El principal sospechoso de los dos tiroteos que el miércoles se cobraron la vida de 18 personas en la ciudad estadounidense de Lewiston (Maine), Robert Card, fue hallado muerto este viernes por las autoridades con una herida de bala autoinfligida en la cabeza, según lo confirmó Mike Sauschuck, comisario del Departamento de Seguridad Pública de Maine.
“Respiro con alivio esta noche al saber que Robert Card ya no es una amenaza para nadie”, expresó la gobernadora del estado, Janet Mills, durante una conferencia de prensa convocada para dar una actualización del caso. “Sé que las autoridades continúan investigando a fondo todos los hechos para que podamos cerrar lo que podamos a las víctimas y sus familias”, agregó.
Sauschuck indicó que el cuerpo del autor de la masacre fue encontrado a las 19:45, hora local, cerca del río Androscoggin. Sin embargo, se negó a proporcionar una dirección específica.
El comisario explicó que antes de hacer pública la noticia fueron notificadas las familias de los 18 muertos y también la del sospechoso.
“Todo lo que podemos confirmar es que ha muerto y habrá un comunicado de prensa”, señaló una portavoz del departamento de policía de la vecina ciudad de Lisbon.
El cuerpo de Card fue encontrado cerca de un centro de reciclaje, del que había sido despedido recientemente, según información de la cadena CNN.
Con este hallazgo se pone fin a dos días de tensión en Lewiston y las ciudades vecinas, donde gran parte de los ciudadanos permanecieron resguardados en casa por seguridad.
No se sabía nada del sospechoso desde que el miércoles las autoridades publicaron su fotografía en redes sociales y pidieron a la población que compartiera cualquier información sobre su posible paradero con la policía.
Su auto fue encontrado en Lisbon, una localidad a unos 12 kilómetros de Lewiston, donde tuvo lugar la masacre.
Card era militar en la reserva, de 40 años de edad, y había pasado dos semanas ingresado en un psiquiátrico. Hasta ahora se le consideraba armado y peligroso.
Cientos de agentes participaron en su búsqueda, que este viernes se centró en el río junto al que fue encontrado el vehículo, con buzos, robots subacuáticos y sonares.
La policía estatal de Maine, que lidera la investigación, publicó los nombres de las 18 víctimas mortales de los tiroteos, entre las que se encuentran un adolescente y su padre y cuatro personas sordas.
El suceso ha conmocionado Lewiston, una ciudad de unos 38.000 habitantes, la más poblada del estado.
Este viernes, las autoridades de Maine levantaron la orden de refugio implementada en algunos puntos del estado tras los tiroteos.
La caza quedó prohibida en algunas áreas de la localidad a partir de este sábado y “hasta nuevo aviso”, según informó el comisionado del Departamento de Seguridad Pública, Mike Sauschuck, en una rueda de prensa recogida por CNN. En concreto, no se podrán practicar actividades de caza en Lewiston, Lisbon, Bowdoin y Monmouth.
Con el tiroteo masivo de Maine, ya son 565 los perpetrados este año en Estados Unidos, según la organización sin fines de lucro Gun Violence Archive (GVA, por sus siglas en inglés), que elabora estadísticas sobre este tipo de incidentes.
La búsqueda de Card parecía a punto de concluir el jueves por la noche, cuando la policía se concentró frente a una casa que pertenecía, según un vecino, a la familia del sospechoso.
“Por favor, salga”, repitieron los policías a lo largo de la noche a través de megáfonos, “nos gustaría hablar con usted”. Pero los policías se marcharon sin hacer declaraciones a los periodistas.
Drones, helicópteros y vehículos blindados habían sido desplegados en los alrededores.
Los centros educativos y los comercios cerraron sus puertas y el estacionamiento de la escuela secundaria fue tomado por agentes de policía vestidos de uniforme y armados hasta los dientes.
En la fachada de un comercio, Jeremy Hiltz, un vecino, colocó una pancarta en la que se lee: “Lewiston Strong” (Lewiston fuerte).
Siete personas, una mujer y seis hombres, perdieron la vida en el local de bowling, ocho en el bar restaurante, a unos doce minutos de distancia, y finalmente tres heridos murieron en el hospital.
Testigos que se hallaban en el local “Just-In-Time” describieron cómo los clientes se escondían debajo de las mesas y en las máquinas al final de las pistas. “Me tiré encima de mi hija, y mi madre encima mío”, describió Riley Dumont a la cadena ABC.
Una fotografía difundida por la policía mostró a un hombre vestido con una camiseta marrón entrando al establecimiento, con un rifle semiautomático al hombro.
“Es un día oscuro para Maine”, declaró el jueves por la mañana Janet Mills, gobernadora del estado, al anunciar el elevado número de víctimas.
El presidente Joe Biden deploró un acto “trágico y sin sentido” y ordenó colocar a media asta la bandera nacional en los edificios federales.
“Una vez más, nuestra nación está de luto”, dijo el mandatario, reclamando por enésima vez al Congreso la prohibición de las armas de asalto, un punto en el que demócratas y republicanos discrepan desde hace décadas.
La matanza del miércoles es la peor en Estados Unidos desde la de la escuela Uvalde, en Texas, donde un tirador mató a 19 niños y dos maestros en mayo de 2022.
Excluyendo los suicidios, más de 15.000 personas han muerto a causa de la violencia armada desde principios de año en el país, según la organización no gubernamental Archivo de Violencia por Armas.