MADRID- . – La escalada de violencia perpetrada por bandas criminales en Haití ha alcanzado cifras alarmantes, según la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Desde el 1 de enero hasta el 15 de agosto de este año, se han registrado al menos 2.500 muertos y 950 secuestros, sumiendo al país en una crisis de seguridad sin precedentes.
Las estimaciones indican que la capital de Haití, Puerto Príncipe, está mayoritariamente bajo el control de estas bandas, ya que las fuerzas de seguridad haitianas han demostrado su incapacidad para contener la ola de violencia que se desencadenó en 2021. El asesinato del presidente Jovenel Moise dejó un vacío de poder que las mafias aprovecharon para lanzar una campaña armada en la ciudad.
Organizaciones humanitarias, incluyendo a Médicos sin Fronteras (MSF), se han visto forzadas a suspender operaciones debido a la amenaza constante de violencia. A pesar de los esfuerzos internacionales liderados por Canadá y Kenia para controlar la situación, los ataques persisten. La banda Gran Ravin, por ejemplo, recientemente dejó un saldo de al menos 20 muertos y unos 10.000 desplazados en el sureste de Puerto Príncipe.
Ante esta crisis sin precedentes, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien visitó Haití en febrero, ha urgido a la adopción de "medidas urgentes". Türk propone que una fuerza multinacional externa a la ONU respalde a la policía haitiana para enfrentar la grave situación de seguridad y restaurar el estado de derecho.
En medio de esta crisis de seguridad, Haití también enfrenta una emergencia sanitaria causada por un brote de cólera que surgió el 3 de octubre. Hasta la fecha, se han registrado 820 muertos y 3.612 casos confirmados (además de 60.600 casos sospechosos), según el Ministerio de Salud del país. Este nuevo golpe a la población haitiana agrava aún más la compleja situación que enfrenta la nación.