Ser o no ser

"Ser o no ser", es la frase de la primera línea del soliloquio de Hamlet, personaje de una de las obras de William Shakespeare.

El monólogo representa la pregunta esencial de la experiencia humana, enfrentándose a las angustias entre la voluntad y la realidad.

Nos gusta, y copiamos, la interpretación del poeta español José Luís García Martín, “una meditación sobre la vida, la muerte y el significado de la existencia. Hamlet se enfrenta a una elección difícil: ¿debe seguir soportando los sufrimientos de la vida o debe suicidarse?”.

En una disyuntiva similar, pero, en este caso mediática, se encuentran muchos periodistas dominicanos, luego del, no monólogo, sino diálogo del exdiputado Miguel Gutiérrez con las autoridades judiciales de Miami en los Estados Unidos de América.

Estos periodistas no quieren “suicidarse” económicamente apartándose, en este caso, de la defensa del gobierno, pero temen seguir viviendo con la zozobra de que, “por manos del diablo” aparezca una fotografía de uno de ellos bajando, sino de un helicóptero del señor Gutiérrez, sea de un yate, una yipeta o exhibiéndose, muy sonrientes, en una de sus fincas o casas de recreo, cosas que, en el pasado reciente, sucedían muy cotidianamente.

También temen aparecer en videos conversando animadamente con alguno de los otrora estelares Senadores, hoy en desgracia.

Un desliz de esa naturaleza pudiera servir para que el departamento de Estado de los Estados Unidos les quite la visa.

 ¿Quién puede vivir con ese escarnio?

Las opiniones de esos ex aguerridos, hoy pusilánimes comunicadores, parecen una especie de Breakdancing verbales, cantinfladas o indefiniciones, como el ultra ambivalente, no estoy ni en pro ni en contra, sino, todo lo contrario.

Muchos han tenido que ir a terapeutas del habla pues se han contagiado de tartamudez y otros que ya levemente la padecían, se le ha incrementado el inconveniente y están en terapia intensiva.

En estos momentos, toma vigencia, más que nunca, la frase del siempre bien recordado Alvarito Arvelo.

¡Juéguensela cobardes!

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