipal permanecían los mercaderes a la espera de clientes, aun a las once de la mañana, eran pocas las personas que compraban productos de la canasta familiar. Los comerciantes del mercado dicen que la gente no tiene dinero para comprar, pero otros, como los que venden pescado aseguraban les había ido de maravilla.
Vendedores de chinolas, que más que chinolas, parecían pasas, por lo arrugadas que estaban, debido al trabajo que ya habían pasado manifestaron que estaban esperanzados en venderlas.
Así están los pobladores de esta demarcación sureña, enfrentado la vida, y desafiando el peligro que representa el coronavirus, un virus que definitivamente no respeta extracto social, color de piel, posición política, ni religiosa.