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Según el último informe de la firma, el año 2024 estará marcado por recuperación, cambios y la consolidación de una nueva manera de hacer frente al mundo de los negocios.
El 2024 será un año de recuperación, cambios y de la consolidación de una nueva manera de hacer frente al mundo de los negocios, según el último informe de EY Chile sobre las macrotendencias que se vienen en la región. Así, se vislumbra clave para importantes cambios en el entorno geopolítico, en el mundo del trabajo, el consumo, la sostenibilidad y la tecnología.
“Hoy vemos el futuro con optimismo. Los bancos centrales han comenzado a relajar su política monetaria, los gobiernos ya instalados han debido buscar consenso para avanzar en reformas y nuestros principales socios comerciales, como son EEUU, la Unión Europea y China están marcando cifras económicas interesantes, que nos hacen pensar que el 2024 será un año de recuperación y consolidación”, comentó a DF SUD el líder de Mercados de EY Latinoamérica, Eduardo Valente.
La recuperación del empleo tras la pandemia y las oportunidades de trabajo remoto han empujado a los trabajadores a buscar compatibilizar temas como renta, tiempo libre y traslado hacia las oficinas, lo que ha resultado, por ejemplo, en una mayor predisposición a buscar cambios de empleo, sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Sobre esto, según la edición 2023 del estudio Trabajo Reimaginado EY, el 34% de los trabajadores de Latinoamérica (igual porcentaje a nivel global) estarían dispuestos a renunciar a sus puestos de trabajo.
En cuanto a las distintas generaciones, el 57% de la generación Z (personas nacidas entre 1997 y 2012) dejaría su actual empleo, 22% en el caso de los millennials (de 1981 a 1993), 34% la generación X (de 1965 a 1981) y 43% los baby boomers (1946 – 1964).
Además, la flexibilidad cobra un rol fundamental, ya que al 42% de los trabajadores encuestados en la región le gustaría trabajar de forma remota dos o tres días a la semana, y si llevamos la pregunta a 100% de teletrabajo, la cifra cae a 27%.
Debido a la escalada global de precios, las familias se han volcado a las marcas propias, a pesar de que han visto sus precios incrementados en los últimos meses. A nivel global, de acuerdo a EY Future Consumer Index, el 53% de los consumidores declara que volvería a las marcas premium solo si existe una diferencia de precio respecto de la marca propia; y 35% de los consumidores han mantenido la compra de sus marcas tradicionales, y pese al alza de precios no modificarían su comportamiento.
“Desde los años 80 que a nivel global no se veía una escalada inflacionaria como lo vimos post pandemia y, América Latina, al ser proveedor de commodities y servicios e importador de productos de consumo (tecnología, autos, farmacéutica), sintió esta escalada de precios con aún más fuerza. La tendencia de las marcas propias era incipiente, pero con cifras que no superaban, en promedio, el 10%-12% dentro de la canasta familiar. Hoy, en algunos países, esta puede llegar, dependiendo del segmento hasta en un 50%”, mencionó Valente.
Por otro lado, el 51% de los encuestados prefiere las marcas sustentables con menos embalajes y mejores ingredientes, privilegiando incluso esos atributos sobre precio o calidad. En esta línea, el wellness personal se reforzó y se ve una mayor compra de dispositivos para monitorear el ritmo cardíaco, la ingesta calórica y los ejercicios diarios.
Según el informe, probablemente desde la Guerra Fría la geopolítica no era tan protagonista en la agenda de ejecutivos, empresas y trabajadores. De esta forma, uno de los hitos que marcará este año es la ola masiva de elecciones presidenciales en la región. El Salvador las tuvo este domingo, Panamá tendrá en mayo, México en junio, República Dominicana en julio, Uruguay en octubre y noviembre, y Venezuela posiblemente en diciembre.
Además, se suman dos corrientes que se han transformado en una preocupación para gobiernos y la opinión pública: el aumento de la percepción de inseguridad y la escalada de violencia que podría traer importantes repercusiones para los procesos electorales en curso. Esta percepción también se apalanca en la nueva corriente migratoria que vive la región, y que sigue siendo liderada por Venezuela, seguida por Colombia y recientemente Ecuador.
La sostenibilidad dejó de ser una moda o una tendencia que marcaba hábitos de consumo, agendas políticas o causas sociales. Hoy, los consumidores y las empresas ven la sostenibilidad como una base donde se posicionan las organizaciones, los gobiernos y ciudadanos para hacer frente a las crecientes demandas sociales, ambientales y de gobernanza que enfrenta el mundo.
En cuanto al consumo, tendencias como cocinar lo justo y reducir el desperdicio de comida ya marcan al 90% de los consumidores en el mundo. La reparación de electrodomésticos, ropa o pensar en un segundo uso de las cosas ha llegado al 70% de la población; también, hay mayor prevalencia de envases retornables (bebidas, detergentes), donde el 40% de los consumidores está dispuesto a rellenar para aportar.
Si el 2023 fue el año de la disrupción de la inteligencia artificial, el 2024 será el de su consolidación. Ya se comenzaron a ver los beneficios de las empresas que tempranamente la adoptaron y lograron hacer más eficientes los procesos, la gestión y los costos. Para este año se vislumbra un mayor protagonismo en tareas como gestión de datos, seguridad, personalización de experiencias de consumidores y automatización de mensajería.
En este sentido, de acuerdo al último CEO Outlook, el 99% de los encuestados reconoce que invertirá en inteligencia artificial generativa (GenAI) debido a su “potencial disruptivo para sus negocios en los próximos años”. Sobre las empresas que ya la utilizan, el 64% de los CEO ve un impacto en dos años o menos y el 36% estima un impacto de entre tres a cinco años.
En cuanto a los consumidores, el 70% declara utilizar IA para consultas del día a día; 75% para recomendaciones personalizadas y el 70% para la búsqueda de ofertas y promociones. Sobre esto, Valente afirmó que “es un porcentaje que debiese ir en aumento por la masificación de servicios corporativos y los de uso diario”.
