El 5 de marzo de 2013, Nicolás Maduro informó por TV la muerte del líder de la llamada “revolución bolivariana”. El presidente venezolano había soportado operaciones y una compleja batalla contra el cáncer que se mantuvo bajo total hermetismo y llenó al país de incertidumbre y rumores
VENEZUELA.- El 5 de marzo de 2013, cerca de las cinco de la tarde (hora local), Venezuela se paralizó por un instante. Las radios y televisoras fueron interrumpidas por una cadena nacional a la que le siguió una ola de acontecimientos que terminaron con una fase de incertidumbre y sumergieron al país en un nuevo estado que oscilaba entre la esperanza del cambio y el desconcierto de no saber qué pasará.
“Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir. A las 4:25 de la tarde de hoy 5 de marzo ha fallecido el presidente Hugo Chávez Frías”, dijo Maduro con la voz quebrada y lágrimas en los ojos desde el Hospital Militar de Caracas, que permanecía bajo fuerte resguardo de seguridad.
Caos es la única palabra que podría describir a Caracas tras aquel mensaje. Casi en forma inmediata muchos comercios, fábricas y empresas finalizaron sus actividades, previendo que se desatara algún tipo de violencia. Los trabajadores cortaron con sus tareas y se retiraron a sus casas; se fueron a refugiar “porque no se sabe lo que podría pasar”.
Las estaciones para surtir combustible se llenaron de automóviles intentando abastecer sus tanques. Los supermercados se abarrotaron de gente tratando de comprar alimentos “porque no se sabe”. Las principales autopistas y avenidas de la capital se transformaron en un estacionamiento. Las líneas telefónicas colapsaron y Venezuela se convertía en noticia internacional con mismo titular: Hugo Chávez ha muerto.
Los venezolanos venían de tres meses de especulaciones y desinformación, propios de los regímenes autocráticos, sobre la salud de su presidente recién electo para un tercer mandato. Hugo Chávez había abandonado el territorio dos meses después de una batalla electoral contra Henrique Capriles Radonski por la Presidencia de la República. Se fue a Cuba un mes antes de la fecha de juramentación.
El 9 de mayo de 2011 la salud del entonces mandatario había comenzado a ser noticia. La repentina suspensión de una gira internacional por un dolor de rodilla marcó el inicio de una serie de anuncios a cuenta gotas sobre la verdadera situación de Chávez.
“Esta mañana salí a caminar y me puse a trotar (…) y me di un golpe en la rodilla y hay un derrame de líquido, hay inflamación, dolor, estoy aquí con los médicos y me dieron reposo absoluto por varios días”, declaró a un programa del canal del Estado, Venezolana de Televisión.
La versión del dolor de rodilla se mantuvo hasta el 10 de junio.En algunos de sus viajes a Cuba para ser tratado, Chávez fue recibido por el dictador de la isla Raul Castro. (Foto: Reuters)
La madrugada del 8 de junio Chávez llegó a La Habana. Dos días más tarde, el régimen de Caracas anunció que el líder socialista había sido intervenido de un absceso pélvico que le producía fuertes dolores. Desde ese momento una ola de rumores corría en Venezuela: “Chávez tiene cáncer”.
Días más tarde, desde Cuba, el jefe de Estado dijo estar en plenas facultades para el ejercicio de su cargo y aseguró que se mantenía trabajando. El 20 de junio fue intervenido nuevamente en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) en La Habana en medio de un gran secretismo.
La tensión social en Venezuela crecía. Durante 10 días no hubo ningún reporte sobre la salud del mandatario, tampoco señales de vida. Solo rumores.
El 30 de junio Chávez confirmó, en un discurso televisado desde La Habana, que se estaba recuperando de una operación para extirpar un tumor con células cancerosas. Algunos medios internacionales se hicieron eco de la noticia y durante los siguientes días trascendió la versión de un cáncer de colon que había perforado la pared intestinal y causó una infección en el abdomen, información que el régimen negó categóricamente.
De regreso en Venezuela el mandatario delegó algunos poderes en la Vicepresidencia de la República, a cargo entonces de Elías Jaua, y pidió al Parlamento un permiso para ausentarse mientras se sometía a un tratamiento en Cuba para su enfermedad.
En septiembre anunció que la quimioterapia había concluido y se mostró realizando ejercicios con parte de su tren ministerial. Faltaba un año para las elecciones presidenciales.
