Cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) comenzó a publicar el recuento de votos de la primera vuelta de las elecciones generales de 2022, el 2 de octubre, todo Brasil pudo comprobar que los primeros votos eran de las regiones Sur y Sudeste. Sólo un tiempo después se empezaron a contar los de parte del Medio Oeste y, finalmente, los votos de los estados de las regiones del Noreste y del Norte.
Según el Secretario de Informática de la Corte Electoral, Julio Valente, esta situación, que se repite en todas las elecciones, es causada por diversos problemas logísticos en la transmisión de los votos de cada una de las 27 unidades de la Federación. Debido al volumen de información que recibe el TSE al mismo tiempo, los votos del norte del país acaban llegando a Brasilia en último lugar y, por tanto, esperan en una “cola” para ser procesados.Te puede interesar: Bolsonaro o Lula: las 3 variables que podrían definir el ballotage en Brasil
Julio Valente explica que hay tres factores que pueden ralentizar la transmisión de los datos de las urnas al TSE para el recuento. El primero es el número de cargos que se votan -lo que implica más tiempo frente a la urna- y la existencia de colas de votantes que aún no han votado en el colegio electoral después de las 17 horas, cuando, en teoría, se cierra la votación. En estos casos, la norma electoral determina que se distribuyan las contraseñas y que la votación continúe hasta que vote la última persona de la cola. Sólo entonces se cierra la urna electrónica, se imprime la papeleta y se retira el soporte de los resultados para poder transmitir los datos a la Justicia Electoral.Bolsonaro y Lula se enfrentan en el ballotage de este domingo (REUTERS/Pilar Olivares)
La segunda razón está relacionada con el hecho de que en muchos lugares alejados de los grandes centros existe el problema de la limitada infraestructura de telecomunicaciones. Y esta es una situación recurrente, especialmente en las regiones más pobres de los estados del norte y el noreste y en partes del medio oeste. El problema tiene que ver con la capacidad de procesamiento informático disponible en la localidad para la transmisión de datos, así como con la estabilidad y velocidad de la red local de datos en conexión con la red privada de la Justicia Electoral.Te puede interesar: Una diputada aliada de Jair Bolsonaro persiguió con un arma de fuego a un seguidor de Lula da Silva
Según Julio Valente, esta dificultad suele sortearse transportando al secretario a un punto de transmisión de la Justicia Electoral, lo que lleva tiempo, o utilizando un teléfono satelital en zonas remotas, como las aldeas indígenas.
El tercer factor de posible retraso en el procesamiento de los votos en el recuento de las elecciones ya se produce en Brasilia, en el Centro de Procesamiento de Datos (CPD) del TSE. “Estos datos, al llegar al CPD de la Justicia Electoral, entran en una estructura similar a una ‘cola de banco’”, explica Valente. De este modo, los datos de los estados que se ocupan de las contingencias de las infraestructuras de información acaban llegando al TSE después de los datos de las regiones del Sur y del Sureste, que consiguieron transmitirlos con mayor facilidad. Por este motivo, se quedan esperando en una “cola” para ser finalmente procesados y totalizados.
Según Valente, la cola no tarda en formarse. Esto se debe a que, en este momento, el TSE está recibiendo un enorme volumen de transmisiones -de más de 496.000 papeletas- al mismo tiempo. “Como todo llega al TSE al mismo tiempo y en la misma estructura de datos, a veces los 30 segundos que se tarda en conectar después de la votación son suficientes para que se hayan introducido más de 50.000 papeletas”, dijo.