PUERTO PRINCIPE, HAITI.-El vocero de la Policía Nacional de Haití, Garry Desrosiers, presentó los primeros resultados de los operativos realizados por la institución policial del 1 al 15 de este mes de febrero de 2023 sobre los operativo contra las pandillas callejeras que azotan a esta nación.
El comisionado divisional Desrosiers también informó sobre la Operación Tornado 1, lanzada el 27 de enero. durante el cual 16 presuntos bandidos resultaron heridos de muerte tras intercambios de disparos con la policía, incluidos 12 en el departamento Oeste y 4 en el departamento Centro.
A más violencia, más pandillas. Haití tiene actualmente unas 200 agrupaciones, y 95 de ellas tienen sede en Puerto Príncipe, según un informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, publicado en octubre de 2022.
Naciones Unidas estima que las pandillas controlan el 60% de Puerto Príncipe, pero muchos haitianos opinan que casi toda la ciudad ha caído en manos de los grupos criminales, según Associated Press.
Y el poder y la influencia política de los que gozan las pandillas más grandes se ha afianzado rápidamente durante el mandato de Henry. Ahora reemplazan a los organismos del Estado, actuando como autoridades de facto en gran parte de la capital haitiana.
El ejemplo más claro de esto ha sido la alianza de pandillas G9 y Familia, que nació en 2020 como una federación criminal de nueve de las pandillas más fuertes de Puerto Príncipe. El grupo sigue a la figura pandillera más poderosa de Haití, Jimmy Chérizier, alias "Barbecue".
Este expolicía acumuló gran poder en el ámbito político gracias a sus conexiones con el partido de gobierno Tèt Kale (Parti Haïtien Tèt Kale o PHTK), del que hace parte Henry y al que también estaba afiliado Moïse.
En el gobierno de Moïse, Barbecue actuó como enlace entre las pandillas y el gobierno, uniendo entes legales con grupos ilegales para ejecutar masacres patrocinadas por el Estado.
Antes de eso recibió apoyo material, logístico y financiero de altos dirigentes del gabinete de Moïse, quienes suministraron dinero, armas, uniformes policiales y vehículos del gobierno a las pandillas para perpetrar los ataques, como lo informó InSight Crime. Aunque han aparecido algunas fracturas, su alianza de pandillas G9 sigue siendo el ejército criminal más poderoso de la capital.
La G9 ha enfrentado de manera consistente a otra de las pandillas con mayor poder de Haití, la federación G-PEP. Al mando de Gabriel Jean-Pierre, alias "Gabriel", este grupo es otro ejemplo del acopio de poder político por parte de criminales en Haití. La G-PEP tiene presencia importante en el suburbio de Cité Soleil, en Puerto Príncipe, y anteriormente se hizo a ciertos apoyos de la oposición política al PHTK, incluido Réginald Boulos, un magnate empresarial haitiano y anterior candidato presidencial.
En sus inicios, los líderes de las pandillas haitianas tenían patrocinadores en el gobierno que les pagaban por trabajos o ataques específicos, pero ahora, Barbecue, Gabriel y otras figuras están al borde de otra transformación. Con poca oposición, aparte de sus propios conflictos internos, y con abundante poder de fuego, estos líderes pandilleros pueden convertirse en caudillos militares. Controlan la infraestructura pública, bloquean barrios enteros, matan y saquean con impunidad y deciden casi totalmente sobre las vidas diarias de miles de personas.
La pandilla 5 Segundos del barrio Village-de-Dieu, en Puerto Príncipe, liderada por alias “Izo”, ha demostrado especial eficacia para ganar poder usando este modus operandi. En 2022, la pandilla 5 Segundos atacó la infraestructura pública en los alrededores de Puerto Príncipe, ocupó durante meses el edificio de la Corte Suprema del país, creó puntos de paso forzoso al norte y al sur de la capital para extorsionar a conductores y tomó control de la venta de gasolina en el mercado negro, combustible que se ha hecho absolutamente esencial en Haití.
“Ya son jefes militares. Y creáme que esos como Barbecue, Vitelhomme e Izo son mucho más reconocidos en sus barrios que Ariel Henry. Son los únicos amos políticos de Haití y pueden armar un sindicato entre ellos”, declaró el exministro.
