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Política 
  • Por: La Redacción
  • miércoles 08 marzo, 2023

Leonel Fernández afirma Abinader se olvidó de los pobres; discurso

SANTO DOMINGO.- El presidente del partido Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, aseguró que el presidente de la República Luis Abinader, se olvidó de los pobres, en su discurso de rendición de cuentas del pasado 27 de febrero ante la Asamblea Nacional. 

En una alocución por una cadena de radio, televisión y plataformas digitales, el líder de la oposición dominicana inició sus palabras desmontando “las manipulaciones estadísticas, las cifras fuera de contexto y las falacias” que, a su juicio, a representó el discurso de rendición de cuentas de Abinader. 

“A decir verdad, el discurso pronunciado por el presidente de la República constituye una obra maestra del género de ficción, que como tal refleja una completa desconexión con el mundo real de deterioro en la calidad de vida que, en estos momentos, está conmoviendo a la mayoría del pueblo dominicano”, señaló el líder opositor y expresidente de la República. 

Fernández citó como ejemplo, que al ofrecer las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del pasado año, 2022, Abinader sostuvo que alcanzó “un notable crecimiento anual de 4.9%, superior al promedio de América Latina”. 

Recordó que, en su discurso del 2021, el presidente Abinader, apoyándose en datos ofrecidos por el Banco Central, informó que, en ese año, el PIB había crecido 12.3%. Fernández recordó, igualmente, que, en aquel momento, aclaró que “ese crecimiento no era real, ya que se calculaba con relación al año de la pandemia, 2020, en que nuestra economía experimentó una severa caída de -6.7%”. 

Frente a esta situación, Fernández expresa que tenemos, “una de dos: o ese 12.3% fue un rebote estadístico como habíamos sostenido, o lo que hubo, entonces, acogiéndonos a las cifras gubernamentales, no fue un crecimiento notable, sino un desplome catastrófico de nuestra economía, ya que, haciendo los cálculos de lugar, tuvo una caída de 7.4% del PIB”.  

El presidente de la FP y líder opositor dijo, además que, en lugar de encontrarse entre “los países con más crecimiento económico mundial”, como alega el presidente Abinader, en el 2022, “lamentablemente, República Dominicana quedó, en lo relativo a crecimiento económico, en la décimo tercera posición, de 33 países de América Latina y El Caribe”.   

“En apenas dos años y medio de la actual gestión de gobierno, nuestro país descendió 10 puestos con respecto a la tercera posición que había ocupado, y por eso, en lugar de caer en la autoalabanza, las actuales autoridades, por el contrario, deberían estar más preocupadas por la suerte de nuestro pueblo”, subrayó.  

Frente al “crecimiento económico”, Fernández se pregunta, “¿Para qué sirve que aumente el Producto Interno Bruto, de manera tan desigual, como está ocurriendo en la actualidad, si su expansión solo beneficia a unos cuantos?”. 

Y más adelante volvió a preguntarse: “¿Cómo se le explica al pueblo que mientras el PIB aumenta, existen más de 614 mil personas que desean trabajar, pero no encuentran dónde hacerlo, debido a que la expansión de la economía no les está generando oportunidades laborales?”  

Dijo, además, que a diferencia de lo que considera el gobierno, “aquí no hay nada que festejar. No hay razones para aplaudir. El crecimiento no está beneficiando a los más pobres, a los que menos tienen, a los que verdaderamente demandan con urgencia el apoyo solidario del gobierno”.  

Fernández negó que la inflación haya bajado con relación al PIB, como informó el presidente Abinader.  En ese sentido, señaló que “entre 2019 y 2022, el porcentaje de deuda pública aumentó del 50.5% al 59.1% del PIB, lo que representa un incremento, no una disminución, de 8.6 puntos porcentuales”.  

Y agregó: “El ritmo de endeudamiento anual se ha descontrolado. Tomando como referencia el 2022, en dos años completos de la actual gestión, la deuda incrementó 5.4 veces más de la que se acumuló en los dos primeros años de nuestra gestión de gobierno, del 2004 al 2006”.  

 “A pesar de ese elevado nivel de endeudamiento, las propias cifras oficiales indican que en la actualidad tenemos uno de los niveles de inversión pública, con respecto al PIB, más bajos de los últimos 31 años”, precisó el ex mandatario.  

Fernández continuó diciendo que: “Aunque el presidente Abinader expresó que, durante el pasado año 2022, su gobierno tuvo que afrontar con más de 16 mil millones de pesos, en base a recursos propios, los daños causados por el huracán Fiona, omitió decir que, en enero de este año 2023, el Banco Mundial aprobó un préstamo, para los mismos fines, por 200 millones de dólares, o lo que es igual, por encima de 11 mil millones de pesos”.  

Asimismo, el líder político dominicano señaló que, “a pesar de referirse al pollo índex y al plátano índex, los incrementos de precios no constituyen un chiste. Al revés, es algo trágico, una pesadilla, sobre todo para los sectores más vulnerables de nuestra población”.  

