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Política 
  • Por: La Redacción
  • viernes 26 mayo, 2023

Se cumplen 29 años de la desaparición profesor Narciso González (Narcisazo)

SANTO DOMINGO, RD- Este viernes se cumplieron 29 años de la desaparición del catedrático Narciso González (Narcisazo).
A la hora de su desaparición González tenía 52 años. Era una figura muy conocida en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde fue catedrático de la facultad de Humanidades y en la cual estuvo siempre haciendo vida diaria y participando, desde muy joven, en movimientos revolucionarios.


Se dice que el mote de “Narcisazo” le fue endilgado por el dirigente de izquierda Amaury Germán Aristy. Este, precisamente, fue el pseudónimo que utilizó en la década de los 70 en el periódico La Noticia para publicar una columna de sátira política denominada “El Pueblo Se Queja en Verso”, la cual fue muy popular por sus frecuentes y punzantes críticas al régimen de Joaquín Balaguer.


Su desaparición se produjo justo un día después de que, en una asamblea de profesores de la UASD, hiciera fuertes críticas al entonces Presidente y a jefes militares y otros funcionarios de su entorno. En ese momento había tensión política debido a que el principal partido de oposición, el Revolucionario Dominicano (PRD), denunciaba un fraude en las elecciones que habían sido celebradas hacía diez días.


Un discurso y un artículo


En su discurso Narciso acusó a funcionarios civiles y militares de ser los “corresponsables y beneficiarios” del fraude electoral, y exigió a las autoridades y profesores de la UASD “una actitud de compromiso con los intereses del pueblo”.


Días antes, había publicado en una revista que se editaba en Nagua, denominada “La Muralla”, un artículo titulado “Diez pruebas que demuestran que Balaguer es lo más perverso que ha surgido en América”. En esa publicación definió al entonces gobernante como “asesino, delincuente, inmoral, pandillero, tramposo, maquiavélico, miserable, cínico, dañino, corrupto, alevoso, servil y pervertidor”.


El día de su desaparición


Al momento de su desaparición Narciso vivía en la calle Luis Reyes Acosta número 305 del sector Villa María, en Santo Domingo. Estaba casado con la profesora Luz Altagracia Ramírez González (Taty), de 43 años, con la cual había procreado cuatro hijos: Amaury, Ernesto, Rhina y Jennie.
Sus familiares afirman que él se levantó a la hora habitual y se marchó poco después de las 9 de la mañana.


Narciso era amante de las apuestas hípicas. Versiones señalan que luego de salir de su casa el 26 de mayo fue visto alrededor de las 10 de la mañana en una agencia de la calle Peña Batlle donde tomó un programa de caballos.

Posteriormente visitó la UASD y en la tarde fue visto por una señora que vendía café en el hipódromo Perla Antillana, que entonces estaba donde está ahora la Plaza de la Salud.


El 28 de mayo del 1994, dos días después, la esposa dió parte de la desaparición a la Policía, la cual junto a familiares y amigos de Narciso visitaron hospitales, clínicas, recintos policiales, cárceles, parques, el hipódromo Perla Antillana, la UASD y otros lugares, sin obtener resultados positivos.


Entonces, surgió la versión de que Narciso había sido secuestrado por militares. (Ni los familiares del desaparecido ni la Policía han precisado nunca de dónde provino la misma. Los primeros han dicho y sostienen que la desaparición de éste fue una consecuencia del discurso y el artículo.


El 26 de mayo del 1995, un año después, familiares de González depositaron en el Juzgado de Instrucción de la Séptima Circunscripción del Distrito Nacional una querella con constitución en parte civil en la que responsablemente señalaron que “el día de la desaparición estuvo como a las 2:30 de la tarde en el hipódromo Perla Antillana y los señores José Luís de León Sánchez y Dionisio Patiño Infante afirmaron haberle visto entrar en la noche al cine Doble, ubicado en la avenida Duarte, y salir alrededor de las 11:00”.


Indica la querella que “por diferentes fuentes se ha informado que el doctor Narciso González, alrededor de las 12:00 de la noche del día 26 de mayo, fue introducido por hombres con armas de fuego, de aspecto militar, frente al local del Centro de Otorrinolaringología, ubicado en la calle 27 de febrero casi esquina Leopoldo Navarro, en la jeepeta Mitsubishi Montero azul, cuya placa es la número O-11172”.


Agrega: “Varias personas de reconocida trayectoria pública, regularmente bien informadas, entre las que se puede mencionar al ingeniero José Rafael Cuello, en los días posteriores a la desaparición del doctor Narciso González, aseveraron por radio y televisión que éste fue detenido por el J-2, siendo llevado a la Secretaría de las Fuerzas Armadas donde fue torturado y posteriormente trasladado al destacamento de la Policía Nacional ubicado en la calle Bolívar esquina Rosa Duarte, negándose dicha dotación policial a recibirlo.

