El USB-C es el conector del futuro y será obligatorio en Europa a partir de finales de 2024, nos lo cuenta Eva Rodríguez de Xataka.
Llevamos años hablando del tema, tanto porque trae cola como porque las leyes llevan sus procesos y tiempos, pero ayer se aprobó por fin la ley que unifica los cargadores de dispositivos en Europa y además lo ha hecho con una amplia mayoría de 602 votos a favor y únicamente 13 en contra y 8 abstenciones Resumiendo: que el USB-C es el conector del futuro y será obligatorio en Europa a partir de finales de 2024.
Vamos a ver cuál será el timing de implantación: Una vez aprobada la ley, pasará a aplicarse a partir de dos años. Debido a esto, a finales del año 2024 será obligatorio en la Unión Europea que todos los móviles, tablets y cámaras vengan equipados con un puerto USB Tipo C. A partir de primavera de 2026, esta obligación será extendible también a portátiles.
Más concretamente, la norma establece que "todos los nuevos teléfonos móviles, tablets, cámaras digitales, auriculares y cascos, consolas de videojuegos portátiles y altavoces portátiles, lectores electrónicos, teclados, ratones, sistemas de navegación portátiles, auriculares y portátiles recargables a través de un cable, que funcionan con un suministro de energía de hasta 100 vatios, deberán estar equipado con un puerto USB tipo C".
¿Qué pasa ahora con fabricantes como Apple, que suele ir por libre en estas cuestiones de uniformidad? Pues que no le quedará otra que pasar por el aro. Apple ya incorpora este puerto en dispositivos como los MacBook o los iPad, pero no en los iPhone. A partir de finales de 2024, Apple se verá obligado a añadirlo. Si hacemos cuentas y siguiendo la nomenclatura de los de Cupertino, le tocaría a un futurible iPhone 17. No obstante, con tal de evitar llegar al último momento, muy posiblemente Apple busque adaptarse antes.
O podría quejarse y llevar la ley a los tribunales en una pataleta para ganar tiempo. Apple en el pasado se ha mostrado reticente ante esta ley, explicando que reduce la innovación y podría aumentar los desechos electrónicos. Pero Europa no está por la labor, ya que al introducir un cargador único, esta esta medida ayudará a ahorrar unos 250 millones de euros al año y reducir en 980 millones de toneladas los residuos electrónicos, contradiciendo las previsiones de Apple.
Elon Musk ahora sí que quiere comprar Twitter ¿será la definitiva?
Ya habíamos hablado de la noticia anterior alguna que otra vez porque las leyes se hacen de rogar y sabéis quién se hace también bastante de rogar? Elon Musk, que vuelve a las andadas a la conquista de Twitter, un culebrón que durante los meses pasados nos tuvo en vilo: primero hizo una oferta, enredó y luego la retiró. Pues bien, el sudafricano vuelve a poner su oferta inicial sobre la mesa.
En las últimas horas el rumor ha retornado con fuerza y ayer por la noche Twiter anunció que había recibido una propuesta de compra por parte de Elon Musk. El precio es de 54,20 dólares la acción, un 54% más de lo que valían las acciones antes de que saltara la liebre.
Este punto es importante porque el sudafricano lleva tiempo que si sí o que si no y estas noticias sacuden el mercado bursátil: cuando Elon Musk retiró la oferta, las acciones bajaron. Fue entonces cuando Twitter demandó al empresario con la intención de que la compra se concretara en los términos originales. Casualidad o no, por esa denuncia habrá un juicio que empieza de forma inminente el 17 de octubre.
Desde entonces todo han sido excusas para echarse atrás: que si hay muchos bots y spam, que es el lugar de caldo de cultivo de la desinformación o que los usuarios que dice tener esa red no son tal. Veremos, pero parece que Musk apuesta por abrir la cartera antes de que sea el juzgado quien cierre el asunto con posibles compensaciones.
¿Tuviste un iPhone 6 o un iPhone 6s? Ojo porque Apple podría recompensarte con 189 euros
Esta es una noticia para aquellos fans de la manzana mordida habituales de los iPhone, y es que aunque acaban de presentar el iPhone 14, esta noticia afecta a usuarios de los iPhone 6 y iPhone 6s, que datan de 2014 y 2015 respectivamente.
Todo comenzó con un hilo de Reddit en el que un usuario instaba a cambiarle la batería a tu iPhone si iba lento. Es lo que se conoce como Throttling y le puede costar muy caro a Apple, que en su momento reconoció que ralentizaba deliberadamente el rendimiento de estos dos modelos para minimizar la degradación de la batería. El célebre 'throttling' le causó ya problemas económicos a Apple en Italia, y ahora podría ocurrir lo mismo aquí.
Cuando sucedió este Applegate, la firma se disculpó y lanzó un programa de descuentos en el recambio de baterías, pero claro, lo hizo una vez saltó la liebre.
Por este motivo en 2020 la OCU presentó una demanda colectiva alegando que la empresa "manipuló intencionadamente y sin informar de ello el rendimiento de sus algunos de sus populares iPhone en acto de clara obsolescencia programada" y se ha admitido a trámite recientemente. En esta demanda se pide una compensación de entre 99 y 189 euros según el modelo, así que mucho ojo si estáis entre los afectados.
