El puertorriqueño ha lanzado ‘Nadie sabe lo que va a pasar mañana’, un séptimo disco con el que ha conseguido ser el artista con el álbum de 2023 más escuchado en un solo día en Spotify
PUERTO RICO.– Bad Bunny no sabe lo que es el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) porque siempre está trabajando. El año pasado lanzaba Un verano sin ti y, casi por sorpresa, el puertorriqueño sacaba Nadie sabe lo que va a pasar mañana esta semana: un disco con escasa promoción -tampoco es que la necesite-, con un total de 22 canciones y con un sonido menos reggaetonero con respecto al proyecto previo, que le convirtió en el artista más escuchado en España en 2022.
Cuando parecía que Benito se iba a tomar un tiempo de descanso, un receso musical para ahondar en su nueva canónica vida como hombre de reality televisivo de la mano de Kendall Jenner, el artista prolongó su idilio con las listas de éxitos y los récords en las plataformas. El pasado viernes, Nadie sabe lo que va a pasar mañana se convirtió en el álbum más reproducido en un solo día en Spotify en todo el 2023.
Bad Bunny fue el artista más escuchado en Spotify durante tres años consecutivos: en 2020, 2021 y 2022. Asimismo, Un Verano Sin Ti se convirtió en el álbum más reproducido de todos los tiempos en la historia de la aplicación a nivel mundial. Récords, récords y más récords… ¿y para qué? El último disco de Benito parece no haber causado el revuelo artístico de sus dos previos (uno de ellos convertido en himno global de los bailes delante del espejo durante la época del confinamiento, YHLQMDLG).
La reiteración de una música que parece no haber variado (y en la que apenas hay progresión) ha fatigado a un porcentaje de los seguidores del artista, que ven cómo el puertorriqueño se lanza a sacar canciones y proyectos que suenan prácticamente igual. Más de veinte canciones que no dicen nada y con letras enfocadas a la progresión de su libido (La noche se puso kinky / Tres dedos en el toto / En el culo el pinky / Las moñas violeta, como Tinky-Winky / Una nalgada y la dejo como Po / Ey, le doy por donde hace pipí y por donde hace popo).
Bad Bunny, durante un concierto en el Coliseo de San Juan en Puerto Rico. (EFE/Thais Llorca)
Bad Bunny ha alcanzado un nivel en el que se puede permitir hacer lo que quiera pero, ¿a qué coste? ¿Qué necesidad había de sacar, apenas un año después de Un verano sin ti, otro disco en el que el puertorriqueño no muestra ningún tipo de evolución, de originalidad o de proyecto? Los números le siguen avalando, sus cifras no se tambalean, pero las reacciones a sus temas ya no son las mismas. Quitando a aquellos que escuchan lo que saque como si fuera algo tremendamente novedoso, muchos seguidores del puertorriqueño empiezan a percatarse de la insistencia de seguir apostando por lo mismo de forma masoca.
Con colaboraciones con Arcángel, Bryant Myers, De La Ghetto, Eladio Carrión, Feid, Luar La L, Mora, Ñengo Flow, Young Miko y Youngchimi, Benito se ha convertido en el verdadero ‘conejo malo’ de la industria: ya no le importa el cómo, el cuándo o el qué, porque sabe que haga lo que haga va a estar en el número uno y va a seguir siendo una de las grandes figuras del panorama musical. No en vano, empieza a notarse, por muchas de sus letras, que su carácter ha cambiado y su ego (como es normal por el nivel de fama que maneja) se ha ampliado.
Le ha dedicado barras a Shakira, Karol G y a J Balvin, siendo especialmente desagradable con este último (con quien comparte uno de los discos más alabados de su carrera, Oasis). Bad Bunny declaró, cuando no era el gigante de la industria que es ahora, que el colombiano le había dado la oportunidad de grabar con él en el estudio cuando nadie apostaba por él. Ustedes me han visto con los mismos mientras ustedes son amigos de todo el mundo, como Balvin, declara Bad Bunny en Thunder y Lightning. “No entiendo qué pasaba por su cabeza, pero bueno, el tipo que conozco es buena persona”, respondió J Balvin.
Tendrá los números y la fama, el beneplácito de la industria y los slots radiofónicos más codiciados, la novia más conocida en Los Ángeles y la cuenta bancaria más grande del género urbano, pero la atención y el frenesí ha decaído porque, sinceramente, Benito ya no engaña a nadie. Ha pasado de ser precursor a ser un simple espectador de las tendencias a las que otros dan forma.