De ahí lo trasladaron al Palacio de la Policía Nacional, donde tampoco lo reciben en razón del deterioro físico en que se encontraba, siendo durante el retorno cuando se produce su deceso, siempre conforme al testimonio de la fuente antes señalada”.


Señala que “lo que termina por confundir el carácter y naturaleza política de la desaparición del doctor Narciso González así como el hecho de que la misma procedió del Gobierno o de funcionarios o personajes vinculados a éste, lo aporta la actitud ineficiente, timorata y cómplice de la Policía Nacional en lo que respecta a la investigación de este hecho criminal”.


Indica que “la Policía Nacional, tan eficiente y perspicaz en la persecución de determinadas infracciones, en este caso no se molestó en investigar a ninguna de las personas y funcionarios que en los días precedentes había señalado por su nombre el doctor González como los responsables de la situación que en ese momento consternaba a la nación dominicana”.


Los familiares de Narciso González concluyeron recomendando que fueran investigadas las personas que fueron nombradas por él en la revista y en el discurso, es decir, “Manuel Guaroa Liranzo, Aníbal Páez, Juan José Arteaga, Rafael Bello Andino, Ramón Pérez Martínez” asi como las que eran jefes de la Policía, la Fuerza Aérea y el Ejército al momento de la desaparición del Profesor.

También el capitán de corbeta Luis Rafael Lee Ballester, el exraso Miguel E. Bonilla Faña, el exmayor Viriato Alcides Brito Pillier y los nombrados Manuel Vanegas, Claudio de los Santos, el mayor Olimpo Cuevas Acosta y el coronel piloto Reyes Bencosme.

Además, que fueran procuradas las declaraciones del doctor Joaquín Balaguer quien dijo públicamente que éste era “un crimen difícil de resolver” en momentos en que aún no se daba por muerto al doctor Narciso González.


Debido a la resonancia que tuvo la noticia sobre la desaparición del Profesor y ante el cúmulo de especulaciones que se hacían respecto a este hecho, la Policía designó una comisión especial para investigarlo, integrada por los coroneles Luis Manuel Tejeda Fernández y Manuel R. Núñez Paulino y el teniente coronel Rafael O. Bencosme Candelier.


El 4 de junio la misma, acompañada de un ayudante del Fiscal del Distrito Nacional, allanó la casa número 5 de la calle Reparto 16, del barrio Enriquillo, pues los familiares del desaparecido dijeron haber recibido una llamada telefónica de alguien que señalaba que Narciso se encontraba “secuestrado” allí.

Se determinó que en aquel lugar residía el señor Servio Lebrón, excabo de la Policía Nacional, pero las autoridades no encontraron allí nada comprometedor. Lebrón sostuvo que ni siquiera conocía al profesor González.


El 14 de junio el Director de Migración dirigió un oficio al Comandante del Departamento de Investigaciones de Homicidios de la Policía, teniente coronel Rafael O. Bencosme Candelier, informándole que el doctor Narciso González Medina no aparecía registrado como que hubiera salido del país entre el 25 y el 30 de mayo del 1994.


Ese mismo día Bencosme Candelier remitió un oficio al Director del Laboratorio de Criminalística de la Policía solicitando un experticio a la jeepeta Mitsubishi Montero placa 0-11172 en la cual, según los familiares, Narcisazo habría sido “introducido” la noche del 26 de mayo del 1994.

El 24 de junio la Policía, acompañada de un ayudante del Fiscal del Distrito Nacional, practicó otro allanamiento en la casa número 45 de la calle Julio C. Limba, del barrio Altos Rosa, pero tampoco encontraron allí al desaparecido.

Entre el 25 de junio y el 2 de julio el Laboratorio de Criminalística de la Policía expidió certificaciones sobre los análisis realizados a la referida jeepeta, señalando en todos los casos que no había encontrado en la misma “ningún indicio comprometedor”.

Este vehículo resultó ser propiedad del Banco Central y estaba en ese momento asignado al capitán de corbeta Luis Rafael Lee Ballester.

Era manejado con frecuencia por el exraso Miguel E. Bonilla Faña y estaba bajo la supervisión del exmayor Viriato Alcides Brito Pillier, quien era en ese momento encargado de la División de Transporte de la institución bancaria.


Lee Ballester fue uno de los primeros en ser interrogado por la Policía. Sostuvo que nunca había visto a Narciso González Medina ni a su esposa, y que en torno a la desaparición de este último sólo había escuchado la noticia por los medios de comunicación.

Admitió que tenía asignada la jeepeta Mitsubishi Montero placa oficial 11172 y que se quedó sorprendido cuando se enteró de que familiares del profesor universitario habían dicho en un programa radial que su pariente había sido introducido en ese vehículo.

