De acuerdo con una encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Research, efectuada el pasado mes de mayo, solo el 39% de los adultos americanos aprueban el desempeño de Joe Biden como presidente.
La política exterior es uno de los lados flacos de esta administración. Aunque, en honor a la verdad, el entorno internacional no ha sido, en los últimos años, muy agradable para los americanos.
Son varios los motivos para este generalizado sentimiento de animosidad, acumulado a través del tiempo. Podemos mencionar algunos.
La mentira sobre las armas de destrucción masiva para invadir Irak. El bombardeo de Yugoslavia, la llamada Primavera Árabe con los ataques a Libia, Siria y Yemen que, en vez de resolver, han sumido esos países en sangrientas guerras internas. El error de intervenir en Afganistán y luego de 20 años y muchas muertes de soldados americanos, salir humillados, apresurada y desorganizadamente de esa nación, sin haber logrado absolutamente nada.
La innecesaria y provocativa invitación a Ucrania y a Georgia para que se integren a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que dio lugar a la invasión de ese país por parte de los rusos, alegando peligro a su seguridad y que han puesto al mundo patas arribas. Las temerarias declaraciones del presidente Joe Biden sobre su apoyo a Taiwán en caso de un conflicto con la República Popular China.
Y últimamente, en su llamado patio trasero, la antidemocrática convocatoria a la celebración en Los Ángeles, USA, a la IX Cumbre de las Américas, excluyendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua, argumentando que estos regímenes no comulgan con la democracia al estilo norteamericano.
Esta última acción dio lugar a que varios presidentes latinos no asistieran. Este es otro de los fácilmente evitables e innecesarios tropezones que han dado los gobiernos americanos en los últimos años.
Es tiempo de que los Estados Unidos de América, a quien mi filósofo favorito, Papatón del antiguo BAMESO, en su gran admiración por este pueblo dice, “Si hay Dios, es americano”, hagan una introspectiva y empiecen a modificar su visión global. Comenzando por el mismísimo continente americano.
Los tiempos de invasiones, golpes de estado militares, suaves o blandos, los juicios políticos amañados y demás yerbas, para destituir presidentes democráticamente electos, deben quedar en el pasado y así deberían de entenderlo los Estados Unidos.
América Latina quiere experimentar un nuevo estilo para cohesionar nuestros pueblos, con el establecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC. No creemos que esta sea la solución pues es excluyente y los países hispanoamericanos estarían haciendo exactamente lo mismo que están ahora criticando. Se deben abrir las puertas y darles la oportunidad a todas las naciones americanas que quieran participar.
Necesitamos una solución al estilo de la Unión Europea. Cada nación con sus costumbres, sus idiomas, su idiosincrasia, pero con entes comunes que las unan en el anhelado desarrollo, como sería la economía. Una moneda común, iguales estándares laborales y salariales, acceso a la educación y a los servicios de salud para todos.
Serían unos verdaderos Estados Unidos de América que comprenda desde Alaska hasta la Patagonia. Al principio no sería fácil, pero a medidas que las aguas económicas tomen su nivel y las condiciones de vida de los pueblos hispanos vayan equilibrándose, se acabaría la ilegal migración que tanto preocupa a los americanos. Nadie se va de su país con un estatus irregular a otro, si tiene los recursos para vivir dignamente en el suyo.
Desgraciadamente, los Estados Unidos siguen dando señales de que América no es su prioridad. En los menos de cuatro meses que tiene la guerra entre Rusia y Ucrania, han invertido en este último país, más de US$54,000,000,000 (cincuenta y cuatro mil millones) de dólares en armamentos, sin embargo, el presidente Joe Biden anuncia una “ayuda” a México de US$30,000,000 (30 millones) para crear empleos en esa nación azteca, y, con esta pírrica inversión, tratar de detener las migraciones hacia el norte.
Políticamente parece que van a seguir con su mismo sistema de intromisión en los asuntos internos de otros países. Juan González, el principal asesor del mandatario Joe Biden para Latinoamérica, dijo que, “la prioridad de Estados Unidos de cara a las elecciones de octubre en Brasil es asegurar que cada voto sea contado, y que sean los brasileños los que determinen el resultado de los comicios”.
Preocupantes declaraciones de un funcionario americano, cuando esto se dice en un contexto donde, hasta ahora, todas las encuestas dan como ganador a Luís Inácio “Lula” da Silva.
Ojalá el coloso del norte no insista en seguir regalándoles sardinas a Latinoamérica, sino que los dejen confeccionar sus propias redes para que puedan aprender a pescar.