En medio del llanto, la angustia y la desesperación San Cristóbal cuenta los días para ver conciliar unos minutos de sueño, que permitan aun sea así borrar los trágicos momentos y escenas de la desgracia por la explosión del pasado lunes
SAN CRISTOBAL, RD.- A casi una semana de la trágica explosión que causo decenas de muertos, desaparecidos y heridos, el llanto, la tristeza, la desesperación y la incertidumbre arropan a centenares de familias que no han perdido la esperanza de que entre los escombros de este desastre aparezcan al menos las osamentas de sus seres queridos perdidos en la tragedia.
Este drama se ha traslado a la morgue del Cementerio Cristo Redentor, donde ha sido trasladados 27 cadáveres rescatados, cantidad que se corresponde con el número de personas reportadas como desaparecidas tras la explosión.
El caos, la desesperación y la angustia todavía reinan en toda San Cristóbal, provincia que sigue llorando la muerte de varios de sus hijos y otros familiares que perecieron en la explosión, cuyos daños reportados hasta el momento ofrecen una panorámica sobre la magnitud de la tragedia.
Una de los destacados periodistas de ACD Media, Rosalba Escalante, estuvo en la zona de desastre y preparó un reportaje que retrata la patética situación que viven los moradores de la provincia, con testimonios de familiares de las víctimas, quienes mostraron su desesperación por llevarse los restos de sus familiares para al menos darle un último adiós.
La tristeza se refleja en el rostro de cada uno de los que en la tragedia ocurrida este lunes, perdió algún familiar, vecino o conocido, e incluso en los de aquellos, que, sin haber perdido a nadie, comparten dolor con sus compueblanos.
Este pasado lunes 14 quedó marcado en las memorias de los Sancristobalenses, cómo el día en que el caos trastornó la cotidianidad de la denominada Cuna de la Constitución, llenando de luto a toda una provincia y conmocionando a un país completo.
Mientras algunos, como los familiares de Jorgelina Ravelo Encarnación, velan a sus muertos, otros esperan que a través de una prueba de ADN sean identificados sus parientes.
En medio de las conmovedoras escenas de dolor y tristeza, San Cristóbal no ha podido conciliar una hora de sueño mientras los organismos de socorro tampoco no han descansado en la búsqueda y asistencia de víctimas, desde que sucedieron los hechos.
Los desgarradores testimonios de testigos narran el momento del siniestro como los peores de sus vidas, conscientes de que jamás podrán borrar de sus memorias lo que están viviendo.
En medio de esa triste realidad, el ruido de las máquinas, se confunde con el bullicio de los que, pese a que las autoridades aseguran no tener reportes de desaparecidos, afirman que bajo los escombros todavía hay víctimas, mientras una cinta amarilla limita la entrada a la zona de desastre, que muchos comparan con campo de guerra.
En medio de la tragedia, ciudadanos alientan con la sagrada palabra a los socorristas, mientras las ayudas de personas solidarias no paran de llegar.