Desde la OCU estiman que "son más de 400.000 los afectados por esta mala práctica de Apple". Dan la opción a los que no lo hayan hecho a que se sumen a esa reclamación, que "no te supondrá ningún gasto, porque OCU asume los costes del procedimiento judicial".
Calentar la casa con estufas de pellet también ha subido de precio, la solución: pellets de lino
Este invierno va a ser más negu gorria que nunca. A las bajas temperaturas se suma la crisis energética y la inflación. En este escenario, hay quien se ha propuesto cambiar su caldera para volver a la leña o hacerse con una estufa de pellets, un combustible que permite calentar nuestro hogar por menos dinero que otras alternativas como el gas o la electricidad. Para quien no lo sepa, los pellets son residuos prensados de la madera.
El problema es que también los pellets van subiendo de precio. En Francia o Canadá hay sin embargo quien ha decidido apostar por un aliado tan inesperado como tradicional y conocido: el lino.
Esa es la propuesta en la que lleva años trabajando Soels Electrotech, una compañía de Comines, al norte de Francia. La idea es aprovechar los residuos para la fabricación de pellets e ir un paso más allá en el uso de un material cuyas virutas ya se utilizan en las calderas de empresas.
Para formar los pellets, retiran el polvo y pasan el material por un sistema que lo comprime hasta obtener un gránulo prensado. Lo mejor es que ya hay al menos un fabricante de calderas que ha adaptado sus máquinas y que los pellets de lino serían más barato que los de madera.
En plena crisis energética, la idea no ha tardado en captar el interés de medios e incluso autoridades. La diputada francesa Brigitte Liso publicaba en su perfil de Twitter imágenes con los responsables de la firma.
En Canadá es la firma Prairie Clean Energy la que explica que su país genera más de 48 millones de toneladas de residuos agrícolas a los que no les da salida y "pueden ser transformados en pellets de biomasa limpios y renovables". Praire asegura que este tipo de combustible equivale en propiedades calóricas a los pellets de madera, con una ventaja extra: menor contenido de cenizas.
Para entender la importancia de las propuestas de Soels o Prairie es importante entender el contexto y, sobre todo, dónde y cuándo se plantean. Como señala la empresa canadiense, su país genera todos los años gran cantidad de residuos de lino a los que podría dársele salida. Soels tampoco apunta a ciegas: la producción de lino tiene un peso destacado en Francia. Le Figaro señala que el país es un referente gracias a 11.000 hectáreas dedicadas al valioso material.
El momento no puede ser mejor: el del alza del precio de los propios pellets ante el temor a la factura eléctrica y de gas. En cuestión de un año, un saco de 15 kg de biomasa compuesta por serrín prensado ha pasado de costar 4,5 a 7,5 euros. Y su demanda sigue al alza. La OCU detalla que hoy los pellets son un 67% más caros que justo hace un año y aun con todo, la biomasa sigue siendo una opción económica para calentar la casa.
En 2023 llegan las etiquetas ZBE, ¿el fin de los coches con etiqueta B?
La cuenta atrás para que las ciudades de más de 50.000 habitantes en España tengan una zona de bajas emisiones ha comenzado. Y lo ha hecho con algunas dudas que conviene aclarar. ¿Podré circular libremente con mi coche? ¿Tienen los vehículos con pegatina B los días contados?
Vamos por partes: En 2023 todas las ciudades con más de 50.000 habitantes, y aquellas con más de 20.000 habitantes cuyos informes de calidad de aire sean negativos, tendrán que tener una zona de bajas emisiones (ZBE), esto está recogida en el artículo 14.3 de la Ley del Cambio climático. La meta es mejorar la calidad del aire y el fomento de vehículos de movilidad sostenible.
Pero una cosa es lo que dice la ley y otra su aplicación: el gobierno español ha dado potestad a los ayuntamientos para que sean estos quienes estructuren sus propias ZBE. En este sentido, una ZBE no tiene por qué afectar al centro de la ciudad o, al menos, no tiene por qué afectar sólo al centro de la ciudad. Por ejemplo, se puede diseñar para controlar el acceso a los centros escolares, los espacios cercanos a hospitales o polos industriales.
Durante las informaciones que acompañaron al anuncio de estas ZBE obligatorias, la DGT publicó que estar sería la señal de entrada a una zona ZBE y que allí estaría prohibida la circulación a vehículos contaminantes "excepto Cero emisiones, ECO y C", haciendo referencia a sus distintivos medioambientales. Pero de momento ninguna ciudad prohibe la circulación a los automóviles con pegatina B.
¿Cuáles son los coches B? Básicamente a los automóviles de gasolina matriculados entre el 1 de enero de 2001 y el 1 de enero de 2006 y los diésel matriculados entre el 1 de enero de 2006 y el 1 de septiembre de 2015.
En los próximos meses veremos como las ciudades van adaptando estas ZBE a su estructura. Sin una regulación clara, lo más sencillo y probable para los ayuntamientos es reconvertir ligeramente el centro de las ciudades para reducir el volumen de tráfico en las calles pero seguir permitiendo una libertad total de los vehículos con o sin etiqueta, sea ésta cual sea.