El diputado progresista Bernardo Arévalo se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones presidenciales de Guatemala, al avanzar de manera inesperada a una segunda vuelta en la que se enfrentará con la exprimera dama Sandra Torres.
Con el 97 % de las actas escrutadas, la candidata se imponía con el 15,7 % de los votos, seguida por el 12 % que alcanzó Arévalo, quien se despegó así de la veintena de aspirantes que participaron en unos comicios que estuvieron marcados por la fragmentación de sellos.
Hasta el domingo, los sondeos anticipaban como favoritas a Torres; la exdiputada ultraconservadora Zury Ríos, hija del fallecido dictador Efraín Ríos Montt; y el periodista Edmond Mulet. De hecho, Arévalo ni siquiera aparecía mencionado, ya que su nombre se evaporaba entre el resto de las candidaturas.
Pero, contra todos los pronósticos, la noche del domingo los primeros conteos confirmaron que parte de la ciudadanía había optado por el candidato del Movimiento Semilla, un partido que ofrece luchar contra la endémica corrupción de Guatemala, entre otras propuestas.
En un principio, la duda se centró en la posibilidad de que fuera Mulet quien pasara a la segunda vuelta pero, con el transcurrir de las horas, la diferencia contra Arévalo se fue ampliando.
De hecho, ya con un magro 7,8 % de votos asegurados, Mulet incluso canceló la conferencia de prensa que había anunciado. Ríos, por su parte, apenas obtuvo el 6,6 % de las boletas.
El Tribunal Supremo Electoral informó este lunes en conferencia de prensa que las tendencias eran definitivas, aunque recién el martes oficializarán los resultados que obligan a la realización de una segunda vuelta. El balotaje se llevará a cabo el 20 de agosto en un clima de incertidumbre, ya que por ahora no se puede vislumbrar a un claro favorito.
Quien gane la segunda vuelta recibirá el próximo 14 de enero la banda presidencial de manos de Alejandro Giammattei, un mandatario que registra escasos niveles de popularidad que rondan el 20 % y que ha estado sumido en múltiples escándalos durante su gestión.
Otro dato a destacar de la jornada fue el alto nivel de abstención, ya que los votos nulos sumaron el 17,4 %, lo que superó el caudal obtenido por cualquier candidato.
De esta forma se demostró el hartazgo de parte de los guatemaltecos con un sistema político que no ha logrado mejorar las condiciones de vida de la población, que sigue teniendo altos niveles de pobreza y que ha generado liderazgos autoritarios y marcados por la corrupción.
Por eso, miles de ciudadanos decidieron cruzar sus boletas con las palabras "nulo", "ladrones", "corruptos" y otros insultos, como una forma de demostrar su desconfianza.
Sandra Torres llegó a esta elección con el antecedente de escandalosas campañas presidenciales previas.
En 2011, para poder postularse por primera vez, se divorció de su esposo, el entonces presidente Álvaro Colom, ya que la ley guatemalteca prohíbe la candidatura de familiares del mandatario de turno. La maniobra fue tan evidente, que su registro quedó anulado.
Cuatro años más tarde, la exprimera dama sí logró competir y quedó en segundo lugar, lo que le permitió avanzar a un balotaje en el que fue derrotada por Jimmy Morales.
En 2019, en su tercer intento, ganó la primera vuelta, pero en la segunda terminó derrotada por Giammattei. En septiembre de ese año, apenas un mes después de los comicios, fue detenida y acusada de financiación electoral ilícita y asociación ilícita.
A fines de 2020, el proceso fue cerrado por una jueza que consideró que no había suficientes elementos para enjuiciar a Torres. El fallo permitió que este año volviera a postularse y que ganara la primera vuelta, en parte gracias a sus propuestas de emular la "mano dura" del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, contra la delincuencia.
Bernardo Arévalo, por su parte, es un sociólogo de 64 años que intenta continuar el legado de su padre, Juan José Arévalo, quien fue el primer presidente electo por el voto popular en 1944, después de la Revolución de Octubre que derrocó al general Juan Federico Ponce.
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Al igual que su padre, también ha tenido una larga carrera como diplomático, ya que, entre otros cargos, fue viceministro de Relaciones Exteriores, asesor de Naciones Unidas y embajador de Guatemala en España.
En 2017, fundó con otras personalidades el Movimiento Semilla que, dos años más tarde, intentó postular sin éxito a la exfiscal Thelma Aldana como su primera candidata a la presidencia.
Lo que sí logró el nuevo partido fue que Arévalo ganara una curul en el Congreso, desde donde saltó hacia la candidatura presidencial de este año que lo terminó de posicionar como una de las figuras políticas más importantes de Guatemala.