Cualquier persona ajena al béisbol sería incapaz de imaginarse que Albert Pujols tiene 42 años y le restan apenas un puñado de juegos para poner punto final a su excelsa carrera en Grandes Ligas.
El slugger dominicano reservó lo mejor de su repertorio para sus últimas horas en un diamante y en cada turno al bate sigue haciendo historia.
Cuando a comienzos de temporada no pocos expertos vaticinaban que era casi imposible que se acercara siquiera a los 700 jonrones de por vida, “The Machine” conectó este domingo el número 702 e hizo explotar de éxtasis a los miles de aficionados que colmaron el Busch Stadium en su último partido de local en temporada regular.
Pujols emuló sus mejores tiempos como verdugo de pitchers y no dejó pasar una recta alta y al centro a 93 millas por hora de su connacional Roansy Contreras, abridor de los Pittsburg Pirates, en la parte baja del tercer episodio. La pelota salió disparada a 105.3 mph del bate y recorrió 408 pies hasta caer después de la cerca del jardín central.
El jonrón 23 de la campaña para el quisqueyano ocurrió un turno después de su doblete 14, y con ambas conexiones sumó tres carreras impulsadas en el desafío, con las que arribó a 2214 remolques en su trayectoria y alcanzó al mítico Babe Ruth en el segundo lugar de todos los tiempos, solo superado por el también legendario Hank Aaron (2297).
Historia viva la que estamos presenciando con cada movimiento del bate del fornido toletero nacido en Santo Domingo en enero de 1980, quien hoy fue honrado por las autoridades de la ciudad de San Luis al declarar el 5 de octubre oficialmente como Día de Albert Pujols