En el marco de la 296a Reunión del Consejo Monetario Centroamericano (CMCA), efectuada en modalidad híbrida el 24 de noviembre de 2022 en San José, Costa Rica, las autoridades de los bancos centrales de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana (CARD) evaluaron el desempeño de las economías de esos países durante el presente año y las perspectivas de la economía regional y de cada país en el corto plazo.
En ese sentido, tomaron en cuenta la evolución del producto interno bruto, la inflación, las condiciones financieras nacionales e internacionales, la situación fiscal y el entorno internacional relevante.
Las autoridades hicieron particular énfasis en las presiones inflacionarias externas derivadas del incremento de los precios internacionales del petróleo y otras materias primas, las perturbaciones en las cadenas globales de suministros, la mayor incertidumbre asociada al conflicto entre Rusia y Ucrania, los efectos persistentes de la pandemia, sobre todo en China, el endurecimiento en las condiciones financieras internacionales y el posible impacto recesivo como resultado de los incrementos en las tasas de interés de la Reserva Federal de los EE.UU.
Se observó que continúa la dinámica de crecimiento en la región en 2022, influenciada por una combinación de factores, que incluye el aumento del crédito al sector privado (empresas y hogares), la mayor inversión pública, la recuperación de flujos externos procedentes de las exportaciones, remesas, inversión extranjera directa y turismo, entre otros.
Del mismo modo, las autoridades observaron que debido a la situación internacional el crecimiento económico tendería a moderarse en 2023.
De acuerdo con la información disponible, el crecimiento económico de CARD (aproximado por la variación interanual del IMAE en tendencia ciclo) hasta agosto de 2022 se ubicó en torno a 4.1%. En ese sentido, El Salvador presentó una expansión de 1.8%, mientras que, al mes de septiembre, Costa Rica registró un crecimiento de 3.0%, Guatemala de 3.8%, Honduras de 3.7%, Nicaragua de 3.1% y la República Dominicana de 4.4%.
Asimismo, se observa que el proceso de recuperación opera en distintas velocidades entre las actividades económicas, lo que sugiere que algunos países consideren políticas sectoriales que permitan mejorar el desempeño de sus economías.
Las presiones inflacionarias continúan manifestándose en la mayoría de los países como resultado, principalmente, del contexto internacional.
La rápida expansión de la demanda agregada, el alza en los precios internacionales de los bienes primarios, especialmente el petróleo y sus derivados, y los problemas en las cadenas de suministro, entre otros factores, han afectado principalmente los precios de rubros de transporte y alimentos en la canasta de bienes y servicios incluidos en el índice de precios al consumidor (IPC).
En este contexto, la mayoría de los bancos centrales de la región han aumentado sus tasas de política monetaria para atenuar el alza de precios.
La variación interanual promedio del IPC en la región llegó al 9.1% en octubre de 2022, en lo que pareciera ser un punto de inflexión luego de alcanzar un pico de 9.6% en agosto, por lo que se espera que mantenga una tendencia a la desaceleración en los últimos meses del año.
En ese sentido, la tasa de inflación observada en octubre de 2022 por país fue de: 9.0% en Costa Rica, 7.5% en El Salvador, 9.7% en Guatemala, 10.2% en Honduras, 12.2% en Nicaragua y 8.2% en la República Dominicana.
Hacia adelante, y en consonancia con la evolución de la actividad económica global, los bancos centrales proyectan un desempeño regional positivo, con un crecimiento esperado de 4.1% y con presiones inflacionarias con tendencia a moderarse hacia el cierre del año.
No obstante, reconocen que, en torno a sus pronósticos, se mantienen riesgos tales como el posible impacto recesivo de la acelerada reversión de los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales de las principales economías, sobre todo el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América, las consecuencias derivadas del conflicto Rusia-Ucrania así como la evolución de la pandemia, entre otros.
De este modo, las autoridades monetarias estarán atentas a actuar con las medidas de política monetaria y financiera apropiadas, cuando fuera necesario.