Se cumplen 20 años de la invasión de Irak por parte de una coalición liderada por Estados Unidos, un hecho que desencadenó una violenta inestabilidad aún patente hoy en día, pero no sólo dentro del país sino en todo Medio Oriente.
Londres.– La controvertida operación militar se inició el 20 de marzo de 2003 y logró someter rápidamente al régimen de Saddam Hussein, pero a continuación siguió una larga lucha contra la insurgencia y una polarización política que perduran hasta hoy.
Hussein eludió su captura durante casi nueve meses antes de ser aprehendido en diciembre de 2003 y ejecutado por el nuevo gobierno iraquí tres años después.
¿Qué ocurrió con los protagonistas de una guerra que aún hoy suscita encendidos debates? Echemos un vistazo.
Hussein gobernó Irak con mano de hierro desde 1979 hasta 2003. Esto, a pesar de la estrepitosa derrota sufrida a manos de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos en la Guerra del Golfo de 1991, que no llegó a derrocarlo pero sí le obligó a retirar a sus fuerzas del vecino Kuwait, el cual había ocupado en agosto del año anterior.
Pero con la invasión de marzo de 2003 sus fuerzas se derrumbaron al cabo de tres semanas.Hussein pasó a la clandestinidad hasta que fue capturado el 13 de diciembre de ese año por los estadounidenses.
Fue ejecutado en la horca en Bagdad en 2006. La televisión estatal iraquí mostró imágenes de Hussein yendo a la horca antes del amanecer en un edificio que sus servicios de inteligencia utilizaban antaño para las ejecuciones.
En un último acto de desafío, se negó a llevar capucha al patíbulo.
En 2003, George W. Bush se convirtió en el segundo presidente estadounidense en lanzar una guerra contra Irak, siguiendo los pasos de su propio padre, George Bush, quien ocupó la Casa Blanca entre 1989 y 1993.
En las semanas que siguieron a los atentados del 11 de septiembre de 2001, Bush alcanzó los índices de aprobación más altos jamás registrados por un presidente estadounidense (91%, según la encuestadora Gallup).
Sin embargo, su gestión de la guerra de Irak -especialmente la muerte de más de 4.400 soldados estadounidenses, de acuerdo con las cifras del Departamento de Defensa de EE.UU.- hizo que Bush terminara su mandato en 2009 como el inquilino de la Casa Blanca menos popular desde que existen encuestas.
Despuésde dejar la presidencia, Bush, de 75 años, ha mantenido un perfil bajo, pero, en sus escasas apariciones ante los medios, también se ha mantenido firme en su decisión de invadir Irak.
"Ha habido un esfuerzo constante por parte de algunas figuras de la administración Bush para decir que, a pesar de los engaños (nunca se hallaron las supuestas armas de destrucción masivas), la guerra de Irak fue lo correcto", declaró a la BBC el periodista estadounidense Thomas E. Ricks, autor del libro "Fiasco: la aventura militar en Irak".
El expresidente argumentó a menudo que la eliminación de Hussein formaba parte de esta lógica. Pero Ricks, que cubrió la invasión de Irak, no está convencido.
"Este tipo de justificaciones no hablan de los enormes costes de la guerra, tanto para los iraquíes como para los estadounidenses. Tampoco abordan cómo la invasión estadounidense cambió Oriente Medio", explicó el comunicador.
Bush se ha limitado a aparecer públicamente en ocasiones de Estado como inauguraciones presidenciales y funerales.
Ahora pasa la mayor parte del tiempo en su rancho en el estado de Texas, donde se dedica a sus aficiones, entre las cuales destacan la pintura. En 2021 publicó un libro de retratos de su autoría.
El que fuera el vicepresidente de George W. Bush fue un firme defensor de la acción militar contra Irak e hizo numerosas declaraciones públicas en las que acusaba al régimen de Saddam Hussein de poseer armas de destrucción masiva, la afirmación sobre la que Washington construyó su caso para justificar la invasión.
Mientras Irak se veía sacudido por luchas sectarias en 2006, el propio Cheney se vio envuelto un hecho de sangre, cuando disparó accidentalmente a un compañero de caza, hiriéndole en la cara, el cuello y el pecho.
