Durante varios meses, la situación de seguridad ha seguido deteriorándose en la ciudad de Croix-des-Bouquets. En la rue Falaise, ubicada en Cottard, en dicha localidad, varias familias se vieron obligadas a huir para escapar de las acciones de los bandidos. Estos últimos aprovecharon su ausencia para robar en sus casas. Víctima de esta situación, una pareja que vivía en esta calle desde hace casi 10 años habló con el diario.
HAITI.- “Mi esposa y yo vivíamos en el número 5 de la rue Falaise desde 2014. Debido a las amenazas de las pandillas, nos vimos obligados a abandonar el área. Los bandidos están tan cómodos que llegaron a amenazar a un familiar mío que se había quedado en casa a pesar de los riesgos. Después de que se fue, los bandidos saquearon nuestra residencia. »
“Los bandidos se llevaron toneles de clairin, puertas y llantas usadas destinadas a la venta que teníamos almacenadas en nuestra casa. También sacaron motores, generadores, bombas de agua y torres de agua de la casa. Asaltaron un taller de neumáticos que teníamos en Cottard y atacaron a algunos de nuestros empleados”, explica.
Ellos monopolizaron todo lo que invertimos en Croix-des-Bouquets: terrenos cercados, casas y negocios. Incluso se mudaron a la residencia familiar”, se queja Maxo.
Además, Maxo indica que rindió su declaración ante la Dirección Central de Policía Judicial (DCPJ) e incluso denunció los hechos a organismos de derechos humanos. Sin embargo, luciendo preocupado, dijo que temía que los ocupantes usaran su casa para cometer actos turbios. Dice que declina toda responsabilidad al respecto. Misma historia por parte de su esposa, Sabiana, quien asegura no haber pensado nunca en vivir una situación así.
La pérdida de sus bienes y el asalto a sus casas por parte de estos individuos están lejos de ser las únicas preocupaciones de la pareja Fleurant.
“Ahora vivimos con miedo a que nos secuestren o nos ataquen, porque los matones están tratando de averiguar a dónde fuimos a refugiarnos con el objetivo de secuestrarnos”, relata el empresario. Afirma que, desde hace varios meses, su esposa, él y su hija de tres años viven como prófugos. Y que incluso habían dejado una casa que tenían alquilada, antes de la expiración del contrato, por esta situación.
“Estamos viviendo con dificultad esta situación, nunca pensamos que el país caería en tal estado. Los bandidos han tomado como rehén a todo un país, más concretamente a la ciudad de Croix-des-Bouquets”, lamenta Maxo. Este último dice que espera, sin embargo, que se vuelva a un clima de seguridad normal para poder recuperar, aunque solo sea, sus bienes raíces en la ciudad, adquiridos a costa de sacrificios y años de arduo trabajo.
