Santo Domingo, RD.- El incremento de la abstención en los últimos procesos electorales ha llamado la atención de la ciudadanía, de la propia Junta Central Electoral, JCE, y de los grupos de observadores, criollos y extranjeros, de las elecciones dominicanas, llevando a la cuestionante sobre cómo accionar para, cuando menos, empezar a reducir dichos porcentajes, que han ido en aumento.
Súmese a la abstención electoral las malas prácticas de los partidos políticos de agenciarse, mediante pagos, un mayor número de votos, o neutralizar al voto por el contrario mediante el soborno o la compra de votos y cédulas.
La alerta esta vez la dieron los de la Misión de Observadores del recién pasado proceso comicial municipal, perteneciente a la Organización de Estados Americanos, OEA, quienes en un informe final sobre los hallazgos del referido proceso, afirman que: ¨…las y los dominicanos tuvieron la invaluable oportunidad de ejercer su derecho al voto y elegir a sus representantes locales, lo que les permitió definir el destino de sus gobiernos municipales para los próximos cuatro años.¨
Pero, indican, ¨Si bien reconocemos este logro, es crucial analizar las razones de la baja participación ciudadana para que en el futuro se tomen las medidas necesarias para incentivar una mayor presencia de electores en las urnas¨.
Criticando de inmediato la práctica de compra del voto en el país. ¨Como en pasadas elecciones, la Misión nuevamente reitera de manera enfática la necesidad de combatir la perniciosa práctica de compra de votos. Este fenómeno no solo constituye un delito, sino que socava el libre ejercicio del sufragio y mina la confianza de los votantes en todo el sistema electoral.
¨Insistimos en la importancia de que se adopten medidas contundentes para erradicarla. Su eliminación es una responsabilidad compartida de las autoridades administrativas, electorales, policiales y judiciales, así como de los propios partidos políticos y de la ciudadanía en general.
Ahora bien, ¿como enfrentar dos situaciones que limitan, entorpecen y afectan el desarrollo de la democracia, la institucionalidad, las buenas prácticas políticas y cívicas, y los procesos eleccionarios en la República Dominicana? Desde ya surgen voces que avizoran la necesidad de establecer, mediante reformas constitucionales y legales, la obligatoriedad del voto, para detener cuando menos la hemorragia creciente del abstencionismo, y sanciones de tipo penales, rigurosas, para el delito de la compra de cédulas y votos.
En el caso de la Constitución de la República Dominicana, según consigna el artículo 208, lo único que dice es que…el voto es un derecho y un deber ciudadano para elegir a las autoridades, es decir que No votar no conlleva ninguna sanción.
Revisando la historia de los procesos electorales en varios países de América Latina se puede advertir la transformación de la conducta de los votantes, a la hora en que se establecen régimen de obligatoriedad para el ciudadano acudir a las urnas, en cualesquiera de los procesos (municipales o presidenciales y congresuales).
El comportamiento de las votaciones, en lo referente al tema de la abstención indica, cuando menos en varios procesos electorales, ya sea de elecciones simultáneas o separadas, por ejemplo: En 1968, cuando fueron separados de los demás niveles la abstención fue 47%. Desde 1998 que esa votación se hizo conjuntamente con el nivel congresual, la abstención que se registró fue de 47%.
Cuatro años más tarde, en 2002, se abstuvo el 49 por ciento de ir a las urnas; en 2006 el 42% de la población y, en el 2010 el 43%. Como se puede observar, esa fue la abstención en las dos últimas elecciones municipales conjuntamente con las congresuales y separadas de las presidenciales.
Los dos últimos procesos electivos confirman la tendencia a la alza de la abstención electoral: la Junta Central Electoral (JCE) ofreció los datos finales de la contienda municipal, en el 2020 se abstuvieron un 50.86% de los votantes inscritos de sufragar, y en el último torneo, según datos de la JCE, no acudió a ejercer el derecho al voto un 53.33% de personas, de ciudadanos inscritos en el padrón que decidieron no ejercer su derecho al sufragio.
Pero qué ha sucedido en los países donde se estableció alguna forma de obligatoriedad del voto? Un análisis del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica revela lo que ha resultado, cuando menos en una muestra de 17 naciones latinoamericanas:
¨Entre 17 países latinoamericanos estudiados, encontramos tres tipos de régimen electoral: en seis países no es obligatorio votar, en otros cuatro es obligatorio, pero no existen sanciones y, finalmente, en siete países es obligatorio y hay sanciones por el incumplimiento (tabla 1).
¨Hemos correlacionado la participación electoral en las últimas elecciones presidenciales con el régimen de obligatoriedad –y sancionatorio– de cada país. El gráfico 1 muestra la participación promedio en los últimos procesos electorales de los 17 países según los tres grupos mencionados.
Las conclusiones son contundentes:
Cuando no existe sanción, la participación es ligeramente superior en países que es obligatorio (65 % en promedio) respecto a aquellos países en que no es obligatorio el voto (55 %).
¨En cambio, en aquellos países que es obligatorio y existe sanción la participación alcanzó el 82 % en promedio. Destaca el caso chileno, que ha vivido la reciente instauración del voto obligatorio con fuertes sanciones económicas para los infractores (190 USD). En este caso la participación escaló del 47 % en las presidenciales (sin obligación) al 85 % en el plebiscito (con obligación y sanción), más de 38 puntos.
¨En el extremo opuesto señalamos el caso panameño como el único país en el que sin sanciones efectivas administrativas o pecuniarias la participación sistemáticamente escala por encima del 70 % en las elecciones presidenciales.¨
Habrá entonces que plantearse una reforma para convertir de alguna forma en obligatorio el ejercicio del sufragio en la República Dominicana para detener la hemorragia de la abstención electoral?
Estarían los partidos políticos dispuestos a participar y empujar una reforma en tal sentido, conociéndose que son precisamente los protagonistas y quienes impulsan malas prácticas electorales que sirve a la abstención electoral?
Habría que empezar a motorizar la educación de la ciudadanía en el sentido de la conveniencia para la democracia y la gobernanza que se acuda a las urnas…