El incidente le provocó un infarto leve, pero su amigo, Harry Whittington, de 78 años, sobrevivió. "No es culpa de Harry", dijo Cheney a la cadena de televisión Fox. "En última instancia, yo fui el que apretó el gatillo".
Con 82 años, Cheney ha asumido una postura radicalmente distinta a la de Bush desde que dejó el Gobierno. Así ha fijado posición sobre distintos temas políticos e incluso ha participado en mítines electorales.
Asimismo, criticó abiertamente al entonces presidente, Donald Trump, por el asalto al Congreso que en enero de 2021 protagonizaron seguidores suyos.
Cheney fue célebremente retratado por un Christian Bale "transformado" en la película satírica de 2018 "Vice", la cual fue la segunda producción que retrató a la administración Bush después de la biopic presidencial de Oliver Stone "W", estrenado en 2008.
Fue el secretario de Defensa de Bush entre 2001 y 2006 y desempeñó un papel fundamental -y controvertido- en las invasiones de Afganistán e Irak.
Entre otras cosas, Rumsfeld fue acusado de proporcionar "evaluaciones de inteligencia alternativas" para apoyar la invasión y el derrocamiento de Hussein, al tiempo que ignoró las denuncias de torturas a prisioneros de guerra por parte de las fuerzas estadounidenses.
Rumsfeld dejó el cargo en 2006, en medio de una creciente oposición pública y política en EE.UU. a su gestión de la posguerra iraquí.
Sin embargo, el exfuncionario no rehuyó los focos: publicó una autobiografía, participó en un documental sobre su carrera y se unió a otros exsecretarios de Defensa para advertir al entonces presidente Donald Trump de que no intentara desconocer los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
Rumsfeld murió de cáncer en junio de 2021.
Condoleezza Rice regresó al mundo de la enseñanza luego de dejar el puesto de Secretaria de Estado, aunque han corrido rumores sobre su posible regreso a la política.
Fue asesora de Seguridad Nacional y luego secretaria de Estado durante los ocho años del mandato de Bush, convirtiéndose en la primera mujer negra en ocupar estos puestos en la historia del gobierno estadounidense.
Además de ser partidaria de la guerra de Irak, apareció constantemente en los medios de comunicación estadounidenses para advertir sobre la amenaza que representaba el régimen de Hussein. Incluso llegó a afirmar a la cadena de noticias CNN que el líder iraquí podría adquirir rápidamente armas nucleares.
Tras la salida de Bush de la Casa Blanca, Rice reanudó su carrera académica en la Universidad de Stanford y ocupa la dirección de la Hoover Institution, un centro de investigaciones.
Sin embargo, en el pasado han corrido rumores sobre su eventual regreso a la política activa.
Fue nombrado como administrador provisional de la coalición en Irak por el presidente Bush en mayo de 2003, convirtiéndose en la máxima autoridad civil del país.
Su decisión de desmantelar el ejército iraquí fue muy criticada y tuvo que hacer frente a acusaciones de malversación de fondos en las tareas de reconstrucción.
Bremer, que ahora tiene 81 años, lleva una vida tranquila en el estado rural de Vermont.
En 2018, su nombre volvió a ocupar espacio en los medios de Estados Unidos cuando se supo que trabajaba como instructor de esquí en un centro turístico.
El general era el secretario de Estado en el momento en que estalló la invasión de Irak, siendo la primera persona negra en ocupar ese cargo. En la primera Guerra del Golfo había sido jefe del Estado Mayor Conjunto.
A diferencia de otros miembros del gabinete de Bush, Powell se mostró inicialmente contrario a los planes de invadir Irak.
Sin embargo, en febrero de 2003 fue él quien se dirigió a la ONU para abogar por la intervención militar e incluso presentó pruebas de que el régimen de Hussein ocultaba armas de destrucción masiva.
El general dimitió en 2004 tras admitir ante el Congreso que los datos de inteligencia presentados un año antes eran "inexactos" y caer en desgracia ante la administración Bush.
Siguió una carrera como orador público y en las elecciones presidenciales de 2008 rompió filas con los republicanos para apoyar al candidato demócrata Barack Obama.
En 2021, Powell falleció a los 84 años de complicaciones derivadas de covid-19.
La reputación del exprimer ministro británico ha sufrido posiblemente más que la de George W. Bush por culpa de la guerra de Irak.
