El Departamento de Estado de EEUU notificó este viernes al Congreso que aprobó la venta de 40 cazabombarderos F-16 y diferentes equipos relacionados por 23.000 millones de dólares a Turquía, después de que Ankara se comprometiera esta semana a permitir la entrada de Suecia en la OTAN.
“La venta apoyará los objetivos de política exterior y seguridad nacional de los Estados Unidos al mejorar las capacidades aéreas de un aliado de la OTAN y (…) no alterará el equilibrio militar básico en la región”, afirmaron desde el Departamento de Estado en el comunicado donde se anunciaba la viabilidad de la transacción.
Desde Turquía llevaban meses insistiendo al secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, que ayudara a desbloquear la venta de estas aeronaves militares, que se encontraba paralizada en el Congreso estadounidense.
De hecho, aunque éste aún podría oponerse, todo apunta a que no lo hará después de revisar los documentos firmados por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, para culminar la transacción.
La notificación formal del Departamento de Estado al Congreso da prácticamente por cerrada esta operación que también lleva aparejada la venta de piezas de modernización para otras 79 aeronaves F-16 que ya posee Turquía.
En el comunicado del Departamento de Estado de EEUU se detalló que la empresa contratista será Lockheed Martin y que la venta permitirá a Turquía “ampliar y modernizar su flota” con “polivalentes” aviones de combate que asegurarán la defensa de su espacio aéreo y la “interoperabilidad” de EEUU con sus socios de la OTAN.
Desde Washington añadieron que la ejecución de esta transacción no tendrá “ningún impacto adverso” en el sistema de defensa del país norteamericano.
Erdogan había recalcado en los últimos meses que los procesos de ratificación del acceso de Suecia a la OTAN y de la venta de los F-16 debía avanzar de forma simultánea, dejando claro que también para él, ambos asuntos estaban ligados.
“Espero que si ellos se mantienen fieles a su palabra, nuestro Parlamento también se mantendrá fiel a la suya”, llegó a decir el presidente turco, alertando de que su Gobierno actuaría en función de lo que hicieran los congresistas estadounidenses.
Tanto Suecia como Finlandia solicitaron ingresar en la OTAN tras la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, pero mientas esta última accedía en abril, la petición de la primera chocó contra la constante negativa de Hungría y Turquía.
Finalmente, el Parlamento turco votó el martes a favor del ingreso de Suecia en la OTAN y Erdogan promulgó la ley el jueves.
Un proceso que se retrasó tanto que perjudicó la venta de cuarenta aviones F-35 Joint Strike Fighter a Grecia -rival estratégico de Turquía– que también vio cómo la venta de estos cazabombarderos ya apalabrados se desbloqueaba este viernes por unos 8.600 millones de dólares.
Pese a las promesas de su Gobierno, Hungría es el único país miembro de la OTAN que no ha ratificado aún la adhesión de Suecia a la Alianza.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, justificó la demora, entre otros, con las críticas de políticos suecos respecto a la deriva autoritaria en Hungría.
En los últimos meses tanto Orbán como varios de sus ministros indicaron que “Hungría no será el último país en ratificar la entrada de Suecia (en la Otan)”.