Tras la extradición del fundador del Cártel de Sinaloa a Estados Unidos, en Culiacán su legado quedó al mando de sus hijos quienes ya figuran como objetivos prioritarios tanto para autoridades mexicanas como estadounidenses
MEXICO.– Luego de que la carrera criminal del fundador del Cártel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”, culminara al ser detenido y extraditado a Estados Unidos, el legado de su poderoso imperio ha quedado en manos de algunos de sus hijos.
Fue en 1997 cuando el capo contrajo nupcias con Alejandrina Salazar, con quien tuvo sus primeros cuatro hijos: Jesús Alfredo, Iván Archivaldo, Alejandrina Giselle y César, no obstante, años más tarde y con su segunda esposa, identificada como Griselda López, “El Chapo” procreó a otros cuatro hijos: Joaquín, Edgar, Griselda y Ovidio, siendo este último quien recientemente se mantiene en el ojo del huracán.
Ovidio Guzmán López, mejor conocido como El Ratón, fue aprehendido la mañana de este jueves 05 de enero tras un fuerte operativo orquestado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en el estado de Sinaloa; aunque los detalles sobre su detención aún no se han dado a conocer por autoridades federales, dicho suceso volvió a poner sobre la mesa la trayectoria criminal y la vida que ha llevado el hijo del fundador del Cártel de Sinaloa.
El Ratón, como es también conocido el descendiente de Joaquín Guzmán Loera, ha sido identificado por autoridades mexicanas y estadounidenses como uno de los actuales cabecillas del Cártel de Sinaloa. Y es que, de acuerdo con información del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, tanto Ovidio como su hermano Joaquín coordinaban acciones y encabezaban un brazo del grupo criminal denominado como Organización Criminal Transnacional Guzmán López.
Pese a que ambos hijos de “El Chapo” y Griselda López se han consolidado ahora como objetivos prioritarios de las autoridades, fue desde su juventud que su carrera criminal comenzó a despegar luego de que heredaran el legado de su hermano Edgar Guzmán López, quien fue asesinado en Culiacán el 8 de mayo de 2008.
Siguiendo los pasos de su padre, tanto Ovidio como Joaquín invirtieron en el negocio del narcotráfico con sustancias como marihuana, cocaína, efedrina y, en los últimos años, fentanilo.
Dichas actividades fueron constatadas por documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos en donde se detalla que desde abril de 2008 y hasta 2018 ambos hermanos conspiraron para distribuir drogas desde México y otros lugares para ser importados al país que gobierna Joe Biden.
El 17 de octubre de 2019, el nombre de Ovidio Guzmán López acaparó la atención de la ciudadanía luego de que elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) lo detuvieran en Culiacán.
No obstante, lo que pretendía ser un fuerte golpe para la organización criminal fundada por Joaquín “El Chapo” Guzmán, culminó por desatar la furia del Cártel de Sinaloa, cuyos sicarios se encargaron de sembrar el narcoterror a lo largo y ancho de la capital sinaloense obligando al Gabinete de Seguridad de la administración de Andrés Manuel López Obrador a doblegarse, ordenando la liberación del hijo del capo.
El mandatario tabasqueño confirmó días después que él mismo dio la orden de liberar a El Ratón con la finalidad de restablecer la paz en el estado de Sinaloa, decisión que le costó una incalculable cantidad de críticas.
A partir de dicho turbio episodio denominado como El Culiacanazo, Ovidio Guzmán López mantuvo un perfil bajo, no obstante, en 2021 el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que ofrecían una recompensa de hasta USD 5 millones por información que pudiera conducir a la detención y condena de cuatro de los hijos del fundador del Cártel de Sinaloa, incluyendo a El Ratón.