La hipótesis que se maneja es que estos delincuentes pertenecerían a la banda criminal llamada ‘Chone Killer’, una de las 22 consideradas por el gobierno de Daniel Noboa como grupos terroristas. Más temprano fueron detenidos otros dos presuntos implicados en el crimen
La Policía Nacional de Ecuador está tras la pista de otros dos sospechosos de participar en el homicidio del fiscal César Suárez, quien fue asesinado a tiros el miércoles mientras circulaba en su vehículo por el norte de Guayaquil, tras haber detenido ya a dos presuntos implicados en el crimen.
Según las primeras investigaciones, fueron cuatro hombres, uno de ellos con un chaleco de un oficial de tránsito, los que iban a bordo del vehículo desde donde le dispararon a Suárez en al menos 18 ocasiones. Ese automóvil fue incinerado horas después en otra zona del norte de Guayaquil.
La hipótesis que maneja la Policía es que estos delincuentes pertenecerían a la banda criminal llamada ‘Chone Killer’, una de las 22 que desde la semana pasada están consideradas por el Gobierno ecuatoriano como grupos terroristas en la “guerra interna” declarada contra el crimen organizado por el presidente Daniel Noboa.
“La motivación todavía sigue en investigaciones y como todavía estamos en flagrancia esperamos tener pronto el paradero de los otros dos sicarios que estaban en la parte de atrás del vehículo que fue incinerado”, dijo en una rueda de prensa el general Víctor Herrera, comandante de Policía de la Zona 8, que abarca Guayaquil y su área metropolitana.
La banda ‘Chone Killer’ tiene mayor influencia en el cantón (municipio) de Durán, que forma parte del área metropolitana de Guayaquil.
El oficial detalló que el fiscal Suárez, quien había interrogado a los 13 detenidos que la semana pasada irrumpieron armados en los estudios del canal TC Televisión, se encontraba al medio día en las oficinas de la Policía Judicial y que a las 12:56 hora local (17: 56 GMT) ingresó a su casa, también en el norte de Guayaquil y cerca de donde lo asesinaron.
“Luego de estar en su domicilio, a las 13:07, sale en su vehículo de la urbanización a las 13:30 y a las 13:33 es interceptado por una camioneta y otro vehículo más”, detalló.
El segundo vehículo era conducido por un hombre que vestía un chaleco de color verde, similar al que usan los agentes de tránsito de Guayaquil. Los investigadores sospechan que lo portaba para evitar controles. “Del lado derecho había dos pasajeros. El que estaba en la parte posterior tenía una arma larga y el otro tenía una arma corta”, precisó.
En el lugar del asesinato, la Policía encontró 18 indicios balísticos, 12 que corresponden a una arma larga y los otros 6 son de una arma corta.
Tras el crimen, los sicarios escaparon hacia otra zona del norte de Guayaquil donde incineraron uno de los vehículos y dos de los pasajeros huyeron en un taxi y en una moto. Uno de ellos se escondió en un motel para evitar ser capturado. En los allanamientos encontraron un fusil, dos pistolas y el chaleco que usó el conductor.
Uno de los detenidos, dijo Herrera, sería uno de los que disparó a Suárez.
Con respecto a la custodia del fiscal, el general Herrera reiteró que Suárez tuvo seguridad hasta mayo de 2023 y que luego no hizo el seguimiento para una actualización de su nivel de riesgo. “Por eso no tenía custodia policial permanente, pero siempre tuvo acompañamiento de las unidades investigativas que acompañaban a estas diligencias que realizaba el señor fiscal”, señaló.
Y añadió que esa tarde el fiscal no pidió a los agentes que lo acompañaran a su casa por la cercanía que existía entre su hogar y su lugar de trabajo.
El jefe policial espera que dentro de estas 48 horas luego del crimen puedan llegar hasta los autores intelectuales y desmintió los rumores de que la orden de su asesinato salió desde la Cárcel Regional de Guayaquil, a la cual ingresaron policías y militares esta mañana para realizar un operativo.
El asesinato de Suárez rompió este miércoles la sensación de tensa calma con la que los ecuatorianos trataban de recuperar la normalidad tras la oleada de violencia, atentados, secuestros y motines carcelarios con rehenes de la pasada semana, atribuida a las bandas del crimen organizado.