Un grupo de 26 expresidentes y jefes de Estado instaron al papa Francisco a pronunciarse sobre la arremetida que mantiene el régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica y líderes religiosos en Nicaragua. “Dado lo que acontece bajo la dictadura Ortega-Murillo, esperamos una firme postura de defensa del pueblo nicaragüense y su libertad religiosa por S.S. Francisco, cabeza de la Iglesia Católica universal”, dijeron en una declaración los exjefes de Estado y de Gobierno de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA). Exhortaron también a la opinión pública de sus países y a distintas religiones a rechazar “este morbo que amenaza la paz”. El pronunciamiento se dio a conocer en momentos en que Ortega ha intensificado la represión contra la Iglesia católica con persecución, cárcel o exilio de lideres religiosos y cierre de medios de comunicación católicos.
El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, considerado como uno de los más críticos del régimen de Ortega, fue detenido, y el pasado 14 de agosto la Diócesis de Siuna denunció la detención del padre Óscar Benavidez, presbítero párroco de la Parroquia Espíritu Santo Mulukukú.
Mientras, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), canceló la licencia de transmisión a otras tres estaciones de radio el martes, para un total de 13 cerradas en lo que va de agosto, en su mayoría de contenido católico. IDEA expresó preocupación por lo que acontece en el país centroamericano bajo “la primitiva dictadura de los Ortega-Murillo, que luego de perseguir y criminalizar a los liderazgos políticos y sociales, como de cercenar de modo radical toda la libertad de expresión y de prensa, ahora avanza hacia la persecución de los líderes episcopales católicos, los sacerdotes y las religiosas, incluso expulsándolos – como en el caso de las emblemáticas Misioneras de la Caridad – del territorio nacional”.
La iniciativa consideró que el propósito es destruir las raíces culturales y espirituales del pueblo nicaragüense a fin de dejarlo en la anomia y hacerlo fácil presa de dominio mediante la destrucción de su dignidad y la fractura de sus raíces culturales. “Nos preocupa, por lo demás, que la quema de iglesias y la salvaje destrucción de las imágenes del culto católico, avanza en una línea de destrucción de bases sociales y antropológicas que mejor recuerda la quema de libros judíos, socialistas y pacifistas y de bibliotecas enteras por los partidarios del régimen nacional socialista alemán en 1933”, dijo IDEA.
