Este recién pasado 9 de octubre se cumplió el centenario del nacimiento en Santiago de Cuba de Olga Guillot, para muchos —entre los que me incluyo— la mejor cantante de boleros que ha dado Hispanoamérica.
LA HABANA, Cuba. — Este 9 de octubre se cumple el centenario del nacimiento en Santiago de Cuba de Olga Guillot, para muchos —entre los que me incluyo— la mejor cantante de boleros que ha dado Hispanoamérica.
Lo curioso es que la Guillot, a quien llamaban La Reina del bolero, no era una bolerista propiamente dicha. Pero todo lo que cantaba, aun no siéndolo, a fuerza de emotividad y del ritmo que le imponía, lo convertía en bolero. En un bolero doloroso, que es como debe ser todo bolero que se respete.
Lo anterior sucedía cuando cantaba los temas del mexicano Armando Manzanero, las canciones del feeling o su versión de Miénteme, ese número que la identificaba y que, aunque había sido sonado en la voz de decenas de intérpretes, nadie interpretaba como ella.
Guillermo Cabrera Infante, en su crónica Mi música extremada, explicaba: “Una cantante de boleros puede traer una canción sin más ritmo que su letra a la órbita del bolero. Fue lo que hizo Olga Guillot con ´La otra tarde vi llover´ de Armando Manzanero. Cuando Olga Guillot canta ´siempre fui llevada por la mala´ hace un himno no solo al amor (renuncia romántica recibida), sino a un masoquismo del alma que ella sabe invocar con su canto. La Guillot es el espíritu del bolero como Billie Holliday fue el espíritu del blues. Cuando Olga Guillot canta una canción primera del feeling, ´La gloria eres tú´, en un ritmo que está entre la beguina y el disco sound, sigue siendo un bolero. La gran Guillot, Olga a secas, es también afecta a la sonoridad suelta del bolero, pero siempre cae en el acento natural de dos por cuatro, que es la rítmica ideal del bolero. Pero el bolero, en último término, no es un ritmo, sino una atmósfera sonora que se quiere antes que nada arte poética.”
Desgraciadamente, el centenario de Olga Guillot será pasado por alto en su patria. La Guillot es de los tantos artistas exiliados a los que el régimen castrista ha proscrito e intentado borrar. El ensañamiento ha sido particularmente fuerte contra la Guillot, que, como Celia Cruz, siempre patentizó su rechazo al castrismo y nunca claudicó.
En 2008, en una entrevista, refirió: “En Cuba silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión, como si yo no hubiera existido nunca. Me duele mucho. Fidel Castro me quitó mi casa y mi carrera de 18 años. Me llevaron presa tres veces y cuando mi hija tenía 18 meses me dijeron que si seguía hablando mal de la Revolución, no la vería más.”
Cuando en febrero de 1961 Olga Guillot partió al exilio, era una de las cantantes más populares en Cuba y Latinoamérica. Luego de radicarse en México, que consideraba su segunda patria, lo siguió siendo. Y también fue una gran influencia entre los cantantes de generaciones posteriores. Baste recordar que fue en su show televisivo donde inició en 1969 la carrera de José José y que fue ella quien le escogió su nombre artístico (se llamaba José Rómulo Sosa).
Multipremiada, querida, respetada y con la voz en forma hasta sus últimos días, Olga Guillot murió en Miami, a los 87 años, el 12 de julio de 2010.
Cuando ya se sentía cerca del fin, dijo que el mayor dolor que llevaba en su alma era no ver a Cuba libre y poder regresar a cantar en ella.