Es un testimonio de la historia del arte, del talento dominicano, información y crítica. Crónica cotidiana precedente informativo y ético, incluso expresando posturas avanzadas y conservadoras
El cronista de arte Joseph Cáceres, referente de la crónica de arte, atestigua medio siglo de vida artística desde su columna Arte Nacional, que publica en la sección Qué Pasa del vespertino El Nacional, a propósito de la puesta en circulación del segundo título de la Colección Acroarte, presentado en la Sala Aída Bonelly de Díaz, del Teatro Nacional en presencia de directivos de la asociación, artistas y público invitado.
El libro de Joseph Cáceres es un diario histórico del quehacer de los artistas y debe ser conocido. Es la crónica del arte popular y clásico dominicanos, contada día a día desde El Nacional, con medio siglo de trayectoria, iniciando con su salida al público el 4 de julio de 1973 hasta enero de 1974.
Cáceres es un decano referente de la crónica nacional de arte, esté o no de acuerdo con sus valoraciones. El valor del Arte Nacional es su papel testimonial de fuente primaria.
No se trata solo de una compilación de columnas periodísticas. Se trata de un testimonio de la historia del arte, del talento dominicano: información y crítica. Una crónica de opinión que deja ver la postura del autor, que en muchos aspectos fue precedente ético.
La de Cáceres fue una de las primeras voces que denunció y se opuso a la práctica de la payola por parte de los carteles de locutores que extorsionaban (¿solo en el pasado?) a los artistas para sonar sus discos; cubría aspectos de arte clásico (lo que es hoy día un recuerdo si se analizan las columnas “de farándula”), era implacable en sus críticas, paternal en sus consejos y actualizado en la información del día a día del arte. Fue valiente y firme en esa postura.
Desde luego, también refieren sus columnas posturas que hoy se han evidenciado como incorrectas, pero que eran vigentes y aceptadas en el momento en que se publicaron, como considerar la homosexualidad como “desviación sexual”, concepto que ha sido superado hace tiempo.
Recordamos que con el colega Cáceres discutimos ése y otros criterios moralistas y conservadores en el programa A Puertas Cerradas, (Prolatel), teniendo a nuestro lado a una psicóloga que provienen del canto, la licenciada Nancy Álvarez (quien posteriormente se desarrollaría a nivel nacional e internacional como comunicadora en temas de sexualidad). De la otra parte están Cáceres y pastores evangélicos conservadores. Afortunadamente, Cáceres ha dejado su militancia en esa visión derechista.
El libro tiene un prólogo de Emelyn Baldera, presidenta de Acroarte, en que sostiene: “Joseph Cáceres es sin dudas el gran maestro que ha influenciado generaciones de periodistas y comunicadores a sirvió de guía para abrirles las puertas al fascinante mundo del entretenimiento”.
Y agrega: “Celebramos el Día Nacional del Cronista de Arte contribuyendo con la bibliografía nacional con este primer tomo de la colección Arte Nacional Volumen 1, una columna de mayor influencia en el diarismo dominicano…”.
El editor máximo Jiménez, en su prólogo, sostiene: ”»A lo largo de medio siglo, Joseph inició un ambicioso recorrido que sigue siendo su filosofía profesional: ser testigo de excepción de los hechos para informar apegados a los fundamentos del periodismo, levantando su voz crítica cuando era necesario, o parafraseando un buen consejo, – como todavía hace- a esa incontable cantidad de talentos artísticos que emergió bajo la mirada y el oído agudo de un espectador privilegiado”.
El panel en torno al libro fue desarrollado por Rubén Camilo, veterano locutor (igualmente histórico), la presidenta de Acroarte, Emelyn Baldera y el autor de Arte Nacional, Joseph Cáceres.
El acto de puesta en circulación, moderado por Marivell Contreras, en el cual se expusieron testimonios en torno al arte popular de los años 70 ' y 80’s, y en el que participaron artistas fundamentales : Pochy Familia y Fernando Villalona. Ambos indicaron que Cáceres les apoyó y les criticó cuando “metían la pata”.
Los asistentes al acto de presentación del libro siguieron cada detalle expuesto porque era historia viva del arte nacional, y la descripción de las condiciones del ambiente que primaba entonces en la comunicación radial, televisiva y escrita. Fue una revisión cronológica del quehacer artístico y del papel de los críticos y comentaristas del quehacer estético.
