Alemania.- Con la inflación disparada, los supermercados alemanes empiezan a prescindir de los productos de algunas grandes marcas alimentarias, dejando cada vez más estantes vacíos que antes albergaban cereales o barras de chocolate de sellos muy conocidos.
Ante una inflación situada en un nivel récord del 10%, los gigantes de la distribución se niegan a pagar lo que consideran precios irracionales de algunas de las marcas más conocidas del mundo.
Las multinacionales de la alimentación argumentan que los costes de fabricación se dispararon por el encarecimiento de los costes de la energía y el transporte, en parte por la guerra en Ucrania.