La carrera a la presidencia de los Estados Unidos traerá grandes sorpresas. La geopolítica está cambiando a cada instante. Las grandes potencias se están jugando su hegemonía en diferentes partes del mundo. El poder militar y los mercados económicos son hoy determinantes, para levantar la bandera imperial.
Donald Trump luce como el casi seguro candidato de los republicanos. Tiene varios procesos judiciales pendientes, pero da la impresión que estos no van a detener su marcha a ser el postulado de los grupos más conservadores de los Estados Unidos.
El presidente Joe Biden tiene el beneficio, no escrito pero cimentando en la práctica partidaria, de siempre dejar el camino libre a un presidente que busca un segundo mandato. Biden es un experto en política internacional, pero lo complejo del mundo de hoy, lo tiene en problemas.
Sus tres grandes rivales son China, Rusia y los deseos de supremacía de países europeos, que años atrás eran aliados incondicionales de los Estados Unidos. Cierto que la OTAN es la fuerza común que domina en Europa, pero hay abiertas rivalidades con los norteamericanos.
Biden le ganó a Trump las pasadas elecciones. En este instante es imposible poder determinar cuál es el candidato presidencial puntero de los Estados Unidos. A nivel de partidos no hay dudas sobre Biden, con los demócratas y Trump, con los Republicanos.
Estados Unidos se ve acorralado por el avance económico chino, y los zarpazos de los rusos que no quieren dar un paso atrás. Dos conjunciones explosivas se dan, la económica y la militar.
Las guerras en baja escala van tomando calor, en especial en el medio y lejano oriente, que son territorios donde impera la ley del más fuerte. Hay una lucha entre Israel y los guerrilleros palestinos, que amenaza con terminar en una tercera guerra mundial.
Ucrania y Rusia siguen en guerra. Tendrá que haber diálogo y entendimientos. Europa, y sectores norteamericanos, buscan eliminar sanciones a Rusia y lograr un acuerdo honorable
Los Estados Unidos de hoy necesitan un presidente para sobrevivir a la crisis global y seguir manteniéndose como superpotencia. Para los dominicanos solo queda el camino de la observación y ver el desarrollo de las elecciones norteamericanas.
En un mundo sin ideologías y sin revoluciones, el poder imperial de los Estados Unidos seguirá siendo eje central en la vida económica, social y política dominicana. A esperar, a ver que traen los vientos del Norte. ¡Ay!, se me acabó la tinta.