“Cuando los consumidores dominicanos van a los supermercados, colmados, ventorrillos y mercados, no encuentran el susodicho pollo índex. Van a buscar el pollo con pechuga, muslos, alas y patas, y ese se encuentra 53% más caro que cuando se inició el actual gobierno, en agosto del 2020”.  

“El arenque está casi un 70% más caro. El aceite de soya, 67% más caro. La carne de res, 64% más cara. La yuca, 63% más cara, y los plátanos, la harina de maíz, el cerdo y las papas, entre otros productos, también están un 50% más caros”.  

“El incremento de los precios es en todo. Es en la comida. Es en la varilla. En el cemento. En el transporte y en la energía eléctrica”, subrayó. “Por consiguiente, el nivel de la calidad de vida de la mayoría de la población, como hemos dicho, se ha deteriorado”, puntualizó el ex mandatario, tras responder el discurso de rendición de cuenta del presidente Abinader.

Discurso integro del ex mandatario:

Pueblo dominicano:
En su discurso de rendición de cuentas, del pasado 27 de febrero, el
presidente Luis Abinader quiso transmitirle al país la impresión de que las ejecutorias
de su gobierno, tal como literalmente lo expresó, “representan un ejemplo universal”.
Eso es tan así, que llega al extremo de considerar que su gestión
gubernamental ha logrado una preeminencia de tal magnitud, en términos de
crecimiento económico, eficiencia, prosperidad y bienestar, que lo coloca en una
especie de referencia a escala global.
Frente a esa actitud de autocomplacencia, de autoalabanza, en la que abundan
las exageraciones, las manipulaciones estadísticas, las cifras fuera de contexto y las
falacias, es oportuno recordar la frase de Miguel de Cervantes en El Quijote, en la
que Maese Pedro dice a su ayudante, “Llaneza, muchacho, no te encumbres, que
toda afectación es mala”.
ECONOMÍA
A decir verdad, el discurso pronunciado por el presidente de la República
constituye una obra maestra del género de ficción, que como tal refleja una completa
desconexión con el mundo real de deterioro en la calidad de vida que, en estos
momentos, está conmoviendo a la mayoría del pueblo dominicano.
Por ejemplo, al ofrecer las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto del
año pasado, 2022, sostuvo que alcanzó “un notable crecimiento anual de 4.9%,
superior al promedio de América Latina”.

En su discurso del 2021, el presidente Abinader, apoyándose en datos
ofrecidos por el Banco Central, informó que en ese año el PIB había crecido 12.3%.
En aquel momento, nosotros aclaramos que ese crecimiento no era real, ya que se
calculaba con relación al año de la pandemia, 2020, en que nuestra economía
experimentó una severa caída de -6.7%.
Al calcularse de esa manera, y no en relación con el año de la prepandemia,
esto es, el 2019, lo que se produjo fue un rebote estadístico, ya que la verdadera
expansión de la economía en ese 2021, fue tan solo de 4.7%.
Pero el gobierno desestimó nuestros argumentos, y llevó la información de ese
falso crecimiento astronómico de 12.3% hasta el Foro Económico Mundial de Davos,
en Suiza.
Ahora resulta que el año pasado, 2022, tuvimos, según afirma el primer
mandatario de la nación, un notable crecimiento anual. ¿Podría decirse que ese 4.9%
fue notable, cuando el gobierno proclamó por los cuatro vientos que en el 2021
habíamos crecido 12.3%?
Una de dos: o ese 12.3% fue un rebote estadístico como habíamos sostenido,
o lo que hubo, entonces, acogiéndonos a las cifras gubernamentales, no fue un
crecimiento notable, sino un desplome catastrófico de nuestra economía, ya que,
haciendo los cálculos de lugar, tuvo una caída de 7.4% del PIB.
Más aún, ese magro crecimiento del 2022 estaba por debajo de las
proyecciones estimadas por las propias autoridades, que establecían que el país
tendría ese año un crecimiento de un 6%. Por consiguiente, respecto a lo estimado
tuvimos una disminución de 1.1%.

En lugar de encontrarse entre “los países con más crecimiento económico
mundial”, como alega el presidente Abinader, en el 2022, lamentablemente, República
Dominicana quedó, en lo relativo a crecimiento económico, en la décimo tercera
posición de 33 países de América Latina y El Caribe.
En apenas dos años y medio de la actual gestión de gobierno, nuestro país
descendió 10 puestos con respecto a la tercera posición que había ocupado, y por
eso, en lugar de caer en la autoalabanza, las actuales autoridades, por el contrario,
deberían estar más preocupadas por la suerte de nuestro pueblo.
Como consecuencia de todo eso, en lugar de nuestra economía consolidarse
como “una de las más dinámicas de Latinoamérica”, como afirma el presidente
Abinader, nuestro país ha perdido el dinamismo y el liderazgo que en otros tiempos
exhibió en el crecimiento económico de la región.
Cuando se examina por sectores el crecimiento de nuestra economía, se hace
notable la desigualdad que existe entre los distintos componentes que contribuyen a
la creación de riqueza en la República Dominicana.
Así, mientras el sector de hoteles, bares y restaurantes, es decir, turismo, tuvo
un crecimiento exponencial de 24%, el de explotación de minas y canteras, sin
embargo, tuvo un derrumbe de -7.2%; la construcción, un desmoronamiento de 0.6%;
y la industria local, un pírrico aumento de 2.2%.
Lo lamentable es que esos sectores de pésimo desempeño el año pasado,
ignorados por el presidente en su rendición de cuentas, son intensivos en
generadores de empleos y de impulso al desarrollo de las demás actividades
económicas.

