El estudio, que se basó en un modelo matemático, fue realizado por científicos de la Universidad de Oxford, el Imperial College, los CDC y la OMS, entre otros. Cuáles son las consecuencias que enfrentarán estos chicos
Desde que la pandemia comenzó a mostrar su cara más cruel, el número de niños que perdió a uno o ambos padres o tutores fue en aumento. Ahora, un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford, el Imperial College, el Instituto Africano de Ciencias Matemáticas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que ya son más de 10,5 millones de chicos en el mundo los que sufrieron una muerte relacionada con el COVID-19. Según explicaron, esta cifra es el resultado de un modelo matemático.
El trabajo, que fue publicado en JAMA Pediatrics, estima que la cantidad de niños que padeció la muerte de un padre o cuidador aumentó a más de 10,5 millones en todo el mundo, desde el 1 de mayo de 2022. Estos números, según aclaran los expertos, se basan en “los mejores y más conservadores datos disponibles recientemente”
El nuevo estudio, en el que participaron la Universidad de Oxford, el Imperial College, el Instituto Africano de Ciencias Matemáticas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se basa en los datos de exceso de muertes por COVID-19, que al 31 de diciembre de 2021 se ubicó en 14,9 millones, según la OMS, para establecer cuantos niños quedaron huérfanos en cada país.
Según señalaron los expertos, esta es la primera vez que logran obtener datos integrales sobre el exceso de muertes para cada país. Con esta información, los modeladores de datos pudieron actualizar las “estimaciones mínimas globales de orfandad pandémica y muerte de cuidadores entre los niños en función de este exceso de muertes”.
Los científicos destacaron, además, que “el exceso de muertes generalmente se define como la diferencia entre el número observado de muertes en períodos de tiempo específicos y el número esperado de muertes en los mismos períodos de tiempo”, estos análisis permiten evidenciar “la carga de mortalidad potencialmente relacionada con la pandemia de COVID-19, incluidas las muertes que se atribuyen directa o indirectamente a COVID-19″.
Pero estos datos no fueron los únicos que los expertos evaluaron, sino que además analizaron las muertes a nivel de país, las tasas de fertilidad y los “datos nacionales de exceso de mortalidad proporcionados por la OMS, The Economist y el Institute for Health Metrics and Evaluation”, para lo cual usaron “modelos matemáticos para desarrollar estimaciones globales basadas en las estimaciones de la OMS”.
La doctora Susan Hillis, autora principal y líder de este estudio durante su mandato en los CDC, aseguró que “la muerte de un padre o cuidador coloca a los niños en un mayor riesgo de adversidad de por vida, a menos que se les brinde el apoyo adecuado a tiempo”. Ahora, la experta se desempeña en la Universidad de Oxford como Copresidente del Grupo de Referencia Global para Niños Afectados por COVID-19 y Crisis, el cual está organizado por la OMS.
“Los más de 10 millones de niños que el COVID-19 dejó sin cuidadores enfrentarán todo tipo de desafíos. En mi continente, África, más de 2,5 millones de niños se ven afectados, y mientras luchan por sobrevivir sin cuidadores, enfrentan mayores riesgos de violencia y explotación sexual. El mejor momento para actuar para ayudar a estos niños y sus familias es ahora”, afirmó Joel-Pascal Ntwali N’konzi, primer autor del estudio e integrante del Instituto Africano de Ciencias Matemáticas.
Los científicos advirtieron que, con este panorama de orfandad, los chicos que experimentan, a nivel mundial, la pérdida de un padre o cuidador enfrentan “un mayor riesgo de pobreza, explotación y violencia o abuso sexual, infección por VIH, problemas de salud mental y angustia grave”.
Es por este motivo que la Hillis afirmó: “Para reducir el riesgo de tales consecuencias, la atención basada en la evidencia para los niños se centra en estos tres componentes: prevenir la muerte del cuidador a través de vacunas, contención y tratamiento; preparar a las familias para brindar cuidado familiar, crianza temporal y adopción; y proteger a los niños de la pobreza. , la adversidad infantil y la violencia. Estas estrategias pondrán en marcha la infraestructura programática y financiera para garantizar un futuro mejor para los niños y las familias de todo el mundo”.
Los autores señalaron que el estudio inicial, que fue el primero en su tipo, contó con la colaboración de 13 organizaciones internacionales. En ese momento, los científicos lograron detectar que, al menos, “1.5 millones de niños habían experimentado la muerte de un padre, cuidador o ambos, debido a muertes asociadas con COVID-19, en el primeros 14 meses de la pandemia”, siendo que antes de la llegada del SARS-CoV-2 eran unos 140 millones los niños huérfanos en todo el mundo.
Posteriormente, los científicos sumaron una mayor cantidad de datos de mortalidad en exceso y tuvo que sumar en las variables el surgimiento de nuevas variantes, como fue el caso de Delta y Ómicron. Es por este motivo que los expertos ampliaron sus estimaciones de modelos con el objetivo de “incluir las características epidemiológicas de la orfandad asociada con COVID-19 y la muerte del cuidador” y con esto la cifra de orfandad pandémica trepó a unos 5,2 millones de chicos para el 31 de octubre de 2021.
Ahora, los científicos advirtieron que aplicaron la misma metodología que utilizaron previamente “para combinar muertes específicas por edad y tasas de fertilidad para generar estimaciones de orfandad y pérdida de cuidadores entre los niños, para cada estudio”. En ese sentido, resaltaron que “consideraron el exceso de datos de muerte cuando estaban disponibles para los dos primeros estudios; y para este tercer estudio, los autores pudieron usar el exceso de muertes para cada país (excepto cuando el exceso de muertes fue negativo), para actualizar las estimaciones de pérdida de padres y cuidadores asociadas con COVID-19″.
“Los hallazgos de nuestro informe anterior mostraron que dos de cada tres niños afectados tienen entre 11 y 18 años de edad en todo el mundo”, detalló la profesora Lucie Cluver, una de las líderes del trabajo y autora del Departamento de Política e Intervención Social de la Universidad de Oxford. Y agregó: “Sabemos que pueden beneficiarse de paquetes de apoyo basados en evidencia que incluyen programas de crianza y apoyo económico, al tiempo que evitan colocar a los niños en cuidado institucional. Nuestros hallazgos muestran la necesidad urgente de invertir en planes de respuesta centrados en los niños con mayor riesgo y en las ubicaciones más afectados.”
En ese tono, Juliette Unwin, del Imperial College, agregó: “Un niño cuyo padre murió al comienzo de la pandemia sigue siendo un niño sin ese padre ahora”. Al tiempo que el doctor Seth Flaxman, profesor asociado de ciencias de la computación en la Universidad de Oxford y autor principal del estudio, añadió: “No podemos ignorar las necesidades de diez millones de niños que han perdido a una madre, un padre, un abuelo que los cuida u otro pariente”.