La oleada de personas que abandonan Twitter está aumentando desde los cambios que ha propuesto su dueño, Elon Musk, y las exigentes condiciones que impone a los empleados.
Tecnología.- La etiqueta "RIPTwitter" es tendencia y muchos de los usuarios del sitio se están apresurando a descargar sus datos.
También están compartiendo lugares alternativos donde ir.
El nuevo jefe de Twitter, Musk, que no es alguien que ignore tendencias, tuiteó el meme de una lápida con el logo de Twitter.
Muchos de los que se están yendo, según sus biografías en Twitter, son ingenieros, desarrolladores y codificadores, es decir, las personas que trabajan en las entrañas que hacen funcionar a Twitter.
Tomemos dos de las mayores vulnerabilidades que podrían tumbar al pajarito azul ante esta falta de personal.
La primera y más obvia sería un hackeo catastrófico.
Twitter, como todos los grandes sitios web (incluyendo este, de la BBC), está constantemente bajo ataque de malhechores -y Estados- que quieran causar problemas. Líderes mundiales, políticos y celebridades, todos tienen cuentas de Twitter con millones de seguidores, una presa fácil para cualquier hacker que quiera una gran audiencia para sus engaños, como se ha visto antes.
O posiblemente sólo quieran que desaparezca, así que bombardean el sitio con tráfico electrónico para ver si se abruma y así deja de funcionar. Este tipo de intentos suceden todo el tiempo, son una batalla constante.
La seguridad cibernética es, o por lo menos debería ser, una parte importante de las operaciones cotidianas de cualquier compañía en el siglo XXI. La semana pasada, la jefe de seguridad cibernética de Twitter, Lea Kissner, dejó la empresa. No se sabe si será reemplazada. (Twitter tampoco tiene un equipo de comunicaciones, así que es difícil indagar eso).
Es probable que la seguridad de Twitter sea bastante robusta. No puedes manejar un sitio utilizado por 300 millones de personas al mes si sólo está atado con cuerda. Pero esa consistencia robusta requiere un mantenimiento continuo.
Piensa en tu propio teléfono, o portátil, y las actualizaciones de seguridad que regularmente debes instalar. Eso es porque todo el tiempo se descubren nuevas vulnerabilidades, nuevas grietas en la armadura que no sabías que tenías, y es menester del proveedor enviarte la manera de arreglarlo.
El segundo desastre potencial es que los servidores queden inhabilitados ya sea por algún resentido o por error durante un mantenimiento de rutina que no haya sido bien supervisado.
Sin servidores, no hay Twitter (ni Facebook, ni Instagram, ni nada del mundo digital).
Los servidores -computadores poderosos- son como los cuerpos físicos de estas plataformas. Existen en centros de datos. Son efectivamente bodegas llenas de servidores computarizados que son indispensables para las operaciones de los negocios online. El mundo funciona a base de servidores.
Como te puedes imaginar, todas esas máquinas generan una gran cantidad de calor. Los centros de datos tienen que mantenerse refrigerados y requieren una constante fuente de electricidad.
Los mismos servidores también requieren mantenimiento y reemplazo, y para eso los datos se trasladan de uno a otro. Todo eso abre el camino a que algo salga mal. De ocurrir, pasaría súbita y dramáticamente.
Elon Musk conoce todo esto, naturalmente. No presumamos que no. Sin embargo, podría optar por hacerse el tonto.
No sabemos quién es la persona que actualmente está supervisando.
Pero algo me pasó ayer que me hizo pensar que hay más personas en Twitter vigilando atentamente de las que pensamos.
Conté la historia de una astrónoma que quedó sin poder acceder a su cuenta después de caer en desgracia con las herramientas de moderación automatizada. Nadie en Twitter, ni de las otras compañías de Musk me respondieron, o entraron en contacto con ella. Pero el acceso a su cuenta fue efectivamente restaurado más tarde en el día.
Alguien, en alguna parte en Twitter, estaba prestando atención. Tal vez todavía hay suficientes personas que siguen haciendo precisamente eso.