El crimen organizado, la trata de personas, los abusos, son sólo algunos de los fenómenos en los que se ven envueltos los niños migrantes que viajan solos para escapar de México. “La situación migratoria de los niños no acompañados es un desafío, tanto para los países de origen como para Estados Unidos”, lo dijo el Obispo auxiliar de la archidiócesis de Ciudad de México.
“Este fenómeno de los niños que viajan solos, los menores no acompañados, sucede ya desde hace mucho tiempo” ha declarado a la Agencia Fides Monseñor Francisco Javier Acero, Obispo auxiliar de la archidiócesis de Ciudad de México. “Se trata de un fenómeno que se ha hecho más visible desde el año 2014 y, sobre todo, con las redes sociales en 2018 – añadió el Prelado que también es responsable de la pastoral de migrantes -. En 2021 causó conmoción la imagen de ese niño solo perdido en el desierto en Estados Unidos al que lo socorrió una patrulla militar”.
Monseñor Acero también destacó el gran compromiso que la Iglesia ha mostrado siempre con los niños y adolescentes migrantes. “Cuando llegan a una casa de emigrantes, lo primero es dar aviso a las autoridades del país de origen de los menores para estudiar la repatriación”, precisó. “En algunas casas de emigrantes donde hay religiosas se les proporciona un reparo seguro, así como un servicio de psicoterapia”.
Asimismo, el Prelado habló de los numerosos riesgos a los que se enfrentan muchos niños que viajan solos por México. “Además del crimen organizado, el tráfico de personas, la trata de personas y la explotación, estos niños también se enfrentan a dificultades extras al cruzar la frontera y solicitar asilo en Estados Unidos”.
“La situación migratoria de los niños no acompañados es un desafío, tanto para los países de origen como para Estados Unidos, y ha generado debates y controversias sobre políticas migratorias y humanitarias” afirmó el Obispo auxiliar de la archidiócesis de Ciudad de México.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia en sus siglas en inglés (UNICEF): “América Latina y el Caribe enfrenta una de las crisis de migración infantil más grandes y complejas del mundo. En la región, alrededor de una de cada cuatro personas en movimiento es un infante”.
Algunas de las causas son la violencia e inseguridad relacionada con el crimen organizado, la pobreza y falta de oportunidades en sus países, o la reunificación familiar ya que sus padres están viviendo en Estados Unidos. “Una de las soluciones – expresó el Obispo – es que se cree el proyecto de un pasillo humanitario con otros países a través de otras diócesis fuera de México”. La cuestión es algo compleja porque se tiene que hablar con otras Iglesias y tener en cuenta las leyes de otros países. “Lo bueno es que ya se empieza a hablar de pasillo humanitario y una intervención por parte de algunas diócesis en países donde las leyes migratorias no son tan duras”.