La intérprete ha fallecido “pacíficamente mientras dormía”, según un comunicado publicado por su familia
Antes del furor por el género del true crime estuvo Jessica Fletcher. La detective cautivó durante 12 años a las audiencias televisivas de todo el mundo con Murder, She Wrote. Sin importar si la conocían como Se ha escrito un crimen, como la llamaban en España, o con su nombre latinoamericano, Reportera del crimen, Angela Lansbury fue el amable rostro que enganchó a millones a los misterios y la pasión por resolver 286 crímenes en lo que fue un fenómeno de la pequeña pantalla desde mediados de los años 80. Lansbury ha fallecido en Los Ángeles la madrugada de este martes mientras dormía, ha confirmado su familia. “Solo cinco días antes de cumplir 97 años″, indica el comunicado redactado por sus tres hijos, Anthony, Deidre y David (hijo del primer matrimonio de su segundo esposo).
Se ha escrito un crimen fue uno de los programas estelares de la cadena CBS. La serie se mantuvo entre las más vistas desde 1984, consolidando a Lansbury como uno de los rostros más populares de la televisión. De forma paradójica, la actriz, nacida en Londres en 1925, nunca obtuvo un premio por su actuación como Fletcher, una escritora y detective aficionada de formas impecables que ataba los cabos junto a la audiencia. Estuvo nominada al Emmy en la categoría de Mejor Actriz 12 años consecutivos, de 1985 a 1996. En todas salió con las manos vacías de la gala de los premios de la academia de televisión.https://imasdk.googleapis.com/js/core/bridge3.539.0_en.html#goog_189972951871KIrán: ¿Cómo se reparte el poder político? | EL PAÍS
Lansbury también estuvo nominada al Oscar en tres ocasiones, todas en la categoría de actriz secundaria. La tercera fue por The Manchurian Candidate (El mensajero del miedo), un celebrado thriller político de 1962 en el que exprisioneros de la guerra de Corea son reprogramados para formar parte de una conspiración comunista en Estados Unidos. Lansbury interpretaba a la madre de uno de los militares, Raymond Shaw (Laurence Harvey), en un reparto que contaba con Frank Sinatra y Janet Leigh. Lansbury consideraba esta cinta, dirigida por John Frankenheimer, su mejor trabajo para la pantalla grande. Este martes se ha apagado una de las últimas voces que conocieron los años dorados de Hollywood. En 2014 recibió un Oscar honorario por su trayectoria.
Lansbury fue hija de la también actriz Moyna MacGill y nieta de George Lansbury, dirigente del Partido Laborista entre 1932 y 1935. Su abuelo materno fue director de la casa de ópera en Belfast. Su padre murió de cáncer cuando tenía nueve años, y se mudó junto a su madre a Irlanda. En 1940, durante la II Guerra Mundial, la familia, que incluía otros hermanos gemelos, emigró a Estados Unidos. Se establecieron en Nueva York y Angela recibió una beca para estudiar interpretación. Con 16 años y concluidos los estudios, llegó junto a su madre a Los Ángeles.
Pocos años después, con solo 19 años Lansbury participó en su primera película, Luz que agoniza (1944), dirigida por George Cukor, por la que fue nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto. Suele decirse que fue el escritor de esta película, John Van Druten, fue quien la descubrió, abriendo la puerta a una trayectoria de más de 70 años que sumaría 36 películas y otras tantas decenas de series. Louis B. Mayer, la todopoderosa cabeza del estudio MGM, pidió que le ofrecieran un contrato después de ver la prueba de pantalla de la joven de actriz. “Tiene talento”, dijo el ejecutivo. Luz que agoniza, con Charles Boyer e Ingrid Bergman, se ha convertido con los años en un clásico. En los últimos años, además, ha servido para acuñar un término que define una forma de hostilidad en las relaciones personales modernas. Un año después, en 1945, volvió a ser incluida en la categoría de actriz de reparto por su papel en El retrato de Dorian Gray, de Albert Lewin.
En la pantalla, Lansbury se acostumbró a interpretar a mujeres mucho mayores. En 1961, por ejemplo, encarnó a la madre de Elvis Presley en Amor en Hawai, a pesar de que solo tenía 10 años más que el rey del rock, quien tenía 26 años entonces. Estar anclada a este tipo de papeles estuvo cerca de descarrilarla de uno de sus mayores éxitos.
En 1966, con 40 años, Lansbury logró un papel en la obra de teatro Mame, la adaptación musical de un popular libro de Patrick Dennis sobre su excéntrica tía. Los productores de la obra de Broadway dudaron en otorgarle el rol porque estaban cansados de verla interpretar “a la madre de todo el mundo”. La suerte estuvo de su lado y así pudo conocer otro tipo de éxito, uno donde sí fue reconocido por sus pares. Logró con la obra su primer premio Tony, el reconocimiento para las tablas. Y también del público. Cuando la obra se montó en Los Ángeles, la actriz recibió una ovación de 20 minutos, de acuerdo a su biografía, escrita por el crítico Rex Reed. “Quiero todo el glamour que haya. He estado hambrienta por él”, dijo a la revista Life tras el éxito.
Fue en los musicales donde cosechó un enorme éxito. Después del premio de Mame llegaron cuatro estatuillas más: en 1969 por Dear World, en 1975 por Gypsy, en 1979 por Sweeney Todd y en 2009 por Blithe Spirit. En 2014, con 88 años de edad, Lansbury volvió a las tablas londinenses, impulsada por el éxito que le dio esta última obra. La de Noël Coward le sirvió para cerrar casi medio siglo de ausencia en el West End. En 2017, la actriz participó en la miniserie de tres episodios Mujercitas. Y puso voz a personajes de animación en películas como La bella y la bestia, donde interpreta a la señora Potts, y Anastasia.
Angela Lansbury se casó con 19 años con el actor Richard Cromwell, que la abandonó a los pocos meses y que reconoció después que era homosexual. En 1949, se casó con el actor Peter Shaw, con quien tuvo dos hijos y una larga relación que se extendió por 30 años. Shaw, quien murió en 2003, abandonó la actuación y se convirtió en representante de estrellas como Robert Mitchum y Katherine Hepburn. En 2017, la actriz fue muy criticada por unas declaraciones sobre el acoso machista, según ella sacadas de contexto, en las que insinuó que el hecho de que las mujeres traten de ser más atractivas las pone en riesgo de sufrir acoso sexual. Lansbury desmintió que aquellas palabras fueran una justificación y se mostró destrozada por los ataques que recibió.