Reelegido como gobernador de Florida, DeSantis puede convertirse en una seria competencia para el exmandatario si decide postularse para las próximas presidenciales.
Tras derrotar a su rival demócrata Charlie Crist por casi 20 %, el republicano Ron DeSantis de 44 años ha ganado este martes la reelección como gobernador de Florida, asegurando su segundo mandato y consolidando su importancia dentro del partido. "Apenas empecé a pelear", declaró ante sus partidarios en el discurso de la victoria.
Apodado por algunos medios como 'Trump 2.0', DeSantis atrae a los conservadores derechistas y, si bien hasta ahora ha esquivado las preguntas directas de si se postulará para las próximas elecciones presidenciales, podría utilizar su victoria en Florida en el caso de que decida lanzar su candidatura.
Un reciente sondeo de Victory Insights, llevado a cabo en Florida, le da una ventaja de 22 puntos frente a Donald Trump en las primarias republicanas del estado para la presidencia de 2024.
Ante la atención que se lleva DeSantis al cimentar su posición de estrella en en el Partido Republicano y fuertes sospechas de que será un rival de Donald Trump en los próximos comicios, alimentadas por sus propias palabras de que no se compromete a cumplir el mandato completo de cuatro años como gobernador, el exmandatario estadounidense, que por el momento tampoco ha anunciado si se postula para 2024, ya ha lanzado varias pullas al político.
De hecho, lo animó a no postularse para la carrera presidencial, tras bautizarlo como "Ron DeSanturrón" (’Ron DeSanctimonious', en inglés) y advertir que si se postula, diría "cosas sobre él que no serán muy halagadoras". "Sé más sobre él que cualquier otra persona, aparte de, quizás, su esposa", declaró la noche de este lunes en una entrevista con Fox News Digital.
"No sé si se postula. Creo que si se postula, podría hacerse mucho daño. De verdad creo que podría hacerse mucho daño", afirmó Trump. "Creo que estaría cometiendo un error, creo que a la base de votantes no le gustaría eso: no creo que sea bueno para el partido", agregó.
DeSantis se ha caracterizado por una postura conservadora desde sus primeras etapas en la política. En 2012, durante su campaña por un escaño en el Congreso abogó por un "gobierno pequeño" e impuestos reducidos, así como también criticó arduamente a la Administración del entonces presidente demócrata Barack Obama. Condenó lo que consideró la tendencia del Gobierno a intervenir en "prácticamente cualquier tema", desde la orientación sexual de los niños "hasta la temperatura de la Tierra". "Mi misión era en gran parte detener a Obama", recordó en febrero.
El gobernador de Florida acaparó la atención nacional al inicio de la pandemia del coronavirus al oponerse abiertamente a los continuos confinamientos, los requerimientos de vacunación y el uso obligatorio de las mascarillas. También se pronunciaba sobre temas como la inmigración, seguridad fronteriza, género y educación, entre otros, enfrentándose con el presidente Joe Biden.
En abril, DeSantis aprobó la ley que prohíbe los abortos después de 15 semanas de gestación, sin excepciones para los casos de violaciones o incesto. Sin embargo, durante el debate gubernamental del 24 de octubre con Crist, DeSantis se negó a decir si apoya una prohibición total de los abortos.
Durante su mandato como gobernador, también ha firmado un proyecto de ley que prohíbe las discusiones sobre la identidad de género y orientación sexual con los niños de 3 años en centros preescolares. "No permitiremos la sexualización de los alumnos pequeños y no permitiremos que los funcionarios escolares sustituyan el papel de los padres", declaró al respecto.
Ron DeSantis ha sido uno de los principales críticos de la política migratoria de la Administración Biden, y en señal de protesta, ha trasladado a cientos de personas sin papeles desde Florida a otros estados, en particular, a aquellos dirigidos por demócratas.
El gobernador republicano incluso envió a un grupo de indocumentados en vuelos chárter desde el estado de Texas hacia la isla de Martha’s Vineyard (Massachussetts), un popular destino turístico entre la clase alta. Esto provocó el inicio de una investigación en su contra por parte del Departamento del Tesoro de EE.UU., por sospecha de malversación de fondos. El alto funcionario alegó que aquellos inmigrantes pretendían desplazarse hacia Florida, mientras que los recién llegados afirmaron haber sido engañados deliberadamente para abordar los vuelos.
Además, el paso del huracán Ian expuso los problemas que enfrentan en Florida las personas que no cuentan con estatus migratorio regular ni un permiso de trabajo. El político presionó para que se contraten trabajadores locales para paliar los efectos del desastre natural, y su retórica antinmigrante contribuyó a que muchos de los indocumentados evitaran buscar asistencia financiera gubernamental por las pérdidas sufridas en el huracán, debido a que temían ser deportados.