Para este año 2023, las estimaciones del Banco Central son,
desafortunadamente, menores que las de los dos años previos, es decir, que en vez
de un presunto 12.3% del 2021; y de un 4.9% en el 2022, solo será de un 4% en el
2023.
En adición a lo antes dicho, es preciso indicar que el crecimiento del PIB cobra
importancia en la medida en que sea capaz de generar empleos formales, mejorar los
ingresos de las personas, mantener estable el índice de precio, reducir el desempleo
y la informalidad, propiciar la erradicación de la pobreza y fomentar el desarrollo
individual y colectivo.
¿Para qué sirve que aumente el Producto Interno Bruto, de manera tan
desigual, como está ocurriendo en la actualidad si su expansión solo beneficia a unos
cuantos?
¿Cómo se le explica al pueblo que mientras el PIB aumenta, existen más de
614 mil personas que desean trabajar, pero no encuentran dónde hacerlo, debido a
que la expansión de la economía no les está generando oportunidades laborales?
Para eso, se eligen períodos de comparación a conveniencia, con la finalidad
de hacerle creer a la opinión pública que se han logrado avances notables en materia
de reducción de la desocupación. Se ufanan, incluso, en hacernos creer que el
milagro de la recuperación económica nos beneficia a todos.
Los informes oficiales no señalan que la caída de la tasa de desocupación no
se debe al aumento de la ocupación, sino, que ante la falta de oportunidades
laborales, las personas de 15 años y más, han abandonado la búsqueda activa de
una plaza de trabajo.

Como puede observarse, se intenta deformar la realidad en base a juego de
palabras, manejo ambiguo de conceptos y manipulación de la opinión pública.
A diferencia de lo que considera el gobierno, aquí no hay nada que festejar. No
hay razones para aplaudir. El crecimiento no está beneficiando a los más pobres, a
los que menos tienen, a los que verdaderamente demandan con urgencia el apoyo
solidario del gobierno.
INFLACIÓN
Son, precisamente, las familias en situación de extrema pobreza, las que
reclaman que se les ayude con sólidas políticas sociales. Son las que no tienen ni
para comer. Por ello, la prioridad debería ser, como proclamábamos en nuestra época
de gobierno, “comer es primero”.
Con respecto a la deuda pública, es preciso señalar que, en menos de tres
años, la actual administración ha contraído deuda por un monto superior a los 24 mil
millones de dólares.
No es cierto que haya bajado con relación al PIB, como se informó en el
discurso de rendición de cuentas. Entre 2019 y 2022, el porcentaje de deuda pública
aumentó del 50.5% al 59.1% del PIB, lo que representa un incremento, no una
disminución, de 8.6 puntos porcentuales.
El ritmo de endeudamiento anual se ha descontrolado. Tomando como
referencia el 2022, en dos años completos de la actual gestión, la deuda incrementó
5.4 veces más de la que se acumuló en los dos primeros años de nuestra gestión de
gobierno del 2004 al 2006.

A pesar de ese elevado nivel de endeudamiento, las propias cifras oficiales
indican que en la actualidad tenemos uno de los niveles de inversión pública, con
respecto al PIB, más bajos de los últimos 31 años.
A ese ritmo, República Dominicana perdió el liderazgo regional en términos de
crecimiento económico, pero se ha colocado la corona de campeón en el pago de
intereses de la deuda, lo cual representa un volumen importante en la ejecución del
presupuesto nacional.
Aunque el presidente Abinader expresó que durante el pasado año 2022, su
gobierno tuvo que afrontar con más de 16 mil millones de pesos, en base a recursos
propios, los daños causados por el huracán Fiona, omitió decir que en enero de este
año, 2023, el Banco Mundial aprobó un préstamo, para los mismos fines, por 200
millones de dólares, o lo que es igual, por encima de 11 mil millones de pesos.
Señoras y señores:
Uno de los problemas que, en estos momentos, mayores preocupaciones y
tormentos suscitan en el pueblo dominicano, es el relativo al aumento de precios de
los productos de mayor consumo nacional.
Sin embargo, en su largo discurso, el presidente Abinader le dedicó poco
tiempo para abordarlo y sugerir soluciones. Solo lo hizo cuando dijo que el país había
alcanzado una inflación por debajo del 8% en el 2022.
Pero, en ese momento, el representante del ejecutivo debió explicar por qué en
su gobierno los precios se han disparado, en forma alarmante, superando la meta de
inflación establecida por el Banco Central, de un máximo de 5%.

