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Nacionales 
  • Por: La Redacción
  • martes 09 enero, 2024

Fallece el destacado periodista Manuel Espinoza Rosario, dejando un legado imborrable en el periodismo.

Santo Domingo RD—La tarde de este miércoles falleció el respetado periodista Manuel Espinoza Rosario, quien dejó un impacto significativo con más de 50 años en la comunidad periodística.

Espinosa Rosario, enfrentaba problemas de salud relacionados con los riñones y los pulmones, había recibido tratamientos de diálisis y tenía dificultades respiratorias, según información proporcionada a la IPPP por líderes del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) en San Juan de la Maguana.

Su partida dejó un vacío profundo y un lamento sentido entre colegas, amigos y lectores.

Espinoza Rosario se destacó por su incansable búsqueda de la verdad y su dedicación a contar historias con sensibilidad y rigor, no obstante, su legado se refleja en el valioso aporte que realizó a lo largo de su carrera, iluminando aspectos importantes de la sociedad y tocando corazones con sus relatos.

Sus restos fueron sepultados tal y como lo había deseado en el cementerio municipal de Las Matas de Farfan, sin realizar velatorio.

La comunidad periodística se une en el dolor por esta pérdida, recordando con gratitud la valiosa contribución de Espinoza Rosario al periodismo y a la sociedad en general. Descanse en paz.

A continuación reproducimos integra la entrevista que le hiciera Lito Santana el 26 de julio del 2022:

Tras pasar por innumerables situaciones bajo la represión de distintos gobiernos, el veterano periodista Manuel Espinosa Rosario asegura que es un sobreviviente de las malas acciones de militares y policías que lo apresaban y amenzaban, por ser periodista y militante de izquierda.

Sus confesiones están contenidas en esta entrevista que le concedió en su casa a pronosticamedia.com

A continuación esta conversación.

Qué gran placer para pronosaticamedia.com, sentarme a conversar con Manuel Espinosa Rosario, una leyenda del periodismo en San Juan de la Maguana, ¿cómo te sientes?

Leyenda no, Lito. Me siento muy bien, de verdad y agradecido que tú te desplace desde la ciudad Capital para acá, para San Juan a conversar conmigo, sobre mi vida y mi profesión. Amén de que hay un vínculo muy amistoso entre nosotros, contigo, con Osvaldo, porque somos una generación que hemos hecho historia en el periodismo, de verdad que sí.

Las gracias a ti por permitirme quitarte parte de tu descanso.

Tú sabes que los periodistas no descansamos. No tenemos días libres. Tú crees que vas a pasar un día tranquilo, pero de repente te llaman, mira que tal cosa ocurrió en tal lugar, es una profesión muy exigente.

¿Cuántos años tú tienes en esta profesión?

Desde el 1973 

Estamos hablando de 49 años, ¿pero ¿cuántos años tenías cuando iniciaste?

Bueno, yo tengo ya 81 años.

Debo confesarte que no lo aparentas.

Más o menos vivo

¿Cómo te iniciaste?

En Noticiario Cristal, pero comencé en la comunicación por obligación.

Desde joven asumí la militancia política de izquierda. Entonces, como ya yo tenía vínculos al vender el periódico El Nacional, en La Matas de Farfán, yo era canillita, nadie más, y agente del periódico El Nacional de Ahora, en Las Matas de Farfán. Pues el Movimiento Popular Dominicano (MPD) decidió que como yo ya tenía vínculo en un medio de comunicación, debía entonces no solamente caer en la venta del periódico, sino que debía informar. Ellos me recomendaron que me acercara a Radio Cristal, que la dirigía Mario Rivadulla en esa ocasión. Ahí estaban Pedro Caba, “El Caballo” y otros periodistas muy activos en ese tiempo, en esa generación. Por un asunto de espectacularidad, tiempo más tarde me pasé a Noti Tiempo, me trasladé allí porque ese noticiero era un fenómeno interesante.

Me dices que comenzaste en Las Matas de Farfán ¿por qué?

Nací en el municipio de Las Matas de Farfán, en el paraje Escondido, sección Cañada Segura.

¿Cuándo viniste a San Juan?

En 1983.Otra cosa, vine a San Juan no porque yo quise venir, sino porque me obligó el Movimiento Popular Dominicano, porque era el centro de la producción y el monopolio de las tierras en poder de pocas personas. El MPD entendía que aquí era donde debía estar el centro de operación del partido para toda la región, por las características del sistema productivo y aquí me quedé.

O sea ¿tú entraste al periodismo como un subterfugio para poder estar vinculado al movimiento revolucionario? 

