California.- Kevin Mitnick, cuyas ejecutorias en los 80 y 90 para engañar a empleados de las compañías telefónicas y de tecnología a modo de robar programas y obtener servicios gratuitos lo convirtieron en el hacker más prolífico y famoso de los Estados Unidos, falleció el pasado domingo tras librar una batalla de 14 meses contra el cáncer pancreático.La muerte de Mitnick, de 59 años, fue confirmada por Stu Sjouwerman, el principal oficial ejecutivo (CEO) de la empresa de entrenamiento en ciberseguridad KnowBe4, donde Mitnick laboraba como el jefe principal de hacking. KnowBe4 es la empresa que ofrece servicios de entrenamiento a GFR Media.
Su colorida carrera – de estudiante a fugitivo buscado por el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), convicto a, finalmente, un respetado miembro de la comunidad de ciberseguridad, presentador, autor y asesor legislativo y de corporaciones – es un reflejo de la evolución del entendimiento de la sociedad sobre las intrusiones de computadoras.
Mediante la trayectoria profesional de Mitnick, y lo que muchos consideran una equivocada obsesión de enjuiciarlo y encarcelarlo hasta el 2000, las personas han aprendido a distinguir entre crímenes cibernéticos serios y las bromas y tretas prepetradas por jóvenes dispuestos a poner a prueba sus destrezas como hackers.
“Los hackeos de Mitnick nunca fueron para obtener dinero. Lo más que le atraía eran ‘momentos de trofeo’ (hackeos impresionantes) y obtener código fuente de tecnología celular”, resaltó Sjouwerman.
El arresto de Mitnick en 1995 estuvo acompañado de gran atención mediática tres años después de ser declarado prófugo al no cumplir con las condiciones de una probatoria por ejecutar un ataque contra una red de computadoras. El gobierno federal lo acusó de causar millones de dólares en daños a empresas como Motorola, Novell, Nokia y Sun Microsystems al hurtar programas y alterar su código fuente (source code).
La Fiscalía federal confrontó problemas para obtener evidencia de que cometió crímenes serios, y tras permanecer encarcelado por cuatro años, Mitnick firmó un acuerdo de culpabilidad en 1999 en el que recibió crédito por el tiempo servido tras las rejas.
Tras ser liberado en el 2000, Mitnick dijo a los medios de comunicación que sus acciones fueron “simples crímenes de intrusión”. Añadió que solo “quería obtener la mayor cantidad de información posible sobre cómo funcionaba la red de telefonía”.
En principio, se le prohibió utilizar, por tres años, computadoras, modems, teléfonos celulares o cualquier dispositivo que tuviese acceso al Internet. También tenía prohibido ofrecer charlas, pero todas las restricciones le fueron removidas seis meses después.
Mitnick era reconocido por sus destrezas en ingeniería social, el proceso de hacerse pasar por otra persona para lograr que un empleado revelara información sensitiva como contraseñas o que enviara datos. Al día de hoy, la ingeniería social permanece como uno de los mecanismos principales utilizados por hackers para llevar a cabo ataques. “Su ingenio puso a prueba mecanismos de seguridad, incitó debates y forjó nuevos caminos en el campo de la ciberseguridad. Kevin siempre será sinónimo del increíble poder de la curiosidad”, escribió en su cuenta de Twitter Chris Wysopal, quien testificó como miembro del colectivo de hackers éticos (white-hat) L0pht ante el Senado federal unos años antes de que Mitnick hiciera lo mismo.
“Mis actividades como hacker eran para obtener conocimiento, enfrentar un reto intelectual, y la emoción y el escapismo de la realidad”, resaltó Mitnick durante su ponencia ante el Congreso federal en el 2000.
Mitnick fue arrestado, por primera vez, por crímenes relacionados por computadoras cuando apenas tenía 17 años. En ese caso, entró a una oficina de la empresa de telecomunicaciones Bell Pacific y se llevó varios manuales de operaciones y libros con códigos para las puertas digitales del edificio. Por estos crímenes cumplió un año en centro de rehabilitación.
Mitnick fue el autor del libro “The Ghost in the Wires”, en el que relató sus aventuras como un hacker buscado por el FBI, y también fue coautor de otros tres libros, incluyendo “The Art of Deception”.
Además de sus funciones con KnowBe4, Mitnick y su esposa, Kimberely Barry, manejan una compañía que realiza pruebas de penetración de redes y computadoras.