A pesar de referirse al pollo índex y al plátano índex, los incrementos de
precios no constituyen un chiste. Al revés, es algo trágico, una pesadilla, sobre todo
para los sectores más vulnerables de nuestra población.
Cuando los consumidores dominicanos van a los supermercados, colmados,
ventorrillos y mercados, no encuentran el susodicho pollo índex. Van a buscar el pollo
con pechuga, muslos, alas y patas, y ese se encuentra 53% más caro que cuando se
inició el actual gobierno en agosto del 2020.
El arenque está casi un 70% más caro; el aceite de soya, 67% más caro; la
carne de res, 64% más cara; la yuca, 63% más cara; y los plátanos, la harina de
maíz, el cerdo y las papas, entre otros productos, también están un 50% más caros.
El incremento de los precios es en todo. Es en la comida; es en la varilla, en el
cemento, en el transporte y en la energía eléctrica. Por consiguiente, el nivel de la
calidad de vida de la mayoría de la población, como hemos dicho, se ha deteriorado.
Que sea el propio pueblo quien exprese su pesar. Veamos:
(VIDEOS)
Ahí está. Así se expresa el pueblo sobre el alto costo de la vida.
A diciembre del 2022, la República Dominicana se ubicó en la séptima posición
de manera ascendente de 17 países de América Latina con mayor tasa de aumento
de precios, y no como sostiene el presidente Abinader, de que estamos entre los
países de menor inflación en la región.
Es evidente, que por el camino que transita, el actual gobierno se ha convertido
en el líder de los altos precios, en aumento de la deuda pública, en gastar mucho e
invertir poco, y en reducirle a la gente su poder de compra.

El alza de precios ha sido justificada en base a factores externos, como la
disrupción de las cadenas de producción global; el incremento de los precios del
petróleo; la política Covid cero de China; y el incremento de los precios de los
commodities, provocados por la guerra de Rusia en Ucrania.
Pero, en la actualidad, ese escenario ha cambiado. Los precios del petróleo
que llegaron a colocarse a 120 dólares el barril se han mantenido alrededor de 80
dólares, y en muchas ocasiones, como en estos días, hasta por debajo de ese precio.
La política Covid Cero de China, se ha dejado sin efecto. El impacto en la
economía que podría haber tenido la guerra entre Rusia y Ucrania, no ha sido tan
desastroso. Las cadenas de suministro se han reestablecido y los precios de los
fletes han bajado de manera dramática.
Aunque brevemente, el presidente de la República también se refirió en su
discurso a los jóvenes del país; pero no nos dijo que hay cerca de 530 mil de ellos
que ni trabajan ni estudian.
Tal vez esa sea la causa que explique el nuevo flujo migratorio ilegal que
estamos experimentando en el país, cuando ya creíamos que los viajes en yola
habían desaparecido.
Son numerosos los jóvenes que ahora se van por Guatemala, Perú, Colombia,
Panamá, la Selva del Darién y que tienen que cruzar por todo México, muchos de
ellos hacinados en vehículos cerrados para cruzar la frontera y llegar a territorio de
los Estados Unidos.
De los que se han marchado de esa forma, son varios los que han muerto en el
trayecto ahogados, atacados por animales salvajes, asesinados, deshidratados, por
hambre o en accidentes.

Todo esto lo conozco de manera personal, porque incluso he tenido que
ofrecer mis condolencias a algunos familiares de las víctimas.
EDUCACIÓN
Continuando con el tema de juventud, concitó poderosamente la atención lo
breve o parco que resultó el presidente Luis Abinader al abordar lo concerniente al
desempeño o logros del sector educativo nacional durante su período de gobierno.
Tal vez tenía razón en ser tan lacónico al respecto y es que, en noviembre del
año pasado, el nuevo ministro de educación, Ángel Hernández, emitió unas
declaraciones que resultaron altamente desconcertantes. Dijo: “el presupuesto del
Ministerio de Educación se va al zafacón porque los estudiantes no aprenden”.
Eso es grave, sobre todo, porque es una gran verdad. El incremento de la
inversión de un 4% del PIB no ha significado, como algunos esperaban, una mejoría
en la calidad de la educación en la República Dominicana. Ese monto, durante los
últimos dos años y medio, ha alcanzado la cifra de 608 mil millones de pesos.
Tal como se refleja en las pruebas PISA, TERCE, y ERCE, los bajos niveles de
desempeño por parte de nuestros estudiantes en lectura, escritura, matemáticas y
ciencias, es decir, en lo básico o fundamental en el sistema de aprendizaje, ponen en
evidencia la crisis que azota al sistema educativo nacional.
Pero resulta preocupante también la gran deficiencia que exhibe el Ministerio
de Educación para gestionar con eficiencia y transparencia los procesos
administrativos-financieros, así como de adquisición de bienes y servicios,
presentando una enorme cantidad de denuncias e irregularidades en múltiples
licitaciones, como son, por ejemplo:

  1. El caso de los libros de textos de secundaria;
  2. El desayuno y el almuerzo escolar adjudicado por el INABIE;
  3. La adquisición de butacas escolares;
  4. La adjudicación de contratos que no se ejecutaron para la reparación
    planteles;
  5. La adquisición de dispositivos electrónicos;
  6. Las nóminas sobrecargadas de personal supernumerarios que no
    realizan ninguna función y representan miles de millones de pesos;
  7. La eliminación del contrato para impartir inglés a docentes, valorado en
    más de 600 millones de pesos, por estar plagado de irregularidades; y
  8. El emplazamiento que hizo el ministerio a una serie de proveedores
    para que procedieran a la devolución de los montos económicos
    correspondientes a los anticipos recibidos, habiendo cumplido en todas
    sus partes con los compromisos contraídos.
    Y para colmo de todo esto, ahora resulta que el Ministerio de Educación
    incinerará más de 7 millones de libros de texto que reposan en sus almacenes como
    basura, a pesar de que la mayoría de los estudiantes han carecido de textos
    escolares para estudiar.
    En síntesis, un escándalo, una vergüenza y un verdadero fiasco.
    SALUD
    Amables Televidentes:
    A inicios del 2021, el presidente de la República prometió dar inicio a la
    construcción de un hospital materno infantil en Juana Méndez, como parte de una
    iniciativa para reducir los altos indicadores de mortalidad infantil y materna.

De igual manera, se prometió construir dos ciudades sanitarias en el interior
del país, una en San Cristóbal y otra en la provincia Duarte.
Hasta la fecha, sin embargo, no se ha iniciado la construcción de los referidos
centros.
Respecto al compromiso de terminar e inaugurar la Ciudad Sanitaria Luis E.
Aybar, la realidad es que ninguno de los hospitales del complejo han sido terminados;
y han iniciado precariamente los servicios ambulatorios en 36 consultorios ofreciendo
atención solamente en algunas especialidades.
En el Hospital Salvador B. Gautier, la sala de emergencia acumula pacientes
por semanas, y no tiene capacidad para hospitalizar y brindar un trato digno a estos
pacientes, que en ocasiones mueren en dichas salas de emergencia.
Esta situación adquiere niveles horripilantes y estremecedores cuando se sabe
que el personal del Sisterma de Emergencias 911 se ha visto obligado a dejar durante
varios días a pacientes en camillas de ambulancias, que a veces han muerto en
espera de una cama para su formal ingreso al centro hospitalario.
En cuanto a la terminación del Hospital Regional San Vicente de Paul, en la
provincia Duarte, la presente administración se ha comprometido en tres ocasiones a
reiniciar y terminar los trabajos del referido centro de salud, y aún no termina.
La reconstrucción y remodelación del Hospital Regional Antonio Musa, de San
Pedro de Macorís, ha sido prometida también en tres ocasiones, pero las reiteradas
paralizaciones en los últimos dos años, solo ha permitido alcanzar el 40% de su
ejecución.

Más aún, la situación hospitalaria de la región este del país es sumamente
calamitosa, debido a que no se han cumplido ninguna de las promesas en lo
concerniente a la construcción o reconstrucción de los siguientes hospitales:

  1. El Hospital Municipal de las Lagunas de Nisibón;
  2. El Hospital Bávaro-Verón-Punta Cana;
  3. El Hospital Dr. Teófilo Hernández de El Seybo;
  4. El Hospital Municipal de Miches, en total abandono y sin promesa de
    reparación;
  5. El Hospital Dr. Arístides Fiallo Cabral, de La Romana, también en total
    abandono, con inicio de reconstrucción y sin fecha de terminación;
  6. El Hospital Municipal Pedro María Santana de Los Llanos, solo con un
    20% de trabajo realizado; y
  7. El Hospital Municipal Quisqueya en San Pedro de Macorís, con promesa
    de reconstrucción y sin fecha de entrega, a pesar de estar en ruinas.
    En otro orden, la falta de articulación y coordinación entre el Sistema Nacional
    de Emergencias 911 y los Centros Reguladores de Urgencias y Emergencias Médicas
    (CRUEM), afecta sensiblemente la prestación de los servicios de ambulancia para el
    traslado de pacientes, reflejado en la inoperancia de una gran parte de las últimas
    flotillas disponibles.
    A eso se suma, el déficit de más de mil técnicos de emergencias médicas.
    Fue notable el silencio que guardó el presidente de la República al evadir
    referirse a la crisis en la prestación de servicios de salud a los afiliados y
    dependientes del régimen contributivo del Seguro Familiar de Salud de la Seguridad
    Social, derivada del conflicto entre el Colegio Médico Dominicano y las

