El aborto es un tema que divide a la sociedad dominicana. Sería inaceptable que en estos momentos se oficialice el aborto en el país. Con el tiempo adelante, y cuando mejoren las condiciones de entendimiento, se tendrá que llegar a un proceso de consenso entre las feministas rabiosas y los religiosos fanatizados.
El desenfreno y la irresponsabilidad social, no puede ser premiado con la cuchilla del médico que realiza abortos. Se tiene que hacer un estudio a fondo de los graves y grandes males del país para buscarle correctivos. Meter al aborto en la discusión, es sencillamente crear divisiones innecesarias.
La única y exclusiva fórmula en que un aborto podría ser aceptado, es si su aprobación la hace una junta médica, tomando en cuenta la salud y la sobrevivencia de la madre. Junta médica en la cual deberá tomar parte un representante religioso, y el cabeza de familia.
En un conglomerado donde no existe la planificación familiar, la educación sexual, el respeto al derecho a la vida, traer de contrabando el aborto sería emitir libre acción a la depravación sexual, y a la negación de valores intrínsecos a una sociedad que lucha por alcanzar el progreso.
La unidad nacional se tiene que fortalecer para lograr metas de desarrollo. Lo primordial para los dominicanos es alcanzar una etapa donde todos puedan tener una vida decente. Que esté segura la alimentación, la educación, la asistencia médica, el respeto a su integridad física, proteger a la familia que está desecha, como unidad básica de la sociedad.
Cierto que hoy en casi todos los barrios se dice que hay consultorios de médicos carniceros que provocan abortos, y que en muchas ocasiones esas direcciones son conocidas por todos, incluyendo a las autoridades, que dejan hacer y dejan pasar. Pero esa es una violación a las leyes que debe ser enmendada.
Hay que fortalecer los programas de métodos anti-conceptivos, la educación sexual, ampliar la orientación del hogar y de las escuelas, para prevenir los embarazos de niñas y adolescentes. Es un crimen, el aborto para suspender el embarazo producto de un desenfreno sexual.
El Congreso Nacional, bajo ninguna circunstancia, puede aprobar una ley de aborto, que sería oficializar la muerte. Se tiene que trabajar por una sociedad más sana, más solidaria, más trabajadora, dónde todos tengan la debida oportunidad. Esa meta se logra con la unidad, y el aborto es un muralla que solo lleva a la división y enfrentamientos absurdos. !Ay!, se me acabó la tinta.