En su salida, la columna proclamó sus objetivos: “Hoy surgimos, por vez primera, con el deseo de realizar una labor necesaria. Pretendemos con nuestro trabajo difundir las actividades de los valores artísticos nacionales; luchar por el mejoramiento de la clase, exponiendo la problemática que entraña la actividad en nuestro medio y contribuir a la integración de nuestros artistas. Arte Nacional ha de ser, es nuestro propósito, un puente entre el artista y el pueblo. Estamos dispuestos a servirles a todos, tratando de buscar el lado sano y positivo de los aspectos que nos toque reseñar y comentar. De ningún modo alentaremos la discordia entre nuestros artistas. Por ello desde ya los chismes tienen las puertas cerradas en nuestra columna. Cantantes, pintores, escultores, bailarines, locutores, músicos, actores, ya estamos aquí. Agradecemos las colaboraciones que nos envíen. Propugnaremos por el arte de la gran perspectiva en el que entren en juego las coordenadas históricas, la crítica; donde haya estructura en el plano temático y estético, sin ninguna mixtura que la enturbie. Buscaremos el goce que producen las verdades hermosamente expresadas a través de una convincente síntesis. Un arte temático y formalmente audaz que busque la redención del hombre. Un arte que puede no ser capaz de transformar nuestro destino, pero sí de conmoverlo”. (4 de julio de 1973).
Cáceres asumió el papel de informador y crítico de acciones de las cuales daba cuenta y un ejemplo se tiene en esta genial forma en que revela que un merengue de un grupo de la época, había sido prohibido:
“La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía emitió una resolución en el día de ayer prohibiendo la difusión de la grabación «Chupa el mango», interpretada por el Combo Candela. Desde su salida, la canción recibió el rechazo de amplios sectores de la comunidad por las expresiones inmorales que contiene en su letra. Consideramos que la prohibición del disco ha sido acertada. «Chupa el mango» es una canción vulgar y de mal gusto, que mantenía indignadas a muchas personas que escuchan programas musicales de radio en interés de entretenerse sanamente. A la vez, lamentamos el hecho porque el Combo Candela es dominicano, está compuesto por artistas dominicanos. A ellos nuestro consejo: No hay razón para que tengan ustedes que recurrir a inmoralidades creyendo que con ello se ganarán la aceptación del público”. (4 de julio de 1973).
Muchos de los cronistas de arte de hoy, probablemente no saben que en la década de los 70’s en el país existió unas organizaciones de defensa de los artistas, la Asociación de músicos, cantantes bailarines y Locutores (AMUCABA) cuyo presidente era un abogado y compositor, Almanzor González Canahuate, y que incluso se formó una entidad que le enfrentó: la Unión Nacional de Artistas, fundada, entre otros, por Rafael Solano y Johnny Ventura (EPD). La UNA desaparecería luego por la prioridad que dieron sus fundadores, a sus labores artísticas y que Joseph tuvo el tino de destacar un momento acercamiento mutuo:
“El abrazo de los miembros de AMUCABA y la UNA, durante la juramentación de los nuevos directivos de la primera, constituyó una muestra inequívoca de que a pesar de las diferencias y antagonismos que puedan existir entre los artistas, la sensibilidad y el sentimiento fraterno siempre terminan por imponerse. El artista es un gran corazón que late y se sublimiza. De ningún modo puede pretender negar particularidades que le peculiarizan y justifican. Por ello hemos visto con satisfacción el gesto fraternal de los miembros de la UNA y AMUCABA la noche del lunes en el night club de Radiotelevisión Dominicana. El abrazo de Solano, Johnny Ventura y Niní Cáffaro con Almanzor González Canahuate emocionó a mucha gente”. (4 de julio de 1973).
Cáceres describe, las instalaciones del Teatro Nacional, y lo hace con una maestría narrativa directa, sin recovecos, objetiva y certeramente, tras un recorrido por las instalaciones, antes de la apertura oficial:
«El Teatro Nacional se encuentra en su etapa final. Costosísimos equipos ya se encuentran instalados en varias de sus dependencias y según nos dicen, la decoración que se le está haciendo es fabulosa. Ayer por la tarde hicimos un recorrido por nuestro Teatro Nacional y la impresión fue tan grande, que a medida que caminábamos por las distintas dependencias, lo confesamos, nos temblaban las piernas. Nuestros sentidos resultaron insuficientes para recibir las impresiones producidas por la portentosa obra, maravilla de la ingeniería. Señores, el Teatro Nacional parece un sueño. Una edificación de primera categoría catalogada dentro de las 25 mejores del mundo. Figúrense, el escenario tiene una dimensión mayor que la sala y posee un adelanto técnico que le hace superior y más moderno que cualquier otro. La edificación posee un área presidencial que consiste en un apartamento de lujo que tiene hasta cocina, la cual servirá para alojar al presidente de la República y las súper estrellas que se presenten en el lugar. Su foso para orquesta es el segundo más grande del mundo; normalmente los teatros poseen 20 telares, el Nacional tiene 144. El ciclorama permite proyecciones desde cualquier ángulo y su sistema de acústica, segundo después del Lincoln Center, posee una serie de paneles móviles que le convierten en un «radar de sonido». Puede acoplarse para ópera, palabras, música, con lo cual el problema de las audiciones ha quedado resuelto. Son muchas las características y poco espacio para comentarlas. Desde ya les invitamos a todos a participar en forma masiva de los espectáculos que se llevarán a cabo allí a partir del 16 de agosto”. (6 de julio de 1973, página 7).