Administradoras de Riegos de Salud, (ARS), que afecta sensiblemente la calidad de
vida y aumenta el gasto del bolsillo de una gran parte de la población dominicana.
ENERGÍA
Por otro lado, en los inicios de este gobierno, se prometió la incorporación de 2
mil nuevos megavatios al sistema energético nacional. Para cumplir con ese objetivo,
se han celebrado tres llamados a licitación pública internacional de nueva potencia de
generación.
El primer proceso de 800 megavatios, en Manzanillo, fue en marzo del 2021. El
segundo, de hasta 400 megavatios, que incluye barcazas en Azua y modulares en
Boca Chica, fue en diciembre del 2021; y el tercero, de 800 megavatios, en enero del
2022.
La suerte de esos procesos ha sido nefasta. El primero, aunque está
adjudicado, no tiene fecha de entrada al sistema; y se considera que tal vez podría
hacerlo en unos cuatro años.
El segundo, adjudicado en mayo del año pasado, no termina su entrada en
línea, a pesar de que se reitera constantemente el día en que será incorporado. El
tercero, debido a las discrepancias entre el Ministerio de Energía y Minas y el
regulador, fue dejada sin efecto el mismo día de la recepción de ofertas, poniendo al
desnudo los niveles de improvisación que caracterizan a la actual administración
gubernamental.
En resumidas cuentas, la actual administración no ha incorporado al sistema ni
un megavatio de potencia de energía térmica adicional y las renovables que se han
conectado son todos proyectos de anteriores gestiones.

Las pérdidas del sector se han incrementado de un 30 a un 35%. La tarifa al
usuario se ha disparado en más de un 50%; y la falta de medidores, de más equipo y
materiales necesarios para la instalación de estos, ha provocado facturación irreal,
incrementando, a niveles críticos, la ineficiencia de las empresas distribuidoras de
electricidad (EDES).
CRIMINALIDAD
Señoras y señores:
La criminalidad nos arropa. He conversado y me he sentido solidario con
muchos padres que no pueden dormir preocupados por la seguridad de sus hijos, o
que deben salir a las paradas del metro o de autobuses a esperarlos para
acompañarlos en el trayecto hacia sus hogares.
De igual forma, de muchas madres atemorizadas de que les toquen sus
puertas para trasmitirles la noticia luctuosa de un hijo asesinado.
Son muchos los dominicanos que han sufrido atracos, asaltos, robos y
violaciones, cuyos dramas resultan más elocuentes y reveladores de lo que puede
indicar cualquier estadística.
El pueblo dominicano, digno y laborioso, tiene como máxima aspiración vivir en
paz, en tranquilidad y con seguridad.
Sin embargo, al cabo de casi tres años de gobierno, la criminalidad ha
aumentado y la inseguridad ciudadana se ha mantenido como una de las principales
preocupaciones del país.
En el 2022 la tasa de homicidios fue de 11.9 por 100 mil habitantes, lo que
representa un incremento significativo respecto a la del año 2020, que fue de 9.2; y
hasta del año 2021, ya durante esta gestión, que alcanzó un 10.6.

Por consiguiente, en términos comparativos, ha habido un sustancial aumento
aproximado de 26% de la tasa de homicidio en nuestro país.
Se prometió, como objetivo del gobierno, un país sin violencia; se prometió una
reforma integral a la Policía Nacional; se prometió el incremento salarial a 39 mil
agentes en un 40% y la tarjeta SENASA Premium; se prometió sacar las drogas de
las calles, la disminución de los homicidios, y un Plan Nacional de Seguridad.
Como contrapartida a todo esto, no ha habido mejoría en las condiciones
laborales y de mayor eficiencia en los servicios policiales. No se ha dotado a la
Dirección Nacional de Drogas de los recursos humanos, logísticos, de entrenamiento
y de equipamiento para la interdicción, investigación e inteligencia del combate al
narcotráfico. No se avanza en la aplicación de la propuesta de Reforma Policial.
En fin, lo que tenemos es que en la sociedad dominicana se ha enraizado una
cultura de la violencia, que mantiene en estado de zozobra, de temor e inseguridad a
nuestros ciudadanos.
Alguien podría cuestionar qué hicimos nosotros para enfrentar la situación de
inseguridad ciudadana durante nuestros períodos de gobierno.
La respuesta la ofrece el Informe Regional de Desarrollo Humano del 2013-
2014 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, el cual, al referirse
al Programa de Barrio Seguro, aplicado durante nuestra gestión, afirma:
“El programa de seguridad democrática supuso un importante esfuerzo para
mejorar las relaciones entre el Estado y la sociedad, mediante programas sociales
dirigidos a las zonas de alto riesgo. El plan promovió un entendimiento de la
ciudadanía y la seguridad como dos dimensiones mutuamente constitutivas.”