Blair fue duramente criticado en la investigación oficial sobre el conflicto, que en 2016 concluyó que había exagerado la amenaza que suponía el programa armamentístico de Saddam Hussein.
Asimismo, se le acusó de haber enviado tropas mal preparadas a la batalla y de tener planes "totalmente inadecuados" para las secuelas de la invasión.
Blair, de 69 años, dimitió en 2007 y desde entonces se dedica principalmente a su ONG, el Instituto Tony Blair para el Cambio Global. Pero Irak sigue ensombreciendo su legado: en enero del año pasado, más de 500.000 personas firmaron una petición para que el gobierno británico no concediera al político laborista el título honorario de caballero.
El exjefe de los inspectores de la ONU se convirtió en una piedra en el zapato para los planes de Washington.
El diplomático y político sueco dirigió la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección, que investigó la existencia de armas de destrucción masiva en Irak antes de la invasión estadounidense de 2003.
Blix vive actualmente en Estocolmo y sigue participando activamente en debates sobre política de seguridad internacional.
Y a los 94 años está a punto de lanzar un nuevo libro, "Adiós a las guerras".
El excomandante militar iraquí se ganó el apodo de "Alí el Químico" por su presunto papel en los ataques con gas venenoso que el ejército de Hussein lanzó contra los rebeldes kurdos tras la primera Guerra del Golfo. Se estima que miles de personas murieron en estos hechos.
Al-Majid fue capturado en agosto de 2003 por fuerzas estadounidenses, acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad.
En enero de 2010 fue ejecutado en la horca.
En el momento de la invasión era el ministro de Información de Irak y pronto se ganó el apodo humorístico de "Alí el Cómico" por parte de los medios de comunicación occidentales, debido a sus pintorescas ruedas de prensa diarias, en las que presentaba una visión muy distorsionada de la situación sobre el terreno.
El funcionario llegó a asegurar en reiteradas ocasiones que las fuerzas estadounidenses serían derrotadas. Esto, apesar de que el ejército iraquí venían siendo aplastado.
Actualmente se desconoce su paradero. Sin embargo, se cree que habría huido a los Emiratos Árabes Unidos.
Moqtada alSadr
Este clérigo musulmán chiita saltó a la fama tras la invasión estadounidense, cuando su poderosa milicia, el ejército de Mehdi, luchó contra las tropas extranjeras y fue acusado de dirigir "escuadrones de la muerte" sectarios.
Desde entonces se ha presentado a sí mismo como nacionalista y un activista en la lucha contra la corrupción, convertiéndose una figura política clave en el país.
Su coalición Saeroun obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones parlamentarias iraquíes de 2018 y 2021.
En 2006 asumió el cargo de primer ministro de Irak, siendo el primero tras la caída de Hussein.
Los críticos le acusaron de enajenar a los políticos sunitas y kurdos, y ya en 2007 se pidió su dimisión.
Al Maliki no dimitió hasta 2014, tras una serie de derrotas en la lucha contra la organización Estado Islámico.
Como máxima autoridad clerical chiita de Irak, Al Sistani ha venido desempeñando un papel clave en la política y la religión iraquíes tras la invasión. A diferencia de Al Sadr, prefirió la presión política a la insurgencia.
A sus 92 años, Al Sistani sigue siendo una figura enormemente influyente en Irak.
El periodista iraquí saltó a la fama internacional en diciembre de 2008, cuando le lanzó sus zapatos a Bush durante una rueda de prensa que éste ofreció en Bagdad, celebrada con motivo de su último viaje a Irak como inquilino de la Casa Blanca.
"Este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro", gritó Al Zaidi al lanzar el primer zapato.
El periodista cumplió seis meses de cárcel, durante los cuales afirma haber sido torturado, y se marchó a Líbano tras su liberación.
Al Zaidi regresó más tarde a Irak e intentó, sin éxito, ser elegido como diputado en las elecciones parlamentarias que el país celebró en 2018.
"Esta escena queda como prueba de que un día una persona sencilla fue capaz de decir 'no' a esa persona arrogante con todo su poder, tiranía, armas, medios de comunicación, dinero y autoridad", declaró recientemente a la agencia de noticias Reuters.