De esos líderes pandilleros, Barbecue es quien ha hecho demostraciones de fuerza con mayor regularidad. El repetido bloqueo al que sometió el principal depósito de combustible de Puerto Príncipe, la Terminal Varreux, es una muestra fehaciente de que las pandillas están atacando servicios vitales, desatando la escasez de combustible, cerrando hospitales e impidiendo la entrega de ayuda humanitaria. Barbecue ha usado esos bloqueos para ganar presuntos sobornos del gobierno haitiano en dos ocasiones durante los últimos dos años.
Y aunque la terminal de hidrocarburos estaba funcionando parcialmente en enero de 2023, "la Autoridad Portuaria Nacional y otros puertos comerciales viven bajo ataque constante de las pandillas. El transporte terrestre sigue en riesgo, por el secuestro y asalto constante de los que son blanco los contenedores de carga y las mercancías", según halló la Oficina Integrada de la ONU en Haití.
"Haití está al borde de un conflicto más extendido que puede costar más vidas, causar mucho sufrimiento y tener repercusiones en toda la región", observó Corciari. "Disponer las tropas es apropiado, pero debe haber un sentido de mucha mayor urgencia en los frentes político y diplomático".
Tras la muerte de 14 policías desde principios de año, un grupo de manifestantes armados, que se cree que eran policías, algunos de ellos uniformados y con pasamontañas, irrumpieron en la residencia del primer ministro el 26 de enero. Según el periódico Haití Libre, los manifestantes rompieron parabrisas, destruyeron cámaras de vigilancia e hicieron disparos al aire.
Ese mismo día, otro grupo de manifestantes irrumpió en la capital, Puerto Príncipe, bloqueando carreteras e incendiando neumáticos. Luego se dirigieron al principal aeropuerto de la ciudad, donde el primer ministro interino, Ariel Henry, regresaba de su viaje. La turba impidió la salida de Henry por un momento, hasta que las fuerzas de seguridad lograron sacarlo, según informó el Miami Herald.
La violencia no ha estado dirigida únicamente hacia los funcionarios haitianos. El encargado de negocios de Bahamas y su equipo fueron detenidos por agentes de la Policía Nacional de Haití (Police Nationale d’Haiti, PNH) durante las protestas del 26 de enero, y se les confiscaron sus armas y vehículos. Ante el hecho, el primer ministro de Bahamas ordenó rápidamente la salida de todo el personal diplomático de Haití.
Si bien los revoltosos afirmaron que no pertenecían a ningún grupo específico, sus tácticas son similares a las de un contingente fuertemente armado de policías, activos y retirados, conocidos como Fantom 509, y los medios de comunicación afirman que dicho grupo fue el causante de los disturbios.
El Fantom 509 apareció por primera vez en 2020 y ha sido acusado de graves actos de violencia, como el saqueo y la incineración de viviendas, asesinato de civiles, e incluso ataques contra el equipo nacional de fútbol de Belice.
El gobierno los ha declarado un “grupo terrorista” y ha despedido o arrestado a los agentes vinculados con la agrupación.
Los 14 policías asesinados este año elevan el total de oficiales muertos a 78 desde que Henry asumió el cargo en julio de 2021, según un informe de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití (Réseau National de Défense des Droits Humains, RNDDH).
Seis policías fueron asesinados el 25 de enero, el día antes de las protestas, por miembros de la pandilla Gran Grif, durante un ataque a una estación de policía en Liancourt, municipio del departamento de Artibonite, en el centro del país, según confirmó la PNH en redes sociales.
Menos de una semana antes, varios miembros del grupo Kraze Baryè, dirigido por un conocido líder pandillero Vitelhomme Innocent, se enfrentaron con oficiales de la PNH en Métivier, un barrio al sur de Puerto Príncipe. Tres oficiales murieron durante el tiroteo, otro falleció más tarde a causa de las heridas, y otro más desapareció. Otros dos combates a principios de este mes dejaron un nuevo saldo de cuatro oficiales muertos.
Los hombres de Vitelhomme incendiaron una estación de policía en Pétion-Ville, un barrio al sur de Puerto Príncipe, el 29 de enero. La estación había estado abandonada durante varios días.
En ese contexto, un gran número de agentes se han declarado en huelga para protestar contra las peligrosas condiciones de su trabajo y lo que perciben como una falta de apoyo del gobierno, según el Miami Herald.