No, no, para informar las atrocidades y arbitrariedades del Gobierno y la Policía Nacional, no fue un subterfugio, fue una decisión inteligente. No había nadie que informara las cosas que ocurrían. Como Yo ya era un militante político muy probado, muy creíble, ellos dijeron: “pero ese es el hombre que debe estar en San Juan”. De modo que en contra de mi voluntad me involucraron en esto eso.

En realidad, Yo no sabía escribir ni redactar nada. Imagínate tú, un canillita, qué iba a saber yo de esa vaina (risas) Déjame decirte, cuando me dijeron prepara una nota para denunciar un problema que había en la comunidad, no pude ni empezar y me dijo el encargado del partido, hazla, tú puedes y él que sí y yo que no.

Luego me explicó que nadie nació sabiendo y al principio escribirás muchos disparates, pero después serás un gran periodista. Y así comencé. Además, no me podía resistir a una decisión del partido.

¿En qué nivel de los estudios estabas?

Todavía estaba en el bachillerato, pero era un gran lector del periódico El Nacional. Veía las informaciones, la televisión, oía la radio, leía los periódicos, pero no estaba en eso. Estaba en el asunto de los movimientos políticos, sociales, deportivos, en los clubes culturales y de servicios, y en las organizaciones campesinas.

Además de Noticiario Cristal y Noti Tiempo, ¿dónde más ha estado?.

En El Nacional y el periódico Hoy, esos cuatro.

¿Cuándo crees que fue tu momento más estelar en el periodismo?

Bueno, en el periódico El Nacional, el director del periódico Rafael Molina Morillo y su equipo decidieron, no sé si por privilegiarnos o por quizás incentivar los corresponsales del país, organizar un concurso. Anunciaron que durante un tiempo, quien enviara más informaciones y fueran publicadas, recibiría un premio.

Me gané tres premios corridos y tuvieron que suspenderme del concurso porque me los ganaba todo. Hubo un momento en el tercer concurso que me llamaron a confianza y me dijeron: “si seguimos en esto nadie más va a participar y ese esfuerzo se va a caer” y se transaron conmigo para darme el segundo lugar. Y yo acepté. Eso para mí fue muy importante. Tuve la ventaja, que como era un militante político, que tenía un proyecto revolucionario, perseguía la noticia donde fuese, para denunciar los problemas de las comunidades y el engaño de los políticos.

Tenía fiebre por informar. Además, había muchas cosas que denunciar y con mi vínculo con los grupos sociales y sobre todo en el área rural, me favorecía muchísimo. Tenía un gran flujo de informaciones interesantes, que eran atractivas para los medios. Y en realidad eran pequeños reportajes, no simples noticias. Por eso me ganaba los premios. 

¿Era difícil ser periodista entre 1973 y 1978? ¿Cómo te la bandeabas con la represión política?

Era una situación muy difícil para mí y otros periodistas. Te puedo decir que somos sobrevivientes.

Una generación compartida con periodistas de la talla de Bonaparte Gauteraux  Piñeyro, Osvaldo Santana, Juan Bolívar Díaz,  Luis Eduardo Lora (Huchi) y Bienvenido Álvarez Vega, que es un poquito más joven, pero formaba parte de esa legión de periodistas, entre otros, con compromiso social. Yo mismo estuve como 20 veces preso, pasé cinco días en la solitaria del Palacio de la Policía Nacional, desnudo completamente

¿Cómo fue eso?   

Ocurrió aquí también en el gobierno del presidente Salvador Jorge Blanco. Hubo una ocupación de tierra tremenda. Había una finca con cientos, miles de agricultores. Los cuerpos de seguridad del Estado sabían que yo estaba involucrado en eso, porque yo nunca negué mi militancia, me apresaron junto a decenas de personas y desaparecieron a un dirigente campesino. Estuvo 15 días desaparecido. Pero en mi caso nadie sabía a dónde yo estaba. Y yo encerrado en una solitaria, desnudo. Me pasé, esa semana solamente con dos “polvorones” que es un tipo de dulce y dos refrescos que me compró un policía, porque había dos policías vigilándome, uno malo y uno bueno que iban a darme vueltas en la celda y a preguntarme cosas tontas. Y así uno de ellos me compró eso y me pude mantener así.

Hubo otra situación que me asustó.

Me llaman del periódico, “Manuel sube a la Capital inmediatamente que te manda a buscar el director del periódico”.

Eso nunca había ocurrido. Me dicen que suba lo más rápido que yo pueda, era en horas de la tarde. Me fui temprano al otro día hacia la Capital.

Me preguntaba ¿qué será lo que está pasando? Cuando llego al periódico le dicen al señor Molina que ahí estaba Espinosa. El director sale de su oficina y me dice, no te vayas, espérate ahí.

