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Internacionales 
  • Por: La Redacción
  • jueves 29 febrero, 2024

Manuel Rocha admite haber espiado para la inteligencia cubana durante años

MIAMI.- El exdiplomático de Estados Unidos Víctor Manuel Rocha, que sirvió como máximo representante en la Argentina entre 1997 y 1999, se declaró este jueves culpable de cargos de servir como agente secreto para Cuba durante décadas, lo que traerá una resolución inesperadamente rápida a un caso que los fiscales describieron como una de las traiciones más descaradas de la historia dentro del servicio exterior norteamericano.

Rocha, de 73 años y que también fue embajador en Bolivia, dijo a un juez federal que admitiría cargos federales de conspiración para actuar como agente de un gobierno extranjero, cargos que podrían llevarlo tras las rejas durante varios años. Su abogado defensor indicó que los fiscales acordaron una sentencia, pero la duración de esa pena no fue revelada en el tribunal el jueves. Debe regresar a la corte el 12 de abril.

“Estoy de acuerdo”, dijo Rocha -que tuvo un paso diplomático como máximo representante norteamericano en la Argentina entre 1997 y 2000-, cuando la jueza del Tribunal de Distrito de Estados Unidos Beth Bloom le preguntó si deseaba cambiar su declaración de culpabilidad.

Los fiscales alegaron que Rocha participó en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba desde al menos 1981, el año en que se unió al servicio exterior de Estados Unidos, incluso reuniéndose con agentes de inteligencia cubanos y proporcionando información falsa a funcionarios del gobierno estadounidense sobre sus contactos.

Las autoridades federales han dicho poco sobre lo que hizo exactamente Rocha para ayudar a Cuba mientras trabajaba para el Departamento de Estado y en una lucrativa carrera posgubernamental, que incluyó un período como asesor especial del comandante del Comando Sur de Estados Unidos.

Rocha, cuya carrera de dos décadas como diplomático estadounidense incluyó altos cargos en Bolivia, la Argentina y la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, fue arrestado por el FBI en su casa de Miami en diciembre.

El caso se basa en gran medida en lo que los fiscales dicen que fueron las propias confesiones de Rocha, hechas durante el año pasado a un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por un agente de la inteligencia cubana llamado “Miguel”.

Rocha elogió al fallecido líder cubano Fidel Castro, al que llamó “Comandante”; calificó a Estados Unidos de “enemigo”, y se jactó de su servicio durante más de 40 años como “topo” cubano en el corazón de los círculos de política exterior estadounidense, dice la denuncia.

“Lo que hemos hecho… es enorme… más que un Grand Slam”, dijo Rocha en una de varias conversaciones grabadas en secreto.

Roch, de origen colombiano, tuvo un paso por la Argentina entre 1997 y 2000, durante una época turbulenta para el país: el fin del menemismo y el comienzo del gobierno de Fernando de la Rúa, con Domingo Cavallo al frente del Ministerio de Economía, que precedió al estallido de 2001 y una crisis política con cinco presidentes en 11 días.

En 1997, Rocha aterrizó en Buenos Aires, donde primero se desempeñó como Deputy Chief of Mission y, desde octubre de ese año, como Charge d’Affaires. Durante ese último período, hasta mediados de 2000, fue el máximo representante de Estados Unidos en el país, ya que la embajada no tenía un enviado oficial (el senador Jesse Helms nunca aprobó el pliego del reemplazante del exembajador James Cheek), pero su título oficial era el de “encargado de negocios de Estados Unidos”.

Demanda por la muerte de un disidente

Por otra parte, la viuda de Oswaldo Payá, un destacado disidente cubano que murió en un misterioso choque automovilístico, presentó una demanda contra Rocha, al acusarlo de compartir inteligencia que envalentonó a los líderes comunistas cubanos para asesinar a un influyente adversario político.

Payá murió en 2012 cuando su auto chocó contra un árbol en el este de Cuba, en lo que el régimen de la isla consideró un accidente causado por un error del conductor. Sin embargo, un sobreviviente aseveró que el vehículo había sido embestido por detrás por un Lada rojo con placas gubernamentales, una afirmación que coincide con las conclusiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del año pasado de que agentes de seguridad del Estado probablemente participaron en la muerte del activista.

En la demanda estatal presentada el jueves en Miami, Ofelia Payá acusó a Rocha de ser “cómplice” del “asesinato” de su esposo.

Rocha “ayudó directamente a funcionarios cubanos proporcionándoles inteligencia crítica que obtuvo a través de su autorización de seguridad ultrasecreta y sus roles influyentes”, alega la demanda. “Cuba no habría podido ejecutar a señor Payá con impunidad sin que el acusado conspirara y le proporcionara inteligencia y ayuda a la dictadura cubana”, añade.

La demanda, presentada el día en que Payá habría cumplido 72 años, subraya la profunda ira y el sentimiento de traición que siente la influyente comunidad de exiliados cubanos de Miami, que veía a Rocha como un abanderado conservador y uno de los suyos. Payá está siendo representada pro bono por el abogado Carlos Trujillo, hijo de inmigrantes cubanos que se desempeñó como embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) durante el gobierno de Donald Trump.

Si bien la demanda no cita ninguna evidencia que vincule a Rocha con la muerte, afirma que como diplomático y empresario después de retirarse del Servicio de Relaciones Exteriores de Estados Unidos en 2002 buscó formas de fortalecer en secreto la revolución de Castro.

Esos esfuerzos supuestamente incluyeron asegurar un puesto de 2006 a 2012 como asesor especial del jefe del Comando Sur de Estados Unidos en Miami, que tiene responsabilidad sobre Cuba.

“Debajo de este barniz de lealtad y servicio a Estados Unidos, el acusado mantenía una lealtad clandestina al régimen cubano”, alega la demanda.

Una revisión realizada por The Associated Press de cables diplomáticos secretos publicados por WikiLeaks encontró que durante 20 meses entre 2006 y 2008, diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana enviaron al comandante del Comando Sur 22 informes sobre las actividades de Payá, su financiación por parte del gobierno de Estados Unidos y sus interacciones con funcionarios estadounidenses.

En el momento de su muerte, a los 60 años, Payá se había ganado la reputación de ser el opositor más tenaz del gobierno cubano, habiendo creado una red de base de cristianos de ideas afines, llamada Proyecto Varela, para promover la libertad de reunión y los derechos humanos en la isla.

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