Declaró que aunque la jeepeta también era conducida por un chofer del Banco Central de nombre Miguel Bonilla Faña, él no recordaba habérsela prestado o que éste la hubiera conducido en ausencia suya el 26 de mayo.

Sostuvo que por las noches la jeepeta permanecía en el parqueo del edificio donde él (Lee Ballester) residía, y que no acostumbraba a prestarla. Dijo desconocer quién hizo las acusaciones en su contra y sostuvo que, aparentemente, se trataba de alguna persona que deseaba hacerle daño a la institución donde él en ese momento trabajaba.


El señor Viriato Alcides Brito Pillier, encargado de la división de transporte del Banco Central, declaró que no conocía a Narciso González ni a sus familiares, y que como el vehículo mencionado estaba asignado al capitán Lee Ballester, él ignoraba las actividades realizadas en el mismo por dicho oficial.

Aclaró que en el Departamento de Transportación del Banco Central no se permitía cambiar placas a los vehículos.


El exraso Miguel Bonilla Faña declaró que durante las noches el vehículo en cuestión permanecía en el parqueo del edificio donde residía Lee Ballester, y que era totalmente falsa la versión de que la noche del 26 de mayo el profesor Narciso González fuera introducido al mismo. A su juicio, esta versión pudo haber sido propalada por personas interesadas en despistar a los investigadores y hacer daño a Lee Ballester o a la Marina de Guerra.


Otro uniformado llamado a interrogatorio fue el entonces coronel de la Policía, Ramiro Terrero García, quien era comandante de la zona Sur de Santo Domingo, con asiento en el destacamento de Gascue. Sostuvo que era incierto que la noche del 26 de mayo del 1994 hubiera recibido allí a personal del DNI, y que con relación a la ausencia del doctor González sólo sabía lo que habían dicho los medios de comunicación y las instrucciones de la Jefatura de la Policía en el sentido de activar la localizaciónd e esa persona.

En términos parecidos se pronunciaron el segundo teniente Víctor Manuel González Núñez, el sargento Inocencio Trinidad Velorio, el cabo Juan Antonio Liviano Pirón, el cabo Santo Salvador Antuna y Antuna, y el raso Luis Manuel Santana Pantaleón, quienes estuvieron laborando en el Departamento de Gascue en mayo del 1994.


La mujer que vendía café en el hipódromo Perla Antillana y vió a Narciso González en ese lugar resultó ser Lucrecia Puente Mateo (alias Miriam).

Al ser interrogada informó que, ciertamente, vió a Narciso alrededor de las 2:30 de la tarde y que éste le manifestó que casi se estaba yendo. Cerca de las 5:00 de la tarde, según dijo, lo volvió a ver en el mismo lugar.


El mecánico Danilo Cecilio Nazario (alias Renco) dijo que vió a Narciso abordando un autobús público luego de estar en el hipódromo Perla Antillana, y que alrededor de las 6:00 de la tarde él (Danilo) se quedó en la esquina de las calles Bartolomé Colón y Tunti Cáceres.


El profesor Dionisio Patiño Infante declaró que vió a Narciso entre las 6:45 y las 7:00 de la noche del día 26 de mayo del 1994 cuando entraba al cine Doble, y luego lo vió salir del mismo lugar.
El administrador del cine, José Luis León Sanchez, dijo que con respecto a la desaparición sólo había escuchado lo que habían informado los medios de comunicación.


La taquillera del cine, Mercedes M. Encarnación Abreu, dijo que no conocía a Narciso y que no podía recordar si lo había visto en ese lugar.
Ante la versión de que Narcisazo había sido visto en el Palacio de la Policia, los investigadores interrogaron a Vicente Cruz Santamaría (alias Williams), un recluso que alegadamente había ofrecido este testimonio.

Dijo que, ciertamente, estando él detenido en la Casa de Guardia del Departamento de Investigaciones de Falsificaciones se enteró a través del periódico Ultima hora de la desaparición de Narciso, y que él comentó a otros reclusos que le parecía haber visto entre el 20 y el 21 de mayo del 1994 a una persona de esas características.

Aclaró que en ningún momento él afirmó «en absoluto» que se tratara de dicho doctor, sino que se parecía, y que finalmente descartó la posibilidad debido a que fue cinco días después cuando desapareció Narciso.


Nunca se ha especificado por qué los investigadores no comenzaron su labor interrogando al ingeniero José Israel Cuello, mencionado como los familiares de Narcisazo en su denuncia-querella el 26 de mayo del 1995 entre las personas «de reconocida trayectoria pública, regularmente bien informadas” que en los días posteriores a la desaparición aseveraron por radio y televisión que Narciso “fue detenido por el J-2, siendo llevado a la Secretaría de las Fuerzas Armadas donde fue torturado y posteriormente trasladado al destacamento de la Policía Nacional ubicado en la calle Bolívar esquina Rosa Duarte, negandose dicha dotación policial a recibirlo”.

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