El mensaje fue directo y, en plata blanca, ratifica que el mundo seguirá siendo testigo de una guerra con visos de amenaza nuclear. En efecto, el presidente Volodimir Zelenski prometió este miércoles que Ucrania resistirá la invasión de Rusia “hasta el final” y sin “ninguna concesión”.
Lo simbólico de este mensaje es que se da en la conmemoración del Día de la Independencia de Ucrania, la cual lograron hace 31 años, y además coincide con el comienzo del séptimo mes de una sangrienta escalada guerrerista que comenzó Moscú.
Los ucranianos se han “mantenido firmes durante seis meses”, afirmó Zelenski. “Es duro, pero hemos apretado los puños y luchado por nuestro destino”, precisó.
“Para nosotros Ucrania es toda Ucrania. Las 25 regiones, sin ninguna concesión”, proclamó el mandatario, que prometió recuperar la cuenca del Donbás (este), donde las tropas rusas han avanzado con el apoyo de grupos separatistas, y la península de Crimea, anexada por el régimen de Vladimir Putin en 2014.
El Donbás, ya ocupado parcialmente por separatistas prorrusos desde 2014, “es Ucrania. Y lo recuperaremos de la manera que haga falta. Crimea es Ucrania. Y la recuperaremos de la manera que haga falta”, precisó Zelenski.
En todo caso, en medio de estos duros mensajes, el mandatario ucraniano recibió muestras de apoyo de sus aliados occidentales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una nueva partida de ayuda militar para Ucrania de 3.000 millones de dólares, la mayor otorgada hasta ahora.
Y el primer ministro saliente del Reino Unido, Boris Johnson, visitó por sorpresa Kiev, donde destacó la “fuerte voluntad de los ucranianos para resistir”.
También anunció un paquete de ayuda de 64 millones de dólares, incluyendo 2.000 drones de última generación.
Los países de la Unión Europea habían enfatizado el martes su apoyo a Kiev en una cumbre de la “plataforma de Crimea”, que reúne a los principales aliados de Ucrania.
A su turno, el presidente francés, Emmanuel Macron, instó a la comunidad internacional a no mostrar “ninguna debilidad” ante Rusia, y el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, aseguró que su país apoyará a Ucrania “el tiempo que sea necesario”.
“Chantaje nuclear”
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró que los seis meses de guerra constituyen un “hito triste y trágico”.
El diplomático reiteró “su profunda preocupación” por las actividades militares en torno a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia (sur), la mayor de Europa, ocupada por tropas rusas desde marzo y que ha sufrido varios bombardeos que rusos y ucranianos se atribuyen mutuamente. “Cualquier nueva escalada de la situación podría conducir a la autodestrucción”, advirtió.
Pero Zelensky dijo al Consejo de Seguridad de la ONU –por videoconferencia– que Rusia “debería detener incondicionalmente el chantaje nuclear” y “retirarse por completo” de la central.
Y no fueron las únicas voces. El Papa Francisco se sumó a los llamados para alejar “el riesgo de un desastre nuclear”.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) estudia una inspección a la central, confirmó su director, Rafael Grossi, tras reunirse en Estambul con el director de la Agencia Atómica rusa, Alexi Likashev.
Un aniversario silenciado
En las primeras horas de la conmemoración del Día de la Independencia, ciudades como Járkov (noreste), Zaporiyia y Dnipró (centro) se vieron sacudidas por fuertes explosiones.
Desde la retirada de las fuerzas rusas de los alrededores de Kiev, a fines de marzo, los combates se concentran en el este de Ucrania, donde Moscú conquistó terreno antes de estancarse, y en el sur, donde los ucranianas llevan una lenta contraofensiva.
Aun así, Rusia bombardea regularmente ciudades ucranianas con misiles de largo alcance, aunque Kiev y sus alrededores raramente se ven afectados.