Recuerdo que nos reunimos en un cuarto de El Nacional, Bonaparte Gauteraux  Piñeyro, Ramón A. Reyes, , Rafael Molina Morillo, Félix A. Gómez y Orlando Martínez. Pero es Molina Morillo que tiene la información, el director del periódico, pero no dice nada. Hasta que toma la palabra y dice: “yo tengo la información de que a Espinosa Rosario lo van a desaparecer. Hay un sector del Gobierno que tiene un plan para eso”.

¿Y cuándo fue eso?

No recuerdo bien, pero debió ser a finales de 1974 o comienzo del 1975.

Ahí yo me puse chivo, porque te está hablando el director del periódico y nadie dudaba de su palabra.

Y me dice Molina Morillo, “yo tengo esa información, no la difundan, pero yo planteo que una comisión se reúna con el secretario de las Fuerzas Armadas”.

Era un tema difícil. Todos coincidimos que Orlando no podía ir en esa comisión, porque él también estaba caliente con el Gobierno.

El secretario de las Fuerzas Armadas era el Teniente General Juan René Bouchamps Javier.  Decidieron que fuéramos tres, pero después dijeron que no, que nada más fueran dos. Entonces me mandaron con Ramón A. Reyes. Nos fuimos a las tres de la tarde. Cuando estábamos en el antedespacho del general nos informan que solo puede entrar Ramón. A mí no me permitieron entrar.

Yo tenía preparada mi mente para lo que fuese…

Ramón sale del despacho y no me dice una sola palabra de su conversación y me invita a salir de la sala. Se pasó todo el camino callado rumbo al periódico. Yo pensé que él quería dar la información de primera mano al director

Cuando llegamos a El Nacional ya nos estaban esperando.

Se hace un silencio y Ramón comienza a hablar: “dice el secretario de las Fuerzas Armadas que mientras él esté en el puesto a Manuel no le va a pasar nada”. Oye, ahí fue que todos nos asustamos, pues ese hombre sabía del plan en mi contra.

No recuerdo si fue Bonaparte u Orlando que dijo: “Ajá, pero eso es un problema, porque a él lo puede quitar mañana, no recuerdo quien fue, pero alguien dijo eso”.

Recuerdo que yo estaba en San Juan y me propusieron que me quedara en la redacción del periódico en la Capital, porque Molina Morillo ya estaba muy preocupado.

Me hicieron la oferta y yo rápidamente lo consulté a la dirección del MPD y dijeron que no, que yo tenía que volver a Las Matas de Farfán, porque yo era demasiado importante. Ese fue uno de los detalles más difícil para mí. 

Después de eso me apresaban, pero me soltaban de una vez, porque nunca hubo expedientes, pero pude evitar que me ofendieran y me agredieran físicamente, porque adopté una posición que era una orientación que daban en la izquierda y es que si a ti te iba a buscar preso un oficial, no era porque él quería irte a buscar, sino que alguien dio la orden para que te buscaran. Entonces, nunca discutí con los policías. Y en las ocasiones que me llevaban preso para la capital nunca hablaba en el camino. A veces si tenía que orinar me manejaba con un “por favor debo ir a un baño”, pero con palabras suaves. No me dejaba provocar.

¿Te pasó eso?

Sí, en una ocasión un oficial me dijo una palabra descompuesta. Me dijo sucio, “usted es un sucio, un mierda”. Yo quise reaccionar, pero yo lo tenía bien cerca de mí. Él quería que yo le respondiera para agredirme, pero fui más inteligente que él. De todos modos, me llevó preso, pero no le di la oportunidad de golpearme.

Pero después no recibí ninguna agresión física, solamente me pusieron esposas una vez para trasladarme preso en “una perrera” como se decía, junto con un dirigente del PRD que se llamaba Toribio Pérez Peguero, que lo mataron aquí en San Juan, en una ocupación de tierra.

¿Te veían como un periodista agitador o un militante que incendiaba la lucha”

Quizás las dos cosas, pero yo nunca negué mi militancia política, nunca la he negado.

Decía siempre en mi programa de radio, señores, donde quiera que ustedes me ven, yo soy un militante político, militante político primero, después periodista.

Por eso la gente confía tanto en mí, porque fui sincero. Nunca traté de engañar a nadie diciendo que soy independiente, porque nunca ha existido la independencia, ni la imparcialidad.

Recordar ese periodismo de antes con esos riesgos y vives,  y  sigues en estos tiempos, ¿qué diferencia tú ves en la profesión de hoy y la de ayer?

Mucha, porque no solamente es ese grupo que te he mencionado, hay otros más que subieron en el periodismo con compromiso social. Ahora a mí me preocupa mucho, porque yo sabía que tú me ibas hacer esa pregunta, pero esta profesión se ha “cualquierizado” enormemente, en el sentido de que cualquiera que no es profesional, ahora con las redes sociales, se convierte en un fenómeno entre comillas. Y andan despotricando a todo el mundo, y chantajeando a los demás.