El año 2012 arrancó con la expectativa de las elecciones presidenciales. Chávez se encaminaba a su tercer mandato. Iba a aprovechar el derecho que él mismo estableció en la Constitución para ser reelecto en el cargo sin condicionamientos.
Su primer mensaje de ese año ante el Parlamento duró 9 horas, la más extensa de sus ya acostumbradas alocuciones. Fue récord. El discurso, por supuesto, incluyó datos sobre su estado de salud: “va muy bien”.
Un mes más tarde informó que regresaría a La Habana para ser intervenido. Esta vez habría que extirparle una nueva lesión que le fue detectada. Partió el 24 de febrero. Lo operaron el 26 y dos días más tarde el régimen dio cuenta de lo sucedido a través de un escueto mensaje: “Se realizó la extracción total de la lesión pélvica y no hubo complicación”.
Chávez volvió a Venezuela a mediados del mes de marzo. El día 5 ya había confirmado, a través de un mensaje grabado desde Cuba, que el tumor del que fue operado era maligno.
Durante las siguientes semanas volvieron los viajes a La Habana para su tratamiento, los rumores sobre la gravedad de su situación y el hermetismo sobre la verdad.
“Dame tu corona Cristo. Dámela. Que yo sangro. Dame tu cruz. 100 cruces que yo las llevo. Pero dame vida porque todavía me quedan cosas para hacer para este pueblo y esta patria. No me lleves todavía”, exclamó Chávez durante un discurso en uno de sus viajes a Venezuela. Sonaron las alarmas.
La oposición señalaba que el dictador no era honesto y se postulaba sabiendo que su estado no era el indicado ni para una contienda electoral, ni para dirigir el país. La campaña electoral ya había comenzado, pero no oficialmente.
Después de tres meses de campaña en los que Chávez alardeó sobre su recuperación, el 7 de octubre de 2012 fue reelecto con el 55.07% de los votos.Hugo Chávez realizó el cierre de campaña el 4 de octubre de 2012 en Caracas. El evento concluyó con un tono dramático con el dictador, que decía estar recuperado, bajo la lluvia. (Foto: Reuters)
El trabajo estaba hecho y la salud del presidente ya no estaba en discusión. Pero, los rumores seguían.
El 8 de diciembre, una cadena nacional sorprendió a los venezolanos. Era sábado en la noche, un momento inusual para una aparición del jefe de Estado. Junto a él estaban Nicolás Maduro, entonces vicepresidente de la república, y Diosdado Cabello, quien era jefe del Parlamento. También estaban en la sala otros miembros de su equipo de gobierno.
“Es absolutamente necesario, es absolutamente imprescindible someterme a una nueva intervención quirúrgica y eso debe ocurrir en los próximos días”, anticipó Chávez.
Ante las cámaras y en cadena nacional firmó la solicitud al Parlamento del permiso para ausentarse del país. Todo su discurso estuvo lleno de gestos que advertían sobre los riesgos que podría correr su salud. También se convirtió en un testamento en vida:
“Como dice la Constitución, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida. Así dice la Constitución. Que a mí me inhabilite; óigaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar los pocos días que quedan y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes; si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro, no solo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período sino que mi opinión firme, plena como la Luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que, en ese escenario que obligaría a convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón”, sentenció.
Esa fue la última vez que los venezolanos vieron con vida al caudillo y ex militar golpista que gobernó al país durante 14 años.
Después del discurso del 8 de diciembre todo fue alarma. Chávez aceleró su salida del país y los permisos correspondientes por parte del Parlamento. Fue operado el 11 de diciembre, la intervención duró seis horas.
Dos días más tarde comenzaron los esporádicos reportes sobre su evolución. El régimen se esforzaba por mostrar un panorama alentador en su intento por aplacar la ola de rumores que circulaban sobre la enfermedad del presidente, su tratamiento y el destino del país.
“Se encuentra en una progresiva y favorable recuperación de los valores normales de sus signos vitales”, dijo el entonces ministro de Comunicación, Ernesto Villegas. En el mismo discurso precisó que se presentaron complicaciones durante la cirugía y que el mandatario presentó “un sangramiento que requirió la adopción de medidas correctivas que permitieron su oportuno control”.
El 30 de diciembre de 2012, Nicolás Maduro, realizó una transmisión desde Cuba en cadena nacional que hizo dudar, hasta el día de hoy, sobre la verdadera data de muerte de Hugo Chávez. Maduro admitió que el estado de salud del líder socialista presentaba complicaciones.
