Es hora de pasar la página las grandes fiestas de fin y principios de año, olvidarnos de los días festivos, de los puentes de viernes o de lunes, y comenzar a trabajar. La crisis que padece el país no se soluciona entre libaciones y bailes, sino en el esfuerzo de 24 horas.
Los grandes saltos al desarrollo lo han dado los países en base al trabajo, a la solidaridad y al esfuerzo común. Hay que hacer florecer la idea del colectivo, de modo solitario e individual se termina en el fracaso. Por demás, el país necesita dar un salto adelante.
El accionar partidista sepulta todas las posibilidades de que se de un bloque unitario nacional. Cada paso que se da levanta la suspicacia del contrario. Las alianzas de que se habla son para conseguir posiciones personales o grupales, pero no en base a impulsar el desarrollo nacional.
Política partidista aparte, falta mucho para las elecciones presidenciales, pero ya se inició la campaña proselitista.. La junta Central Electoral carece de las fuerzas suficientes para pararla. Lo más que se podría conseguir es que los actos se hagan bajo techo y que no ocurran incidentes de violencia entre adversarios.
Las elecciones libres y democráticas, son la única vía para mantener la democracia en el país. Hemos conocido etapas de dictaduras y de déspotas ilustrados. De votaciones donde imperaba el recurso del más fuerte y las trampas para alterar los resultados. Todo eso es cosa del pasado.
Ahora queda el camino de trabajar para acabar con la exclusión social y la miseria. Nadie tiene un programa de gobierno claro al particular. Los irredentos solo sirven para votar el día de los comicios y después se convierten en material de desecho y de olvido.
El empresario debe mostrar en este año su mejor cara. Tiene que dejar la rudeza y la crudeza cuando se trata de reivindicaciones sociales. Los trabajadores tiene el lazo al cuello por la inflación, el agiotismo y los bajos salarios, y se amplía el ejército de desocupados. Los llamados emprendedores están en un callejón sin salida.
El año será difícil, de lucha constante para sobrevivir. Tiene que haber respuestas a los males sociales. Hay que superar los cuadros de miseria extrema, la asistencia pública en salud tiene que mejorar, y los médicos de consultorios deben dejar a un lado sus presiones sobre los pacientes, que ya no tienen recursos pagar la consulta. ¡A trabajar!, debe ser la consigna nacional. ¡Ay!, se me acabó la tinta.