Hay algunos periodistas que, lamentablemente, dañan esta profesión. Personas que uno conoce que no tenían nada, económicamente hablando, que hoy tienen fortuna.

Tú, como periodista sabes, que ejercer esta profesión limpiamente solamente consigues para sobrevivir, que es el caso tuyo, el caso de Osvaldo, el caso mío que podemos tener una casita, un vehiculito, porque no aspiramos a ser millonarios, sino empujar en la dirección de identificarnos con los ciudadanos y ciudadanas que menos pueden.

Eso prácticamente ha desaparecido, quedan muy pocos con edades muy avanzadas que siguen defendiendo sus ideales que le llevaron a ser periodistas.

Esa es mi preocupación, es muy difícil que eso pare con estas redes sociales. Es un problema. Ahora han cambiado el periodismo por comunicadores. Comunicadores son hasta los insectos, cada ser vivo tiene un código para comunicarse. Ahora todo el mundo quiere ser comunicador. A mí que nadie me hable de comunicador.

Me siento un poco incómodo. Sé que esta es una profesión brillante que necesita personas con ciertos niveles de responsabilidad, con ciertos niveles de compromiso social, sobre todo quienes venimos de abajo, como es tu caso y el grupo de colegas que he mencionado, que venimos de ahí de la tierra, de pasar hambre, desnudez, de todo tipo de necesidades y llegamos a  una profesión limpia, porque  para mí, para mucho de ustedes, la principal riqueza de un ser humano es la honestidad.

Me tengo que llevar a la tumba mi honestidad para que los que queden vivos, mis hijos, mis nietos, mis relacionados siempre se sientan orgullosos de haber sido familia o amigos mío.

¿En estos momentos que haces?  

Única y exclusivamente periodista, vivo de eso. Tengo un programa de televisión de nueve y media a once de la noche, va para 25 años.

¿Cómo se llama el programa?

Revista con Espinosa, vivo exclusivamente de eso, pero te voy a dar un dato. He rechazado ser empleado público, la pensión del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y la pensión privilegiada del Poder Ejecutivo, porque quiero morir tranquilo. No me voy a sentir mal, y digo: mientras yo pueda hablar, hablaré, comunicaré.

Mi programa es un medio digno de ingreso ¿por qué tengo que pensionarme, cuando hay cientos de pensionados trabajando y produciendo en otras áreas? No me quiero pensionar, exclusivamente eso.

Que un programa de televisión o radio en el interior del país en términos de ingresos es muy poco, es verdad, porque como tú sabes, siempre han privilegiado a los medios de la Capital.

Sin embargo, hay medios y programas en el interior, lo debo decir sin jactancia, y es mi caso, que seguro que me ven y me escuchan más que los medios que están en la Capital. 

¿Qué respaldo te da tu gente después de tantos años en esto?

Yo soy un privilegiado. Me siento orgulloso porque demasiado gente me ha apoyado en la radio y la televisión. Y me siguen apoyando. Hay comerciales que tienen todos los años del mundo en mis programas y no lo suspenden.

Aunque el monto a pagar sea mínimo, para mí significan mi forma de vivir.

Por eso no me ato a ningún gobierno, aunque simpatice con algunos dirigentes.

Siempre voy a criticar lo que está mal. Cómo es posible que por ejemplo, un funcionario gane 999,999 pesos, un peso menos del millón, y sin embargo, un empleado del Departamento de Limpieza de un ayuntamiento, los que recogen los desperdicios a su casa le llegan 10,000 pesos mensuales. Así no.

¿Has sentido alguna frustración con esta profesión, quisiste renegar?

Frustración con los políticos sí, pero con la profesión no. La profesión no tiene la culpa de ciertas cosas que hagan algunas personas que estudiaron periodismo.

Quienes quisieron hacer fortuna, eso es cosa de ellos, yo me siento bien con la profesión.

Manuel ¿algún mensaje para cientos de jóvenes que estudian periodismo en estos momentos?  

Que cada día traten de mejorar la calidad de su trabajo. Que estudien, que lean, que investiguen. Recordarles que el dinero no es la vida, es tan solo vanidad. Lo que vale es el trabajo social limpio y transparente que se puede hacer en este país.

Porque este es un país donde prácticamente hay sistemas de corrupción y los corruptos quieren lucirles simpáticos a los periodistas, para que les escondan ciertas cosas.

Siempre va a haber ofertas de ese tipo. Insisto que el dinero se necesita para sobrevivir, pero tampoco usted debe pensar en hacerse rico a toda costa.

A veces me siento como el vocero de la juventud de todos los colores y los llamo a prepararse, porque la sociedad ahora exige más calidad en los seres humanos.

¡Muchas gracias, Manuel!

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