“El plan incluyó Barrio Seguro, un programa de vigilancia localizada que
buscaba controlar la delincuencia en una zona violenta de la capital. Se instauró
como un programa piloto en el barrio de Capotillo en agosto del 2005 y se extendió a
13 barrios vecinos…
“Una de las claves para que este programa arrojara resultados positivos fue el
incremento de la presencia policial en barrios seleccionados. Una evaluación
comisionada por el PNUD estableció que hubo un importante aumento en el número
de policías en estas áreas, así como un esfuerzo por excluir del programa a los
policías con antecedentes de corrupción o abusos.
“Esta misma evaluación demostró que los residentes de las comunidades
beneficiarias consideraron que el programa, en general, logró mejorar la calidad de la
actuación policial.
“El programa Barrio Seguro contribuyó a mejorar de manera notable la
seguridad objetiva y percibida. Los datos disponibles sobre homicidio, por ejemplo,
demuestran una tendencia significativa a la baja.”
Así se expresaba el PNUD sobre nuestro programa de Barrio Seguro, durante
nuestros últimos dos períodos de gobierno. Lo que ha ocurrido, desde entonces, con
el incremento de la violencia y la inseguridad en nuestro país, se debe, en gran parte,
al abandono de una política de Estado, como fue ese programa de Barrio Seguro, que
requería de más tiempo de aplicación para su definitiva consolidación.
INFRAESTRUCTURAS
En su discurso ante la reunión conjunta de las cámaras en el Congreso
Nacional, el representante del Poder Ejecutivo afirmó que durante el pasado año,

2022 “el gobierno ejecutó 271 obras de infraestructura con una inversión de más de
90 mil 390 millones de pesos.
Al parecer el presidente no se ha enterado que la página web de la Dirección
General de Presupuesto informa que, como ejecución del gasto en obras, al 23 de
diciembre del 2022, solo se erogó 53 mil 896 millones en obras; y en las de
infraestructura, específicamente, apenas 29 mil 221 millones de pesos.
Eso, naturalmente, dista mucho de las cifras ofrecidas en el discurso
presidencial. La ejecución del gasto en obras durante el 2022 apenas alcanzó un
4.8% del gasto total, lo que equivale a decir que el gobierno, de cada 100 pesos
gastados, invirtió en obras menos de 5 pesos, la inversión pública más baja, como
hemos dicho, en los últimos 31 años.
Por esa razón, muchas de las obras prometidas no se están realizando. En
otras, se avanza muy poco. Y en muchas otras, no se llega a su ejecución final.
El presidente hizo referencia sobre Pedernales. Pero ahí todavía no se ha
iniciado el puerto para crucero, tampoco el aeropuerto. Solo se conoce que el
gobierno va a construir dos hoteles que anunció en enero del 2022 en FITUR, la Feria
Turística que se celebra en Madrid, con una inversión de 15 mil millones de pesos, y
que cuando los termine, los entregará a dos empresas operadoras que lo manejarán
siempre y cuando les sean rentables.
Nos hubiese gustado también conocer cuándo se va a terminar la carretera
Barahona-Pedernales, que, al decir de los lugareños, al ritmo que lleva, no se
terminará ni en 20 años.

Tampoco nos habló del puerto turístico de Barahona; ni de la presa de Joca, en
Elías Piña; ni de las inversiones que ha hecho para el desarrollo de San Juan. Solo
promesas, nada de realidades.
Nos dijo que inauguró la Circunvalación de Azua. Pero fue a medias. No le
hicieron los desagües en varios puntos. Muchos de los taludes quedaron sin terminar
y le faltan distribuidores de tráficos; y ahora, para colmo, se pierde más tiempo en el
peaje que entrando a la ciudad.
En fin, aun inaugurando, el gobierno, sin necesidad, se queda incompleto.
A pesar de haber sido anunciada en más de tres ocasiones, la Circunvalación
de Baní, sigue sin terminar. Según afirman los contratistas, podría, con mucho
esfuerzo, estar lista en febrero del año que viene.
Pero igual suerte corren la construcción de las circunvalaciones de Navarrete,
en Santiago; la de Moca; y la de San Francisco de Macorís.
Señoras y señores:
En el Gran Santo Domingo es donde más se acumulan promesas sin cumplir o
con poca ejecución. Se propuso un monorriel desde el kilómetro 9 de la autopista
Duarte, pasando por la Avenida Luperón, llegando a la avenida 27 de febrero, para
terminar en el aeropuerto de Las Américas.
De igual forma, la construcción de la circunvalación de Los Alcarrizos; la
solución vial para la intercepción de la avenida 27 de febrero con la avenida Isabel
Aguiar, así como de la avenida John F. Kennedy con Luperón.
Se prometió la terminación de la autopista de San Isidro, la avenida Ecológica
y la avenida Hípica, al igual que la construcción de 10 edificios de parqueos para
Santo Domingo, Santiago y San Cristóbal.

