Dajabon, RD.-Transcurridas las primeras 24 horas de cierre total, una sorprendente calma reina en la frontera este sábado de septiembre.
En la línea limítrofe entre Dajabón y Juana Méndez, al norte de República Dominicana, la puerta de acceso continúa cerrada y permanentemente vigilada por miembros del Ejército, que sólo permiten el paso a vehículos y personal militar.
Mientras, a poco más de cien metros, decenas de haitianos, con niños en brazos, bultos, maletas y enseres del hogar, esperan bajo un sol castigador, que se abra el portón que limita el paso hacia Haití.
El ambiente que impera hoy en esta parte de la frontera, no es diferente al que se ha mantenido durante estos once días de cierre parcial. Sin embargo, contrario a días normales, la presencia de haitianos en las calles de Dajabón es casi nula.
Muchos han decidido regresar a su país por cuenta propia, otros han sido repatriados por la Dirección General de Migración, y los que todavía permanecen en el poblado se mantienen resguardados por miedo a represalias en su contra.
En tanto, que el cierre por los cuatro puntos fronterizos, ordenado por el presidente Luis Abinader, no ha amedrentado a los haitianos, que continúan viento en popa con la construcción del canal para desviar las aguas del río Masacre hacia su territorio.
Aunque el desvío, del río que comparten República Dominicana y Haití, ha sido el punto de partida para el conflicto entre ambos países, no se ha manifestado la intención de detener del lado haitiano el proyecto, que a la fecha no se le atribuye a nadie de manera directa su construccion.
