Las proyecciones de crecimiento para América Latina en 2023 no son las más auspiciosas, con una actividad económica bastante más moderada que en 2022. Del lado más optimista está la Cepal con proyecciones en torno a 1,3%, lo que es una cuarta parte de lo que se espera para el año que recién terminó (3,7%). Mientras, en el otro extremo hay quienes apuntan a un 0,4% de crecimiento, aunque la mediana estaría más bien a una zona intermedia de 1%.
Ante este panorama, la región latinoamericana sería, a ojos de los analistas, la de peor desempeño dentro de los mercados emergentes, mucho de esto debido al pronóstico pesimista que se cierne sobre sus principales socios comerciales.
Así, una recesión en Estados Unidos tendría un impacto negativo directo en México, América Central y el Caribe, donde los vínculos comerciales y financieros siguen siendo fuertes, mientras que en China, las restricciones relacionadas con el Covid y la debilidad del sector inmobiliario podrían obstaculizar su recuperación económica, pasándole la cuenta a los países sudamericanos que comparten lazos profundos con el gigante asiático.
A esto se le sumarían los desanclajes en las metas de inflación, que pese a las fuertes alzas de tasas de interés por parte de la mayoría de los bancos centrales de la región, no cederían sino hacia el segundo semestre, estimó Credit Suisse en su reporte para el año. Lo anterior tendría efectos sobre la demanda interna, concuerdan los analistas.
Otro factor para completar el puzzle, es la reconfiguración del mapa político en la región, ya que con la llegada de Lula Da Silva a Brasil ya serían siete las economías de Latinoamérica que tienen presidentes de izquierda, aunque en CitiBank y Capital Economics dicen que Argentina podría sorprender en las elecciones de finales de año.
William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, ve que la región crecerá 1%. Brasil, México y Colombia lo harían en esa misma línea mientras que para Argentina y Chile anticipa escenarios recesivos, explicados por las altas cifras de inflación y de tasas de interés, sumado, en el caso de este último, a una política fiscal más dura.
En su análisis para la región, Jackson ve también que es probable que la inversión privada se debilite y que los precios de las materias primas sean más bajos, reduciéndose así los incentivos para que las empresas mineras desembolsen más recursos. En contrapartida, a la inversión pública le iría mejor, al menos en algunos países, precisó el analista quien en esta línea puso como ejemplo a Brasil y su política fiscal más laxa.
Credit Suisse, apunta a un 0,4% de crecimiento para la región y ve poco probable que el proceso de deflación comience pronto. En ese sentido, no anticipa que los ciclos de relajación de la política monetaria en la región empiecen antes de finales de año, aunque esta no es una mirada que comparta todo el mercado: el banco de inversión HSBC ve algunas oportunidades.
“El alza temprana de tasas da la posibilidad a países como Brasil de empezar a recortar los tipos de interés en el segundo trimestre de 2023 a medida que se ajustan las medidas de Covid en China, proporcionando un mayor estímulo para la economía nacional. Este país y Chile, podrían beneficiarse sustancialmente de la mejora en los flujos comerciales”, dijo.
El nearshoring en México también estaría dando un impulso a la actividad a medida que las empresas estadounidenses trasladan la gestión de la cadena de suministro más cerca de sus fronteras, añadió HSBC.
No obstante, CitiBank cree que esto no será suficiente para evitar que el país azteca se desacelere, impactado por la incertidumbre política que podría ejercer presión sobre el sólido desempeño de ese mercado desde los mínimos de la pandemia de 2020. El banco, anticipa que Latinoamérica crecerá 1%.
En Perú, el principal desafío provendrá de la política, agregó CitiBank, al tiempo que precisó que “las no probadas administraciones de Perú, Colombia y Chile enfrentan el desafío de conciliar promesas agresivas de gasto social con los recursos disponibles”.
Brasil, en tanto, enfrenta por estos días una ola de protestas de bolsonaristas que podría comprometer la estabilidad del país.
Una sorpresa que podría darse en el año vendría por el lado de Venezuela, añadió Jackson de Capital Economics, quien dijo que el restablecimiento de la producción petrolera más rápido de lo esperado podría no solo impactar en la demanda mundial del hidrocarburo sino alivar a la economía local. Para eso, será clave la relajación de las sanciones que aún pesan sobre el país caribeño, apuntó.