Nada de eso, sin embargo, se ha construido o terminado, y muchas ni siquiera
se han iniciado.
Prometió la construcción de la presa Boca de los Ríos, de Guayubín, la cual no
se ha comenzado. En Santiago, no se ha dado inicio, a dos años de haberse
anunciado, la reconstrucción del centro histórico, ni la red de traumatología y
oncología.
Tampoco ha empezado la Carretera del Ámbar, anunciada en más de cuatro
ocasiones, ni el DR Silicon Beach de Puerto Plata, ni el proyecto Punta Bergantín,
anunciado también varias veces, ni el malecón de Nagua, así como tampoco se
avanza la entrada a la ciudad de Samaná.
En relación a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se
ofrecieron edificios para centros regionales en 11 localidades, de las cuales 5 se han
iniciado con escaso nivel de avance, y en 6 ni siquiera se ha colocado el primer block.
¿Qué ha pasado con los recintos ofrecidos a la UASD desde los primeros días
de la actual gestión de gobierno, en Santo Domingo Oeste, San Cristóbal, Cotuí,
Dajabón y Elías Piña?
Cuán grande es el contraste con lo realizado durante la época en que nos
correspondió gobernar, en la que construimos, en la sede central, la Biblioteca Pedro
Mir; el edificio administrativo, de nueve plantas para rectoría, vicerrectorías y
decanatos de falcutades; laboratorios tecnológicos para las ingenierías, equipados
con tecnología digital de punta; el comedor universitario, con capacidad para servir
simultáneamente a 2 mil estudiantes y 100 profesores en salones climatizados; el
edificio de Facultad de Artes, completamente equipado; las edificaciones para el
Instituto Nacional del Cáncer Rosa Amelia Sánchez Tavárez (INCART), con

equipamiento de punta para diagnóstico y tratamiento de cáncer, al servicio de la
comunidad; parqueo de vehículos, con 1,200 estacionamientos amplios y con acceso
adecuados; remodelación de la Facultad de Humanidades y la remodelación del Aula
Magna, embellecida, climatizada y equipada.
Se construyeron ocho centros regionales, en Santiago, Mao, Puerto Plata,
Nagua, Higüey, San Juan de la Maguana, Barahona; y se hizo una ampliación del
edificio del Centro Regional de San Francisco de Macoris.
Nos sentimos profundamente orgullosos de esas obras, que hicimos con gran
amor, pero sin mucha bulla ni apavientos, a sabiendas de que al realizarlas le
estábamos haciendo una gran contribución a la juventud dominicana, porque
estábamos sembrando la semilla del desarrollo futuro de nuestro pueblo.
Distinguidos amigos:
Una fecha como la del 27 de febrero constituye siempre el momento ideal para
exaltar los valores patrios y para reafirmar nuestro compromiso irrestricto con la
independencia, la autodeterminación, la integridad territorial y la soberanía de nuestra
amada patria, la República Dominicana.
En medio de la globalización, vivimos en el concierto de las naciones, luchando
junto a otros pueblos por valores comunes de paz, seguridad, libertad, justicia y
progreso.
Pero, en esa relación con el resto del planeta, ponemos siempre en primer
plano nuestra identidad nacional como dominicanos. No podríamos existir si no es en
relación con la patria que nos vio nacer. Por tanto, es hasta una obligación existencial
velar por ella en cada momento de nuestras vidas.

Atendiendo a valores supremos de convivencia humana, organismos
internacionales, instituciones humanitarias y centros de pensamiento, promueven
unos principios de gobernanza global que pueden estar muy bien inspirados, pero,
que no toman en consideración el carácter geopolítico particular en que se encuentra
nuestro terruño natal.
Tenemos la particularidad de que somos una isla con dos naciones. Una,
devastada por los estragos del colonialismo, la esclavitud y las dictaduras, que es el
caso de nuestro vecino país de Haití, y el otro, que somos nosotros, a pesar de
momentos tenebrosos en nuestro discurrir histórico, ha sabido levantarse, y con el
paso de los años, ha sabido construir una nación, que aún con precariedades y
carencias, exhibe espacios de modernidad y de progreso.
En momentos de desgracias y tribulaciones para nuestros vecinos, hemos
mostrado siempre el mejor rostro de la dominicanidad: el de la generosidad, el de la
bondad, y el de la solidaridad.
Pero, cuando en el país vecino, de una situación de ingobernabilidad crónica
se pasa a otra de Estado colapsado; cuando desaparece el orden y la autoridad y
domina la anarquía y el crimen, en la República Dominicana, como se haría en
cualquier nación del mundo, se toman las medidas de seguridad para proteger a sus
ciudadanos.
Eso es lo que pretendemos hacer en nuestro país, y es algo que debe
comprender la comunidad internacional, tanto a nivel interamericano, como a escala
global.
No es cierto que República Dominicana sea un país racista, donde se
discrimina, se practica la xenofobia y se ejerce la apatridia.

Nada de eso es cierto. Son falacias que se divulgan con la finalidad de
imponernos la obligación de recibir en nuestro territorio, a víctimas de delitos
transnacionales organizados, a migrantes irregulares o a refugiados, sin tener
nosotros las posibilidades para ello, y a riesgo de poner en peligro nuestra propia
supervivencia como pueblo.
En impedir que eso ocurra, así como cualquier otra acción o medida que ponga
en peligro nuestra soberanía nacional, es donde todos los dominicanos tenemos que
coincidir y construir consenso, independientemente de las ideologías, creencias y
orientación política partidista.
Solo así se hace patria.
Que vivan los padres fundadores de la Patria: Duarte, Sánchez y Mella.
Que viven los héroes de la Restauración.
Que viva la República Dominicana.

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