Santo Domingo, RD– A casi 48 horas del cierre de total de la frontera continúa una calma que ha sorprendido a quienes vaticinaban eventuales disturbios, mientras inmigrantes haitianos continúan regresando de manera voluntaria a su país ante el temor de que algo malo pueda pasarles.
Unas 36 horas han pasado desde que el presidente Luis Abinader ordenó el cierre de los 4 puntos fronterizos con Haití, en respuesta a la construcción de un canal para desviar el río Masacre y la calma sigue reinando en el entorno.
Con la frontera por Dajabón, Elías Piña, Jimani e Independencia cerrados de manera indefinida y un mercado binacional suspendido, los haitianos continúan regresando a su país.
Aunque Haití sigue sumido en la más profunda miseria y bajo el demonio de bandas que imponen el miedo por doquier, los inmigrantes manifiestan su temor a lo que pueda pasarles de esta lado de la isla.
Aunque el desvío del río que comparten República Dominicana y Haití ha sido el punto de partida para el conflicto entre ambos países, no se ha manifestado la intención de detener del lado haitiano, el proyecto, que a la fecha no se le atribuye a nadie de manera directa.
El silencio y la desolación imperan en una zona, en la que en días normales se impone el dinamismo que impregna el intercambio comercial entre dominicanos y haitianos.
Esta portón que limita a Dajabón y Juana Méndez, al norte del país está permanente vigilada por miembros del Ejército, que sólo permiten el paso a vehículos y personal militar, a excepción del mediodía y la tarde, cuando se abre para que transiten los haitianos que quieran retornar a su territorio.