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Nacionales 
  • Por: Máximo Manuel Pérez
  • domingo 17 septiembre, 2023

Balaguer, Leonel y Abinader auxiliaron Haití en medio de tragedias, facilitando envío de alimentos, medicinas y combustibles

SANTO DOMINGO, RD.- Los presidentes Joaquín Balaguer (1993) y Luis Abinader (2021) -autorizaron la entrada de alimentos, combustibles y medicamentos a territorio haitiano en momentos en que esa nacional enfrentaba un embargo internacional y el cierre de su frontera con Republica Dominicana.


Y en el 2010, el presidente Leonel Fernández convirtió a la Republica Dominicana en un centro de acopio de la ayuda internacional en favor del vecino país tras el gran terremoto que causo miles de muertos y heridos y causa graves daños físicos, muchos de ellos aun sin ser restaurados.


Como parte de esa decisión las carreteras internacionales y demás vías que conectaban Haití con la Republica Dominicana fueron reconstruidas y asfaltadas en su totalidad para facilitar tránsito de los contenedores y patanas cargadas de alimentos, medicinas y quipos y materiales de construcción.


Tras el golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide en 1991 que se produjo en Haití, y casi 30 años después con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, la asistencia dominicana ha estado presente.


Joaquín Balaguer rompió el embargo impuesto por la ONU y Luis Abinader abrió el comercio para evitar una hambruna.


En su momento, Balaguer debió adherirse a un embargo internacional contra Haití, mientras Abinader, tres décadas más tarde. cuyo gobierno ya había cerrado la frontera ante una fuerte embestida del Covid-19 y el magnicidio de Moïse, autorizó, por “razones humanitarias”, el reinicio de los negocios y las exportaciones.


Desde octubre de 1991, a raíz del golpe militar contra Aristide, liderado por el entonces comandante de las Fuerzas Armadas, Raoúl Cedras, los haitianos empezaron a sentir la severidad de un embargo impuesto por Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA).


Con sus cielos cerrados a vuelos comerciales y el mar vigilado por buques y fragatas de guerra de Europa y Estados Unidos, a tres millas de las costas haitianas, a pocas horas empezó a sentirse en la población el peso de las sanciones, afectando el transporte de mercancías y de pasajeros, y el de su escasa producción industrial, Sus reservas de combustible eran mínimas.
Sin comida ni combustibles, Haití se encontraba entre la espada y la pared, bloqueado por aire y mar.


Pero de este lado de la isla, Joaquín Balaguer, un gobernante de postura bien definida frente a Haití, del que siempre desconfió, se convirtió, paradójicamente, desde aquel momento crucial, en su brazo salvador.


De espaldas al bloqueo Balaguer desacató el embargo contra el más cercano vecino de los dominicanos, dando una respuesta de su acción cuando advertía ante Estados Unidos la posibilidad de agravamiento de las penurias de los haitianos y la posibilidad de que desencadenara una estampida de indocumentados, con sus secuelas para el país.


La ONU, la OEA y Estados Unidos prohibieron los negocios con Haití, como recurso para forzar la salida del régimen del general Cédras, pero mercancías y alimentos de toda variedad eran movilizados por carreteras y caminos escabrosos dominicanos, rumbo al comercio haitiano.
Al no aplicar el embargo, Balaguer lo arriesgaba todo, incluso la condición del país como socio comercial clave de Estados Unidos, y su membresía en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).


Balaguer firme y desafiante La actitud firme y desafiante de Balaguer ante Estados Unidos y potencias europeas, todos con fuertes intereses en Haití, es única en un gobernante de una nación pobre y aliada del más grande poder económico y militar del planeta, con fuerza para paralizar, de un porrazo, la dinámica del país con medidas de castigo.


Así como actuó para dejar pasar combustible y comida a Haití, con igual determinación se portaba Balaguer frente a actitudes hostiles de ese país ante República Dominicana, igual que su coherencia con la migración ilegal.


En el 2021 el presidente Luis Abinader autorizó exportar 20,500 galones de diésel hacia Haití para el uso de tres hospitales y una fábrica.
En esa ocasión sólo se autorizó que las autoridades haitianas pudieran comprar "hasta tanto tengan la necesidad”.


En ese momento Haití padecía una escasez de combustibles debido al bloqueo de las pandillas armadas, afectando el funcionamiento de los centros de salud e interrumpe el servicio de tratamiento de agua, en momentos en que el país caribeño enfrenta un brote de cólera.

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