La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer hoy un nuevo informe conjunto en el cual señalan que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan un contexto macroeconómico, social y ambiental muy complejo, que va a afectar la dinámica de los mercados laborales.
Ambas instituciones señalan que, a pesar de la recuperación observada en los mercados laborales en el primer semestre de 2022, se espera que en el segundo semestre la desaceleración del crecimiento ralentizará la capacidad de la región para generar empleos de calidad.
En la primera sección del N⁰ 27 de su publicación conjunta Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. Dinámica de la productividad laboral en América Latina, ambos organismos de las Naciones Unidas señalan que la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) provocó en las economías y los mercados laborales de América Latina y el Caribe una crisis sin precedentes. En informes anteriores se ha destacado que la recuperación que han experimentado los mercados laborales de la región desde la reapertura de las economías ha sido lenta, incompleta y asimétrica. Sin embargo, en el primer semestre de 2022 se observaron cambios favorables en los principales indicadores de estos mercados.
En primer lugar, en el segundo trimestre de 2022 la tasa de ocupación alcanzó el nivel previo a la crisis y la tasa de desocupación se redujo 2,8 puntos porcentuales respecto del mismo período del año anterior, hasta ubicarse en un 7,3%, cifra inferior a la de la prepandemia. Esta reducción en la tasa de desocupación se observó en todos los países analizados. De igual forma, hubo mejoras en la tasa de participación, aunque aún se encuentra por debajo del nivel anterior a la crisis sanitaria.
Otro aspecto que se resalta en la primera parte del informe es que estas tendencias positivas se acentúan entre las mujeres, grupo que fue especialmente afectado durante la pandemia y cuya recuperación ha sido más lenta que la de los hombres en 2021. En efecto, si bien en la primera mitad de 2022 la tasa de desocupación se redujo tanto respecto de los hombres como de las mujeres (2,3 y 3,4 puntos porcentuales, respectivamente), la disminución fue mucho más acentuada entre estas últimas, lo que produjo una reducción de la brecha de desocupación, que pasó de una relación de 1,5 a 1,4 entre los primeros semestres de 2021 y 2022.
En el informe también se destaca que desde el primer semestre de 2022 los empleos de asalariados aumentaron más que los empleos por cuenta propia y que es el sector industrial el que muestra las mayores tasas de creación de puestos de trabajo. En esa sección también se señala que, como resultado del importante incremento de la inflación en el primer semestre del año, los salarios promedio reales registran una caída.
En el informe Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe N⁰ 27 , CEPAL y OIT también señalan que, además de enfrentar los difíciles retos que impone la actual coyuntura del mercado laboral, las economías de la región tienen ante sí el desafío de revertir el bajo crecimiento de la productividad y de la inversión que se ha observado desde la crisis de la deuda.
En este sentido, en la segunda sección del informe se muestra el estancamiento que exhibe la productividad laboral de América Latina desde la década de los ochenta, y cómo esto ha causado que las brechas de productividad laboral de la región respecto de las economías desarrolladas se han ampliado, pero esta ampliación ha sido incluso mayor en el caso de las brechas respecto de otras economías emergentes. El estancamiento de la productividad laboral en la región ha sido generalizado y, a diferencia de lo que ocurre en otras economías emergentes como las asiáticas, la transformación estructural no ha sido orientada con suficiente fuerza por políticas de desarrollo productivo, para activar a los sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento.
De acuerdo con CEPAL y OIT, para revertir esta situación y estimular la creación de más empleos formales bien remunerados, es necesario elevar el nivel de ambición de las políticas de desarrollo productivo, tomando en cuenta nuevos enfoques de política sobre la manera de lograrlo y nuevas realidades asociadas con la revolución tecnológica y los nuevos paradigmas productivos que esta genera.
Las políticas de desarrollo productivo deben contar, además, con un adecuado marco macroeconómico y financiero. De igual forma, estas instituciones destacan las experiencias positivas que se han dado en la región en materia de diálogo social en el marco de los consejos de productividad conformados en la región.