Santo Domingo, RD.- El viejo partido Revolucionario Dominicano, PRD, en sus taras que le obstruyeron llegar y mantenerse en el poder por varios períodos, parece haber sido superado con lo que fuera la participación de su nueva versión, el Partido Revolucionario Moderno, PRM, en la reciente competencia electoral municipal.
Llegar al poder y sucumbir ante sus propias contradicciones, convertirse en torre de Babel, que le impedía ponerse de acuerdo a todos para mantenerse, parece un reto que ha empezado a caminar hacia la superación: La integración de Faride Raful, Ramon Albulquerque, David Collado, Roberto Fulcar y Guido Gómez Mazara, entre otros connotados y vitales dirigentes de esa organización, a la campaña electoral reciente, es parte de lo que les dió ganancia de causa, arrasaron llevándose mas de lo que tenían proyectado, estratégicamente consignaron que su aspiración era ganar 120 alcaldías y lograron 135.
Impensable en el viejo PRD! En el otrora buey que mas jalaba, de cuyos dirigentes, por ejemplo, al obtener el triunfo Antonio Guzmán ya existía una hilera de dirigentes del partido blanco que se consideraban con los méritos suficientes para ser candidatos a la presidencia apenas días después del triunfo.
Dícese que el propio Guzmán decidió su suerte de vida ante la duda de si sería ofendido en su vergüenza, con acusaciones de corrupto de sus propios compañeros. Incluso dirigentes medios, de escasas luces y menos recursos materiales, intelectuales y de valores, se ufanaban en apuntar a ostentar la banda presidencial, porque la enseña del desbordante populismo del Jacho Prendío daba esa suerte de oportunidad.
Igual cuando llegó al poder otra vez el partido blanco, con Hipólito Mejía como candidato, cuéntase que apenas meses después, ya tenía el PRD en su faltriquera un rosario de aspirantes, entre los cuales sobresalía, por ejemplo, uno que empezaba el día rumiando sobre el valor de Hipólito como líder, se avecinaba a la tarde vociferando consignas sobre la gracia del presidente Mejía, pero al transcurrir las primeras horas de la tarde mortecina, y hacer efecto el libar etílico, terminaba a viva voz diciendo que su liderazgo era lo máximo y que sería el próximo presidente…
Pero no era el único subyugado por las aspiraciones, dentro de los suyos, eran otros más los que sucumbían a la magia del quehacer político para buscar ser candidato presidencial.
Ahora, hubo amagos de lo mismo, pero se impuso la sensatez, al parecer, y todos se alinearon ante el arte de empujar hacia lo posible: Ganar las elecciones municipales y fortalecer carrera por la reelección presidencial. Los principales aspirantes, con dotes innegables de talento y condiciones para la política y el poder, se pusieron en fila india tras Luis Abinader, la figura política del momento, depurado en su ejercicio y con evidentes talentos, que hasta llegar a la presidencia no se les conocían y hasta se les dudaban.
Luis Abinader hoy evidencia calificaciones que le colocan en la senda de un estadista, mas allá de las consideraciones sobre el ejercicio de su gestión, ha dado muestras de crecimiento, y de tener el talento suficiente para competir de cara a mas de un periodo gubernamental.
Ahora logro poner a todo el line up para jugar a favor del triunfo en las elecciones municipales, y por la reelección presidencial.
Todo este espíritu de equipo, esta nueva vocación de poder, actuando como un solo cuerpo, no era pensable por mucho tiempo en el antiguo PRD, de que dure depende que se consolide lo logrado y avance el PRM, tanto como sus predecesores, en el mantenimiento al frente de la cosa publica.
Aprendieron no solo a actuar con espíritu de cuerpo sino también a utilizar las viejas lides y trucos de los veteranos, que han logrado escribir en la historia republicana un ejercicio presidencial por varios periodos. La política es el arte de lo posible montado en hacer lo que hay que hacer para llegar y mantenerse en el poder.
Incluso apelar a la vieja consigna de Yaqui Núñez del Risco que sentencia que, es mejor arriba con presión y no abajo con depresión.