Los últimos senadores electos de Haití terminaron su mandato el 11 de enero, lo que significa que el país ha quedado sin un solo funcionario electo, un menoscabo para la gobernabilidad democrática que ha empeorado constantemente desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. El Senado debería tener 30 integrantes, con 119 legisladores en la Cámara de Diputados, pero ninguno de ellos permanece en el cargo, confirmó a InSight Crime un exministro del Interior de Haití, quien habló bajo condición de anonimato.
Sin embargo, incluso antes de esta situación, la élite política haitiana ha sido señalada como parte del problema y ha estado expuesta a un riguroso escrutinio. Los vínculos entre la élite política de Haití y el crimen organizado llevaron a que Estados Unidos, Canadá y las Naciones Unidas impusieran una serie de sanciones contra políticos haitianos, retirados y en funciones, por corrupción, tráfico de drogas, financiamiento de pandillas y lavado de dinero.
Henry ha despedido a los miembros de su gabinete que han sido blanco de las sanciones, pero esto no le ha garantizado su tranquilidad. Él mismo ha sido investigado por presuntas conexiones con el asesinato del presidente Moïse en julio de 2021.
Las élites empresariales han sido objeto de escrutinios similares. Según una investigación de la revista New Republic, la persona más rica de Haití, Gilbert Bigio, está acusado de financiar las operaciones de las pandillas. Bigio posee un puerto privado justo al norte de Puerto Príncipe, donde, según especulan los medios locales, las pandillas han podido importar algunas de las armas pesadas con las que están atacando a la PNH. En diciembre, Canadá sancionó a Bigio y a otras dos personas por “proteger y permitir” bandas criminales armadas.
Dado que afronta dificultades para mantener su legitimidad, Henry ha insistido en que un grupo de trabajo internacional es la única forma de detener la violencia de las pandillas y restablecer el orden. En octubre pasado, publicó un documento en el que pide “el despliegue inmediato de una fuerza armada especializada […] para detener en todo el territorio la crisis humanitaria causada, entre otras cosas, por la inseguridad resultante de las acciones criminales de las bandas armadas y sus patrocinadores”.
Desde entonces no ha parado de intentar reunir apoyo. Cuando Henry aterrizó en Haití el 26 de enero, regresaba de un viaje a Argentina, donde asistió a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ante la cual reiteró su solicitud de una fuerza multinacional especializada para ayudar a Haití.
Henry ha encontrado poco respaldo. El secretario general de la ONU António Guterres ha llamado de manera reiterada a que se despliegue una fuerza armada especializada en el país, a la par que ha pedido a los demás gobiernos que detengan la deportación de migrantes haitianos. República Dominicana también ha hecho eco de las inquietudes de Haití.
Pero quienes podrían liderar esa iniciativa internacional, léase Estados Unidos y Canadá, han manifestado poco interés en enviar un destacamento militar en ayuda del país: “Haití debe resolver sus problemas persistentes de inseguridad”, declaró el embajador encargado de Estados Unidos ante la ONU, Robert Wood, en el Consejo de Seguridad de ese organismo el 24 de enero, mientras que el embajador de la ONU por Canadá, Robert Rae, señaló que las futuras soluciones “deben estar lideradas por los haitianos y las instituciones haitianas”.
La oposición a dicha intervención en Haití ha sido estentórea: “Una intervención internacional desencadenaría una matanza. Estados Unidos no conoce el contexto haitiano”, declaró el exministro haitiano en entrevista con InSight Crime.
Por el contrario, otros observadores afirman que entre más se agrave la crisis de seguridad en Haití, más inevitable se hará dicha intervención.
"Estados Unidos u otras fuerzas extranjeras podrían imponer un mínimo de seguridad y estabilidad, en particular en Puerto Príncipe, donde las pandillas han superado por mucho a la policía", opinó John D. Corciari, decano asociado de investigación y compromiso con políticas de la Escuela de Política Pública Gerald R. Ford, de la Universidad de Michigan, en entrevista con InSight Crime.
La resistencia a enviar tropas a Haití es comprensible. De 2004 a 2017, la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), liderada por Brasil, intentó restablecer y mantener el estado de derecho y la seguridad pública en el país. Sin embargo, salió en medio del escándalo, acusada de provocar un brote de cólera y de abusos de derechos humanos y prácticas de violencia sexual por parte de los soldados.