Para 2022 se espera que la región retome la senda de bajo crecimiento observado antes de la pandemia de COVID-19 y crecería en promedio 2,7%
En una nueva edición de su informe anual “Estudio Económico de América Latina y el Caribe”, el organismo de Naciones Unidas alerta sobre los desafíos de reactivar la inversión y el crecimiento en un contexto de crecientes restricciones externas e internas.
Santo Domingo, RD.- La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer hoy su informe anual Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2022: dinámica y desafíos de la inversión para impulsar una recuperación sostenible e inclusiva, en el cual proyecta un crecimiento económico para el presente año de 2,7% promedio, en un contexto de fuertes restricciones macroeconómicas que están golpeando a las economías de la región y, dentro de ese mismo esquema de análisis la Republica Dominicana esta proyectada a crecer un 5.3%.
Según el informe presentado en conferencia de prensa realizada en la sede central del organismo de las Naciones Unidas en Santiago, Chile, una secuencia de crisis ha llevado al escenario de bajo crecimiento y aceleración inflacionaria que presenta la economía global lo que junto al menor crecimiento del comercio, la apreciación del dólar, y el endurecimiento de las condiciones financieras globales, afectarán negativamente a los países de la región.
“En un contexto de múltiples objetivos y crecientes restricciones se requiere una coordinación de políticas macroeconómicas que apoyen la aceleración del crecimiento, la inversión, la reducción de la pobreza y la desigualdad, a la vez que enfrentan la dinámica inflacionaria”, declaró Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Interino de la CEPAL, en el lanzamiento del Estudio Económico 2022.
El documento destaca que los países de América Latina y el Caribe tienen ante sí un panorama económico complejo en 2022 y en los años venideros. Al menor crecimiento económico se suman las fuertes presiones inflacionarias, el bajo dinamismo de la creación de empleo, caídas de la inversión y crecientes demandas sociales. Esta situación se ha traducido en grandes desafíos para la política macroeconómica, que debe conciliar políticas que impulsen la reactivación económica con políticas dirigidas a controlar la inflación y dar sostenibilidad a las finanzas públicas.
Al complejo escenario interno de la región se agrega un escenario internacional en donde la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania ha ocasionado crecientes tensiones geopolíticas, un menor dinamismo del crecimiento económico global, una menor disponibilidad de alimentos y aumentos del precio de la energía que han incrementado las presiones inflacionarias que venían produciéndose como resultado de los choques de oferta generados por la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), señala el informe.
La CEPAL proyecta que América del Sur crecerá un 2,6% (en comparación con un 6,9% en 2021), el grupo conformado por Centroamérica y México un 2,5% (en comparación con un 5,7% en 2021) y el Caribe —la única subregión que crecerá más que en 2021— un 4,7%, sin incluir Guyana (en comparación con un 4,0% en el año anterior).
El Estudio Económico 2022 muestra también que el conflicto en Ucrania intensificó la dinámica al alza que los precios de productos básicos ya presentaban desde la segunda mitad de 2020, haciendo que algunos de estos alcancen niveles históricos. Para el promedio de la región, el efecto es mixto, y se proyecta una caída del 7% de los términos de intercambio de productos básicos.
La inflación, por su parte, ha seguido aumentando, colocándose en un promedio regional de 8,4% a junio de 2022, que equivale a más del doble del valor promedio registrado en el período 2005-2019. A nivel subregional, se observa que en junio de 2022 las economías de América del Sur presentaban en promedio el mayor nivel de inflación (8,8%), seguidas por las economías del grupo conformado por Centroamérica y México (7,5%) y las del Caribe de habla inglesa (7,3%). Esto ha derivado en que los bancos centrales aumenten sus tasas de política monetaria y reduzcan los agregados monetarios.
Por otro lado, la desaceleración de la actividad económica está restringiendo la recuperación de los mercados laborales, en especial para las mujeres. Mientras que la tasa de desocupación masculina pasó del 10,4% a fines del segundo trimestre de 2020 al 6,9% a fines del primer trimestre de 2022, presentando una reducción de 3,5 puntos porcentuales, la tasa de desocupación femenina registró una disminución de 2,1 puntos porcentuales en el mismo período, al pasar del 12,1% al 10,0%.
Asimismo, a fines del primer trimestre de 2022 la tasa de participación laboral femenina (51,4%) presenta un rezago mayor que la tasa de participación masculina (74,2%). Este rezago de la reincorporación de las mujeres en el mercado laboral está condicionado por el atraso en la recuperación de sectores económicos que concentran el empleo femenino y por el aumento de la necesidad de cuidados que se manifestó con fuerza tras el inicio de la pandemia.
En su segunda parte, el informe de la CEPAL recalca que más allá de la dinámica del ciclo económico, el bajo crecimiento de la inversión en las últimas tres décadas se ha transformado en una limitante estructural del desarrollo. Por lo que reactivar la dinámica de inversión es central para un crecimiento sostenible e inclusivo, ya que la inversión es el puente entre el corto y mediano plazo y es esencial para hacer frente al cambio climático.
Entre 1951 y 1979 la formación bruta de capital fijo (inversión) en términos reales creció en promedio un 5,9% anual, mientras que entre 1990 y 2021 la tasa de crecimiento promedio de la inversión fue de solo 2,9% anual. Por ello, la CEPAL hace un llamado urgente a aumentar la inversión en América Latina y el Caribe, que se ubicó en los niveles más bajos a fines de 2021 en comparación con otras regiones. Para lograr esto último es necesaria una mayor coordinación entre la política fiscal, monetaria y cambiaria y aprovechar el conjunto de herramientas del que disponen las autoridades a fin de no subordinar el crecimiento y la inversión a la política antinflacionaria. Además, los esfuerzos macroeconómicos deben ser complementados por políticas industriales, comerciales, sociales y la economía del cuidado, indica el documento.
Asimismo, se enfatiza que una parte importante del financiamiento para incrementar la inversión debe provenir de la movilización de recursos internos, pero la cooperación internacional debe acompañar este proceso. Por ello, la asistencia oficial para el desarrollo y el financiamiento de instituciones financieras globales y de los bancos de desarrollo deben incrementarse de manera significativa.