“Fuimos informados sobre nuevas complicaciones surgidas como consecuencia de la infección respiratoria. A 19 días de la nueva cirugía el estado de salud del Presidente continúa siendo delicado. Está en un proceso que no es excepto de riesgo”, sentenció.
Durante el mes de enero de 2013 el chavismo se ocupó de mantener una imagen de normalidad en el país pese a la ausencia del mandatario, quien además debía juramentarse para su nuevo período en la Presidencia, pero no aparecía.
La oposición cuestionaba la legalidad de Maduro como encargado de la república. El chavismo hablaba de un “delicado estado de salud” de su jefe.
El 15 de febrero el gobierno publicó una imagen de Chávez junto a sus hijas, sonriente y leyendo el diario del régimen cubano Granma. La gráfica había sido tomada días antes desde el centro médico en el que permanecía recluído el mandatario. Con la publicación de la foto, el chavismo admitió que persistía “cierto grado de insuficiencia respiratoria” en la salud del presidente.
Tres días más tarde el régimen sorprendió con una jugada inesperada, secreta y a oscuras.
Chávez regresó a Venezuela a las 2:30 de la madrugada (hora local) del 18 de febrero. Fue directo del aeropuerto de Maiquetía, que sirve a Caracas, al Hospital Militar para continuar su tratamiento. Al menos, eso fue lo que dijo el régimen.
A través de la cuenta en twitter del propio Chávez se anunció: “Hemos llegado de nuevo a la Patria venezolana. Gracias Dios Mio!! Gracias Pueblo amado!! Aquí continuaremos el tratamiento”.
No hubo videos, ni fotos, ni los acostumbrados grandes despligues del chavismo cuando quería demostrar algo. Sólo el testimonio de una enfermera que juró verlo entrar caminado al hospital. Nadie más lo vio.
Con Chávez en el país las cosas no fueron diferentes. Rumores, secretismo y reportes sobre su salud que “permanecía crítica” aunque “él estaba optimista”.
El 27 de febrero el ex embajador de Panamá ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Guillermo Cochez, aseguró que Chávez se encontraba con muerte cerebral desde el 30 de diciembre de 2012.
El diplomático acusó al régimen venezolano de mentirle a la opinión pública y el mundo sobre la salud del mandatario. En el futuro, algunas versiones sobre la verdadera fecha de muerte de Chávez coincidirán con esta denuncia.
Un nuevo balance sobre la salud de Chávez se anunció el 4 de marzo de 2013. El gobierno explicó que la salud del jefe de Estado continuaba delicada porque “existía un empeoramiento de su situación” y presentaba una nueva y severa infección.
Todos los días había rumores de su muerte. Los periodistas vigilaban a las afueras del Hospital Militar a la espera de novedades, nadie decía nada.
El 5 de marzo era un día como otro de los ya transcurridos en 2013. Había rumores, tensiones y secretismo. Pero, un cambio en la dinámica advertía que tal vez esa tarde no sería igual al resto. Alrededor del mediodía, el vicepresidente Nicolás Maduro informó que Chávez sufría de una infección muy severa. Prometió también nuevos reportes sobre la situación. No se dijo nada más hasta el anuncio de su muerte casi al final de la tarde.
La fecha de muerte de Hugo Chávez, el líder del autoproclamado “socialismo del siglo XXI” con mayor influencia en América Latina sigue siendo un misterio.
El secretismo con el que se manejó el desarrollo de su enfermedad dejó en la población la inquietud de si toda la verdad fue dicha.
En 2018, desde el exilio, la ex fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, reveló en una entrevista que a finales del mes de diciembre de 2012 fue contactada por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, para informarle sobre la muerte de Chávez.
“Yo estaba fuera del país el día 28 de diciembre (de 2012) y me llama Diosdado: ‘vente que Chávez se murió’. Nosotros comprando pasajes para regresar a Venezuela, pero después me llama para decirme que no se murió. Te cuento lo que ocurrió, tal cual”, dijo la ex funcionaria chavista.
La declaración revivió la pregunta que muchos venezolanos se hicieron durante los días que siguieron a su funeral de Estado: ¿Cuándo murió Chávez?
Los funcionarios de su gobierno dijeron que el 5 de marzo. El acta de defunción nunca fue mostrada.